domingo, 27 de octubre de 2013

15 Abril

   ...escaso, mínimo, imperceptible, leve, somero, ligero, fútil, inverosímil, suave, dulce...así es el te quiero que se pierde en la inmensidad de mi sentimiento...en la grandeza de cada emoción que roza mis sentidos cuando pienso en ti...en el caos de mi desesperación por no tenerte al despertar, por el vacío que la noche recorte a la imagen de tu ausencia...escasas las palabras pueden contarte lo que te amo, mínimos mis silencios te pueden contagiar lo que te añoro, imperceptibles mis gestos son capaces de transmitir lo que te deseo, leves mis lágrimas pueden mojarte con mi impotencia, somera mi sonrisa puede llorar la distancia más cercana, ligeros mis lamentos son suficientes, fútiles se evaporan mis suspiros por tu piel, inverosímil sigue mi ansiedad, suave te acaricio en mis sueños, dulce me fundo en tu ser...

   ...y mi sangre recorrió la suya a la misma velocidad que sus venas de cristal se rompían en las mías...y supe en la visión de sus ojos, que no habría otro horizonte más tentador, más inmenso, más hermoso...porque cuando su sonrisa mojó mi existencia ya no había ayer, ni mañana, sólo el momento, ese mismo que ella inventaba...y su nombre vistió todas mis palabras, y sus manos rozaron mi calma, y su piel limpió mis ganas...y ya nunca amé, ni amo ni amaré, otra boca, otro corazón, otro todo que no seas tú...mi vida, mi muerte, mi alma...



domingo, 13 de octubre de 2013

14 Abril

   ...Pensó en ti...por eso no se fue...hubiera sido una carga demasiado pesada...atrapado en su propio espejo, no quiso que te rozara ni su sombra, pero tu lo has comprendido, cuando los buitres rondaban hambrientos el cadáver descuartizado de su espíritu...tu espíritu...tu madre no te lo hubiera reprochado, ella en realidad pasó de puntillas...no se quiso enterar de lo que pasaba...él, tu...sospechas injustificadas, para ella lo más importante era verle feliz, verte feliz...luego la enfermedad, el triste despertar después de su adiós...todos la querían, todos la compadecían...a él le odiaban, había una razón, tú...forastero que usurpa el trono de flores del reino perdido...perdido y encontrado en ella...luego en ti, su hija...y tu ¿qué podías hacer?...le quieres...

   ...Le querías...se casó con ella...con tu madre...no fue por dinero...no hubo fortuna heredada...fue por ti...era una forma más de estar cerca...la historia se repetía, comentaban por ahí...ella no tuvo suerte con los hombres...tu tampoco...eras muy pequeña y ya sus intenciones despuntaban el disimulo, la discreción, la vergüenza...corrías a su encuentro y él te levantaba en brazos...ella desde la ventana, todos desde el rencor, notaban sus roces de amante, sus frases embaucadoras...el vértigo recorría el débil corazón de tu madre y os daba la espalda...nunca quiso enterarse de lo que pasaba...sospechas injustificadas...la luna avisó a medianoche con su canto de plata y tu, ya mujer, le esperabas...y esperaste...



domingo, 6 de octubre de 2013

13 Abril

   ...Nunca sabrán desde donde...ellos, él...yo sí...no traías equipaje...aquella chaqueta...y debajo, debajo calamidad, frustración y frío...mucho frío...el invierno permanecía pegado a ti aunque el sol quemase...y al alba te gustaba refugiarte en mi cuerpo...las heladas y la niebla sembraban la tierra con el rocío, y tu carne tiritaba leve, sumisa al roce de mi amanecer...¿y hoy?...es sudor el que empapa tu mirada...miedo...el odio existe cuando hay razón...y sonreía...su cara se transformó en el mapa de la felicidad...pero tu ya lo sabías...no te costó reconocerle...y la canción...en un pueblo pequeño, ¿qué esperabas?...todos te dieron la espalda...él no, ni yo...yo sigo aquí sin pretender, sin querer...curioso destino...huir...has vuelto para huir...yo te he visto regresar y sucumbir a la tempestad de los reproches...no los de él...pobre...a los bordes afilados de las suspicacias...¿donde vas a ir?...no tienes camino que andar...

   ...No tenías camino que andar...fue por eso que accediste a una aventura lejos...él no te ofrecía lo que tu necesitabas...y tu sueño, ese retrato en tu habitación...el mar, un barco...¿quien era ese hombre que te señalaba?...
apenas habías cumplido los veinte, pero para alguien con alas tan extendidas, estas cuatro casas y un cielo tan bajo, resultaban una jaula...él te la forró de oro...y tu falda corta...y el primer pintalabios...tu pelo es blanco...tienes arrugas en el cuello y manchas en las manos...aún no es tarde para regresar...tu casa, tu nombre...al mediodía, los pájaros callaron y el sol se ocultó...él subía al desván como un autómata, los truenos incluidos en la tradición, amenazaban ya...buscaba algo en que ocupar el lastimoso sopor que intuía en la experiencia...el periódico amarillento asaltó su estupidez imprudente...trece días sin bajar de allí...rodeado de polvo...convertido en uno más de tantos trastos inútiles...sin comer, sin beber, sin dormir...no sintió...pensaba en ti...