...Pensó
en ti...por eso no se fue...hubiera sido una carga demasiado pesada...atrapado
en su propio espejo, no quiso que te rozara ni su sombra, pero tu lo has
comprendido, cuando los buitres rondaban hambrientos el cadáver descuartizado
de su espíritu...tu espíritu...tu madre no te lo hubiera reprochado, ella en
realidad pasó de puntillas...no se quiso enterar de lo que pasaba...él,
tu...sospechas injustificadas, para ella lo más importante era verle feliz,
verte feliz...luego la enfermedad, el triste despertar después de su
adiós...todos la querían, todos la compadecían...a él le odiaban, había una
razón, tú...forastero que usurpa el trono de flores del reino perdido...perdido
y encontrado en ella...luego en ti, su hija...y tu ¿qué podías hacer?...le
quieres...
...Le querías...se casó con ella...con tu
madre...no fue por dinero...no hubo fortuna heredada...fue por ti...era una
forma más de estar cerca...la historia se repetía, comentaban por ahí...ella no
tuvo suerte con los hombres...tu tampoco...eras muy pequeña y ya sus
intenciones despuntaban el disimulo, la discreción, la vergüenza...corrías a su
encuentro y él te levantaba en brazos...ella desde la ventana, todos desde el
rencor, notaban sus roces de amante, sus frases embaucadoras...el vértigo
recorría el débil corazón de tu madre y os daba la espalda...nunca quiso
enterarse de lo que pasaba...sospechas injustificadas...la luna avisó a
medianoche con su canto de plata y tu, ya mujer, le esperabas...y esperaste...
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