lunes, 14 de marzo de 2016

CRISTALINOS Y OPACOS 




   ...Y con gesto agradecido hacía los aplausos y los ánimos de los presentes reunidos en la plaza, Casimiro empezó a hablar...

   Si esta mañana me hubiera mirado en un espejo, como lo hice en aquella otra del 23 de Febrero de 1981, ya tan lejana, seguro que mi reflejo también pasaría desapercibido hasta para mis propios ojos, por que el trazo del destino es el que es, firme e incuestionable...y cuesta acostumbrarse a ser casi invisible, a resignarse a una existencia matizada en tonos grises, a ser un héroe y que nadie te lo agradezca, sí, cuesta, y mucho...pero afortunadamente he tenido años y tiempo de sobra para adaptarme y hasta en algunos casos sacar partido y provecho de mi al parecer, liviano y volátil existir...mi madre se enteró que estaba embarazada de su octavo hijo, yo, unos días antes de perderme por el camino cuando se dirigía a la casa donde limpiaba por cuatro duros...y por que alguien le avisó que se le había caído algo...para mi padre fue diferente, a peor, ni siquiera me había registrado en el supuesto libro de familia del que supe cuando murieron y por que hubo que
arreglar papeles, y hacerse cargo de sus deudas y terminar de pagar el  cuchitril de cincuenta metros cuadrados en el centro, donde nos habíamos criado...entonces yo acababa de cumplir los doce, como si nada, como siempre y comprendí en parte el encogimiento de hombros y la mueca desconcertada del maestro cada vez que pasaba lista y mi “servidor” pasaba inadvertido a sus oídos, y mi presencia a su atención...la otra parte la había comprendido ya con la falta de mimos y de cariño de quien se supone te los tiene que dar, y al castigo de una soledad no elegida en juegos y risas, por que mis hermanos y mis compañeros de la escuela no terminaban de distinguirme...menos mal que mi hermana Carmen tuvo compasión, un tanto diáfana eso sí, de mi figura desgarbada y flaca, de mi aspecto enfermizo y demasiado aniñado y se encargó, no sin esfuerzo y fastidio, de aclarar ante un notario que tampoco se dio cuenta de que yo estaba allí, mi indocumentada situación, aunque no debía ser el único con aquel problema, reconocí bajando las escaleras cuando nos marchábamos, a un chaval algo más pequeño que yo que andaba como de puntillas sobre el piso de tarima vieja, quejicoso y protestón con otras huellas y que ante la indiferencia general, en realidad flotaba sin rozar el suelo...me intrigó su forma de escurrirse entre mesas y sillas y entre las sombras de los demás sin levantar sospechas, así es qué me quedé allí como un pasmarote de aire, contemplando su ir y venir de sala en sala, persiguiendo el rastro de una pareja que desde luego no había reparado ni una sola vez en la incertidumbre y el desasosiego del chico...no me costó que él también me identificara como un igual y su media sonrisa triste fue suficiente para sentir, aún no lo había hecho nunca, calor y latido en el corazón...
  
   ...Casimiro cortó su discurso espontáneo y con cara circunspecta, sin embargo controlaba al detalle la reacción popular a sus últimas palabras, y no reanudó el discurso hasta que el silencio esperado se instaló en el ambiente, y la paciencia y el sudor frío dieron sus frutos con la aclamación en una sola voz para que continuase...

   ...Y ustedes se preguntarán que tiene que ver toda esta historia de oscuros recuerdos familiares y niños raros, con lo que me ha traído hoy 15 de Mayo hasta aquí, pero yo les explicaré con un solo nombre el sentido de estos párrafos, de estas frases hilvanadas con vidas transparentes, como la de Nicasio, mi amigo del alma...el hombre al que debo mi ser y del que aprendí a sobrevivir inmaterial en un mundo vertebrado por formas y cuerpos...ya es hora de rendir homenaje a su anonimato, a su valentía y por qué no, a su compromiso con un futuro que desgraciadamente no llegó a tentar siquiera...desapareció esa aciaga noche del 23 de febrero, delante de mí y yo no pude salvarle...

   ...La exclamación de los asistentes fue acorde con el tono de reproche que Casimiro se hizo teatralmente a si mismo...el golpe de efecto resultó un éxito, el publico estaba entregado a su oratoria y devoto, quería más...

