CONMIGO SIN TI
...De la esquina afilada de un callejón sin
nombre, perdida en la caótica armonía de una noche con luna llena, surgió
aquella sombra sin forma, estampada en el claroscuro perseguidor de un reflejo
de lluvia...y como intuición con esquirlas que atraviesan mortales las tripas
del cerebro, el dibujo de sus pasos se fundió en mis huellas, para sobresaltar
el letargo borracho de una despedida sin adiós ni beso...y mientras temblaba
con la sospecha disfrazada de confusión y boca seca, sentía los nervios
instalados en un eterno escalofrío, y percibí impotente, como la razón ruin y
descarada, escapaba de mi mente en huida clara y cobarde...entonces un aliento
caliente y sutil rozó el pellejo de la duda, y antes de darme la vuelta para
cerrar los ojos al impacto de su presencia, mi corazón crucificaba al miedo dejando
de latir, y a la fuga de las emociones, el terciopelo helado de una voz
conocida envolvió el sueño sin alma, al que sucumbí...
...Por un instante, solo uno, quise creer
que nada de eso había sucedido, que la escena en el restaurante se disiparía
como humo sin gris, y que el silencio de su mirada bastaría para decirme
todo...pero allí estaba, entre sus brazos, al amparo de su paciencia y
columpiándome entre los labios esquivos de su sonrisa rebelde...
Hubiera
permanecido en ese símil de paraíso hasta que la madrugada agonizase en el
amanecer, y con la memoria en blanco para no espantar la quietud del momento,
no sea que por si acaso, el chasquido de unos dedos como un suspiro,
desvaneciera el truco mágico de tan lucida resaca...una sombra, unos pasos y el
aliento espeso del miedo mordiendo mi nuca, era cuanto recordaba de hacía unos
minutos, cuando el alcohol en sangre enfurecía el remordimiento, y sin mirar
atrás abandoné la cita con fecha y hora en el calendario...quizás el ansia de
una conversación esperada, la necesidad de contemplar sus gestos, o el ímpetu
resentido de un deseo salvaje incapaz de controlar, pero lo cierto es que no
supe, no pude mantener la sensatez, el juicio, ni medir las palabras salpicadas
de ironías y sarcasmos...tendría que remontarme a un encuentro casual, la
sorpresa incierta de un flechazo que se clavó en mi sentimiento como dardo
envenenado, la tortura de comprender que ya era imposible vivir sin ella...¿y
para qué?...un monstruo invisible se había apoderado del entendimiento, y a mi
alrededor la incertidumbre de su misterioso proceder desataba en proporciones
iguales ira y lujuria...y a pesar de ello y por ello, la amaba...Pretendo
ahuyentar con un débil intento la correosa consistencia de ese pensar en un
inútil insistir en mi cólera, y solo consigo un entornado de parpados para
evocar en una nube de colores dulces la desnudez de su cuerpo, las caricias de
su piel, la entrega a un placer desmesurado, y me dejo llevar...es entonces en
uno de sus más leves susurros, que retorno casi sin querer a las probables
circunstancias, a la situación en difícil equilibrio, al asfalto de acero que
sujeta el peso de este existir sin ser...
En mi carrera a ninguna parte, después del
golpe en la mesa y el odio quemando la garganta, debí suponer que las cosas no
se quedarían ahí, en otra discusión celosa, en otra vana disculpa con flores
amarillas y mimos desesperados, adivinaba que su expresión condescendiente iba
a tener consecuencias irritables, por eso me marché...antes de que el instinto
primario y violento que estallaba en el pecho y los oídos me ganasen la
partida...y la dejé en su siempre perfecta y frágil postura, experta, confiada,
con una ligera mueca de suplica y pena que arrastraba como su incredulidad en
mi horizonte a la nada...
¿Y ahora qué?...su perfume embriaga la
decisión, enreda el sentido del tiempo convirtiendo su carga en volátiles alas
ahítas de libre vuelo...y me regodeo en la angustia, el susto, la venganza...mi
rabia prisionera de un despiste al no reconocer su santo y seña, tan
desconcertante, tan caprichosa...puntear el rastro de mis suelas con las suyas,
esconder su imagen en la tiniebla de un rincón sin estrellas para aparecer como
un fantasma detrás de mi afán por olvidar, su aura atormentando las estampas de
mi memoria...y el beso que no la dí muere en mis ganas, y el adiós que no la
dije se evapora en su propio significado, y acurruco mi error en su cintura,
divagan los temores como buitres merodeando su presa...la busco en el pasado,
la encuentro en el futuro pero la importancia del presente reaviva las llagas
para un sumiso encogimiento de hombros, una mezcla inconfundible de alegría
triste, y cientos de cicatrices abiertas a la profundidad de un precipicio de
donde nunca saldré...por que su esencia sin reproches ni rencores atrapa mi
impulso, y me presta su ayuda de valor incalculable para levantarme del suelo
del inconsciente, y descubro un matiz diferente en esta recién estrenada
complicidad, un calor tranquilo que calma el tiritar errante de carne y huesos,
un nuevo paisaje bordado en pétalos de arco iris...
—¿Por
qué los has hecho?...¿por qué me has perseguido?.
...El disparo sonó a hueco, el mundo
también...y en ese fugaz, espontáneo convencimiento de que compartíamos algo
más que un engaño, como amantes en un íntimo secreto descubierto, sus pupilas
descansaron en las mías para callar empapadas un “yo no he sido” con sabor
amargo a la historia se repite, mientras mi espíritu se quedaba huérfano de
oportunidad, destrozado y herido, junto al suyo...
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