martes, 31 de julio de 2012
Inesperadamente
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No hace falta titulo
…Marcela duerme de día, tan acostumbrada
está que no tiene horario fijo de descanso, lo mismo le da por la mañana que a
la hora de la siesta, el caso es que siempre a las ocho en punto tiene que
estar en el local de abajo…la habitación que hace las veces de hogar ocupa la
tercera planta de un edificio antiguo en el centro de una ciudad más antigua
todavía y que solo se la conoce por su industria pesada y ruinosa…con el
tiempo, la fealdad de todo lo que le rodea ha ido convirtiendo su espacio en
una prolongación vulgar de las calles grises y el ambiente sórdido, que parece
contagiar incluso a los clientes que acuden cada noche a verla a ella y sus
compañeras, por que Marcela, trabaja y vive de noche, también entre la rutina
de cuatro paredes, pero hace años que no entiende otra cosa que el lenguaje de
la luna y su influjo en hacerla disfrutar de la entrega al dios del ocio y la
oscuridad…
Cuando está sola en su cuarto, la desnudez
de las tapias, sin color ni adornos, no consiguen abrigar su melancolía, que
regresa a ella continuamente si está despierta…
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Códigos de silencio
Tema: La amistad casual e inesperada que surge
entre dos mujeres y que con el tiempo se hará indispensable y necesaria para
sobrevivir al infierno de los malos tratos.
Argumento: A principios de los años ochenta, Clara y
Pablo, recién casados, se trasladan a vivir a una urbanización de las afueras
de Madrid. La necesidad económica obliga a Clara a aceptar las normas y el
juego que latentes gobiernan la vida en un aparente remanso de tranquilidad y
paz, a veinte minutos del ruido y la contaminación,
así
conoce a Elvira, once años mayor que ella y con dos hijas, que poco a poco irá
abriendo los ojos de la joven e inexperta Clara a la realidad que la rodea y
que a cambio se agarrará a su amistad como a una tabla salvadora del naufragio
turbulento que vive personalmente con Abel, su marido.
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¡¡Qué condenados minutos!!
…Que las prisas no son
buenas, que más vale perder un minuto en la vida que la vida en un minuto, que
sí, que me peines despacio…
He pillado la
indirecta…pero no sigas insistiendo con el absurdo del reloj parado, no te escudes
en las horas muertas, no vaciles ni un segundo que los instantes desaparecen
sin haber aparecido nunca…y deja de reírte de mi por perder la pista del
despiste que luego vuelve emocionada y atrevida al girar el jamás valiente de
la razón torcida, para naufragar en los mares sin profundidad ni playa de la casualidad,
otra mentira, por vender firmados, a la baja y mal, los papeles locos e
imposibles de la libertad, tan sensata, tan perseguida…y no me hagas más burla,
que aunque no quiera te veo, en todos los espejos, en la cara escondida de la
luna, en los vértices enredados de un trapecio colgado del tiempo, el mío, el
que me sobra, el que cuento, el que me espera…
Un rato después...
Yo fui testigo del atropello señor guardia, le puedo describir
con todo lujo de detalles lo que ocurrió, ¿sabe? por qué yo estaba agarrada a
su brazo y también ha podido pasarme a mi, no se puede imaginar el susto, lo
que me faltaba para no dormir por las noches…que no estoy bien y encima esto,
que parezco un despojo, y una y otra vez chirrían las ruedas quemadas por el
frenazo…le voy a contar señor guardia, pero y si aquel desbarajuste de chatarra
nos mata…ya no vamos a poder ir seguros ni por la acera, y tiene que decírselo
a alguien, a su jefe, al alcalde, a quien corresponda…por que mire usted, casi
todas las tardes mis amigas vienen a casa y tomamos un cafecito juntas, ya
sabe, unas galletitas, la partida de cartas, con nuestra edad que vamos a
hacer, que ya son casi setenta los que llevo a cuestas, y Rosario, ahí donde la
ve, son 80 del ala, que por eso, y por que está operada de una rodilla, que lo
ha pasado muy mal la pobre, si hasta ayer mismo llevaba muleta…pues a lo que iba,
que a eso de las ocho y media, una de nosotras la acompaña, por si las
moscas…
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Planeta mundo
En primera persona
…Tengo 46 años, trabajo de ayudante en una
notaría, vivo aún con mis padres y a mi novio le gustan los hombres, aunque ni
el mismo lo sabe…Hasta hace un momento, estas precisas afirmaciones me han
servido para adaptarme a las normas, y también burlar lo establecido, eso sí, a
golpe de sentimiento y lágrima…pero ahora,
ante la mirada de otra mujer, con el cuerpo al aire y en cueros el alma,
no quiero alargar más tanta mentira, no puedo continuar con esta farsa…
La conocí anoche en un bar de copas…ella
bailaba sin parar y yo bebía sin querer… no sabría explicar el impulso que me
llevó hasta sus ojos, supongo que necesité huir del tiempo, o simplemente mi
corazón reclamaba compañía harto de dormir solo…
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Sábado
…Y es que el compadre Jenaro se estaba haciendo viejo, cada vez tardaba más en contar sus batallitas después de la cena, así luego venían las prisas para el retrete, el vaso de agua tibia y la oración…
…Se escurrió entre las sabanas con el ansía pegado a los pulmones, respiró hondo y con ojos duermevela, se dispuso como todas las noches a repasar meticuloso y al detalle, la agenda del día siguiente:
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Cada instante en un suspiro
…Me llamo JUAN, he vuelto del olvido…desde
este pulpito de silencio que la oscuridad me brinda y ante vosotros lectores,
cómplices fugaces de mi propio purgatorio, me dirijo a ti, que tan llena eres
de gracia como harta de pasado, tan falta de memoria como herida de nostalgia…Y
aunque me ignores, y aunque sepa que en vano velo cada noche el sueño de tu
piel, sin poder rozarte, seguiré intentando que despiertes, para que me
escuches, para que descanses, para que me entiendas…
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Lo inexplicable,
Sensaciones oníricas
Instrucciones para una cita
El timbre no suena, el teléfono calla hace
horas y ella sigue mirando fija la pared, concentrada en sus palabras mudas que
repite hastiada para no olvidar, para no recordar, para seguir respirando...
Ni calor, ni frío, el ruido de su corazón
amenaza el silencio y una lágrima desesperada escapa furtiva de su razón, y es
entonces al roce de esa lluvia casi invisible que se deja llevar…
Hay otros mundos fuera y lo sabe, como sabe
y siente propio el derecho a vivir otra cosa que no sea una vida sin latido,
sin color ni suerte, desde que aquel día sin sol la soledad visitara su casa
para mudarse permanente a su alma, y poco a poco hacerse dueña de su ser, sin
pedir permiso, sin pagar renta, sin dar explicación…
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Deletreando palabrerías, ejercicios del verbo y bla bla bla...
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