   ...Como habrán adivinado, Nicasio era ese muchacho que levitaba sobre la tierra sin apenas proponérselo y que sin embargo centró mi curiosidad de inmediato, quizás por que un imán de atracción imperceptible para otros, palpó lo etéreo de nuestras semejanzas para convertirnos desde ese mismo instante de miradas cómplices y conciencia resignada, en inseparables...
   Desde nuestro encuentro en el registro, los meses pasaron muy deprisa y la adolescencia como una ráfaga de viento espiritual que nos unió más si cabe en aventuras y despropósitos...ante lo incorpóreo de nuestros rasgos físicos, tuvimos que echar mano de otras capacidades, digamos que más originales en algunos casos, y misteriosas en la mayoría, divertirse era fácil en época de ignorancia y mentecatos para fantasmas y espectros, así los setenta nos sorprendió con la juventud recién estrenada e intactos los sueños tangibles...la necesidad de un trabajo serio tomaba el relevo a las pillerías típicas de unos gamberros gaseosos y a las chapuzas baratas para ayudar con el puchero...mis hermanos fueron abandonando el hogar y a la vuelta de un despiste, me quedé solo, bueno con Nicasio, que hacía unas semanas había abandonado una habitación mínima con un colchón a dos calles de aquí y la tutela definitiva de sus padres, total tampoco le iban a echar de menos...y cuando peor se presentaba el panorama, nos enteramos que con eso de la muerte de Franco y no sé que rollos de la transición y una cosa que se llamaba democracia, había un edificio que se llamaba Congreso y que se podía conseguir un puesto de conserje con apuntarse en una lista y hacer un examen básico...Nicasio y yo, lo tuvimos claro... y en cuanto los administrativos responsables de la elección, acertaron con el contorno sombrío de nuestra persona, también...como iban a prescindir de dos tipos ya de por si con naturaleza anodina y plomiza...y así, vestidos con nuestro color favorito y un sueldo fijo a final de mes, nos instalamos en una somera felicidad...alterada eso sí por la aburrida y monótona indolencia y desinterés del resto de la plantilla que compartía rutina y lugares comunes, y la enorme dificultad para encontrar novia...si, no se lo tomen a mofa...nunca nos lo habíamos planteado hasta ese preciso momento, justo cuando Adelita Caricias cruzó por delante de nuestras narices dejando un reguero de contoneo y un perfume dulzón que mareó hasta la razón de cemento de las Cibeles...

   ...Casimiro soltó una carcajada estudiada, coreada por muchos y envuelta en una ovación que aceleró su orgullo y sus ganas...

   ...Ay Adelita, a lo mejor algún nieto suyo anda por ahí, escuchando los suspiros de este pobre viejo que besaba por donde pisaba su abuela...pero no voy a entrar en detalles de un triangulo amoroso digno de una película del mejor Hollywood, baste decir que hartos de insistir en demostrarle a ese ejemplo de feminidad nuestro ente más atractivo, a ese monumento, que teníamos otras virtudes ocultas que compensaban la carencia de sustancia...celebramos con la mayor juerga posible sus calabazas, cuando nos anunció apuntando directamente a los ojos que llanamente intuyó, que se casaba con Renato, el frutero de la esquina...aún permanece esa fecha en el calendario caduco de mi cocina marcada en rojo, bueno esa y las siguientes por que no salimos del burdel en vete tu a saber las horas...la borrachera y la resaca era una, las chicas nos cogieron el truco y no nos dejaban ni a sol ni a sombra y entre charla y amor postizo, le fuimos cogiendo el gusto a esa excitante forma de evaporación...vaya nochevieja la del 80 para el 81...no fue incolora como las anteriores, no...yo diría que nos sacó toda la gama del colorao al encarnao y hasta el amarillo...quien iba a decir que en plena maduración de los componentes abstractos de nuestra ya vulgar y sólida personalidad, a tiro de una masa que se nos resistía y con el reciente traslado de nuestros sentimientos y emociones al burdel La playa en la nacional dos, nos iba a durar tan poco la alegría...

   ...Una mueca trascendente que borró en un segundo el semblante jaranero de Casimiro, atravesó la atmósfera de la glorieta, atrapando en una nube de intriga, el alboroto suspendido de los congregantes...

   ...23 un número como otro cualquiera, febrero una hoja de almanaque más... un lunes que llegamos tarde directamente de la talla 120 de sujetador de las gemelas Dominguez, con la melopea todavía cantándonos “...algo se muere en el alma...” y entonces sucedió...oímos los disparos y corrimos por el pasillo en dirección a los gritos...las puertas de acceso al hemiciclo estaban cerradas y custodiadas por guardias civiles, metralleta en mano y la mala hostia dibujada debajo del tricornio...nos escondimos en un despacho auxiliar y temblando por si, lo más complicado del mundo, nos habían detectado de alguna manera, nos pusimos a darle al manubrio del pensamiento, haber que se nos ocurría...el plan era infalible, primero teníamos que averiguar lo que pasaba dentro, cuantos eran y lo que pretendían, lo segundo, aprovechando la nitidez de nuestro esqueleto, escapar en un descuido y dar el aviso en la comisaría de detrás...anochecía despacio, el sudor mojaba lo inverosímil de unos nervios derretidos y unos músculos que no respondían...Nicasio ya no aguantaba más, lo note en sus movimientos torpes, en su tartamudeo tímido, en la precipitación de su osadía...quiso hacerlo todo a la vez, y el tropiezo absurdo con olor a peligro alertó a uno de los uniformes oliva, que acobardado disparo a lo que creyó un bulto y no era más que un imposible hecho de vacío y hueco...

   ...Esta vez la pausa fue auténtica, se saltó un protocolo inventado por que las lágrimas le atragantaban las cuerdas vocales con el cariño por el ausente...

   ...yo me refugié en un rincón y cuando la bravuconada del Tejero con bigote acabó entrada la madrugada, me escabullí para llorar un capricho de las circunstancias que ningún periódico mencionaría, ningún político incluiría en sus gracias y ningún mortal, salvo las putas de “La playa” y yo, le echaríamos en falta...juntos le enterramos ese miércoles 25 de Febrero de 1981...y ahora juntos, ustedes y yo, en esta oportunidad que me han brindado para sacar a la luz de Sol los otros hechos acontecidos en tan señalada cita con el pasado...guardemos un minuto de respeto a su memoria...

   ...Casimiro, satisfecho con el resultado de su petición...apagó el micrófono y sacó del reproductor el cd de efectos especiales para “elocución y plática” cuyo tempo se había aprendido al dedillo, luego con una cerveza en la mano y a la salud infinita de Nicasio, se asomó a la terraza a disfrutar del olor a revolución que ojalá y así lo deseaba, aconteciera en un futuro por favor no muy tardío, con tanta gente, tanta tienda de campaña y tanta verdad instalada en esa, su plaza...y que a él, jubilado traslucido y corriente, al menos, efímero o eterno, un poco le rozase...

           

domingo, 17 de enero de 2016

DE CÓMO VENDERSE AL DIABLO SIN DARSE CUENTA




                  


  ...Abrí la puerta. Tenía prisa y no miré al suelo, quizás fue por lo qué tropecé con algo cuando cerrada la llave, me dí la vuelta. Me quedé desconcertado...nadie había llamado al timbre, tampoco recordaba estar pendiente de ningún envío, pero allí estaba aquel bulto sin forma definida, envuelto en un papel marrón vulgar, sin ninguna dirección, sin ningún remite, sin ninguna pista que pudiera darme una idea de qué era aquello...por mi mente a la velocidad del rayo desfiló un sin fin de propósitos absurdos que tuvieran sentido, mientras mis prisas se fueron archivando en el sistema neurológico sin más y su objetivo, se perdía inexorablemente en la parte más efímera de mi memoria...y es qué no conseguía quitar la vista y el cerebro de aquel paquete, supongo que por que todos escondemos en la conciencia retazo de hechos inexplicables, misterios sin aclarar, espacios oscuros o simples casualidades, equivocaciones, bromas...sí, eso pensé, tenía que ser alguna broma...por eso no me atreví a tocarlo aún, y me senté en la escalera intentando ganar un tiempo que se había parado. Mi razón exigía sin embargo darle solo la importancia necesaria al asunto y golpeaba insistente con sus neuronas la piel de mi impaciencia...cuanto antes se descubriera el enigma, antes se despejarían las dudas que pulsaban el latido de la otra dimensión de mi corazón...por que lo cierto fue que al inclinarme para recoger lo que suponía una caja, mis manos no acertaban de ninguna manera a levantar y sujetar aquel fardo que amenazaba ya con otra posible definición de disparate...con una sonrisa boba y el temor de que una cámara me estuviera grabando para provocar quien sabe si una carcajada anónima o un estudio sociológico para una encuesta subvencionada, reaccioné comprobando por techos y rincones la prueba de mi sospecha, y me cercioré, que los vecinos del rellano, no delataran su presencia testimonial con ruidos harto conocidos...fue entonces cuando osé, utilizando la corpulencia de mi metro ochenta y la fuerza de mis músculos, trabajados durante años en un gimnasio, arrancar de cuajo la insistencia de semejante cosa a permanecer pegada a un baldosín, y consecuente a esa energía desatada, fue también el costalazo que me dí cuando mis dedos resbalaron por una superficie que se iba reblandeciendo al contacto cálido y vivo de mi ser...me rasqué la cabeza como en un tebeo de los setenta, y absorto por completo en descifrar el jeroglífico en el que se había convertido aquel jueves de abril, opté por observar minuciosamente el contorno de su volumen...pero cuál fue mi sorpresa que cuanto más acercaba mis pupilas al entorno de su contenido, el formato original, si es que era capaz de dibujarlo en mi retentiva, alteraba su tamaño en la misma proporción que el susto se hacinaba en mi garganta, para salir pitando a las primeras de cambio en improperios y exclamaciones con la boca abierta...ya sí que no entendía nada...¿era un sueño?, ¿me estaba volviendo loco?, ¿una mentira?...¿y si entraba en mi apartamento otra vez?, ¿y si me iba?...y mientras divagaba entre preguntas que a mi me parecían existenciales y cuyas respuestas se concentraban en un envoltorio de aspecto inocente, que descarado se estaba quedando conmigo...eso, sea lo que fuese, se empezaba a mover...el miedo me pilló desprevenido divagando en una nube de interrogaciones, el estremecimiento y el escalofrío también, me tapé la cara y me encogí, sabiendo a ciencia cierta que algo reptaba como una serpiente de masa maleable directamente hacía mis zapatos, atronando con un susurro ininteligible el temblor de mis huesos y el aire frío que respiraba...luego un olor sin descripción registrada, embriagó cada poro de las paredes de mis otros sentidos, y algo parecido al asco revolvió las entrañas instaladas hacía rato en el estomago...el contacto inminente, que por un instante creí preludio de mi defunción, no se hizo esperar en mi sobresalto, pero como un sentimiento recién nacido, calmó de repente, con su llanto de piel de gallina, la angustia esperpéntica que segundos antes disfrazaba mi existir...como un guante de arcilla convertido en sensación, aquello, abstracto e invisible, se ajustó sin contemplaciones a las medidas de mi esqueleto y un ligero mareo de placer místico cerró mis ojos...una luz blanca parpadeó en las sienes y...
   Una música estridente que identifiqué como el sonido alborotador de mi teléfono me despertó de mi letargo...desperezándome de una posición fetal que entumecía por segundos mi despiste...
—...oiga???...llamo de la oficina de objetos perdidos...ha recibido usted ya lo que le pertenece???...verá alguien muy generoso lo encontró caído váyase a saber donde según sus propias palabras, y lo entregó con la esperanza de ser devuelto conveniente y discretamente a su dueño...necesitamos confirmar la entrega, así qué si es tan amable de...
   Otra vez una sonrisa boba como único gesto del rostro y una expresión de idiota como única mueca de la realidad, y se me encendió en un palpito el ayer, y la niebla de los pretextos, y el error de las jodidas prisas...supongo que por que todos escondemos en la conciencia retazo de hechos inexplicables, misterios sin aclarar, espacios oscuros o simples casualidades, equivocaciones, bromas...ya no dictaba tiránica la suerte ajena, ni los caprichos circunstanciales o un destino esquivo con el futuro...el ahora se reveló con ganas, resuelto en traje valiente, sin cuestionar la esquina de cualquier donde, el secreto a voces de un como, ni la segura traición de todos los porqués...y yo, ignorante al cuando, huido de puntillas, en una fecha sin apenas escapatoria en el almanaque del remordimiento, ese jueves de abril, había recuperado mi alma...¿olvidada?...