—...vamos
no digas tonterías, ¿que tienes que ofrecer aparte de tu conciencia de
asesino?
—...mato
gente, es verdad, pero no tengo por que tragar con los remordimientos y la
culpa de quien me hace el encargo…
—…de
eso me ocupo yo…tu sólo aprieta el gatillo, es así de fácil…
—No,
he dicho que no…
El Pelanas rechazó la pistola tendida y se
marchó dando la espalda lentamente al escupitajo de soberbia convertido en amenaza…
—…¡¡Te
arrepentirás!!...
El Pelanas y Catarritos eran mellizos de
distinto padre…en el barrio nadie sabía, pero todo el mundo sospechaba que algo
extraño y más allá de lo físico, marcaba la diferencia entre uno y otro, aunque
los dos nacieran y crecieran como hermanos…
Coralines parió sola, en un colchón
mugriento y sin tripas, que apenas sirvió para frenar el ímpetu con el que el
primer niño salió disparado entre las ingles…anestesiada por el dolor y el
caballo, Coralines ni sintió que una segunda criatura se le escurría, como una
lágrima, por las piernas…
Prostituta ocasional de monos y sobredosis,
Coralines compartía cuchitril de patada en la puerta con un puñado de
heroinómanos, que como ella, deambulaban por esquinas y rincones buscándose la
vida, para luego colgados de una aguja, pico a pico, quitársela…
Tres horas de llanto infantil después,
desangrada y abandonada en el mismo sitio donde dio a luz, la encontró la
policía, todavía con la jeringuilla pinchando la vena y el cordón umbilical,
arrancado de cuajo, enredado en sus manos…
Los dos criejos agotados de frío y hambre
se durmieron en brazos de un agente hasta que despertaron desgañitándose en la
habitación de su abuela, un mastodonte por fuera y por dentro que vio en la desesperación
de su hija una oportunidad para depender, y así lo haría, de los servicios
sociales…
De pasado misterioso, la Sultana se instaló en el
extrarradio cuando, decían las malas lenguas, cazó en el altar al tonto del
Meapilas, un ignorante
fanfarrón
que el único colín que se había comido se le había indigestado el mismo días
que le dejaron, con una niña retrasada, y a la que por compasión adoptó,
creyendo que era suya…encoñado de las tetas y las caricias fáciles de la Sultana , puso a sus pies
lo que poseía y hasta que esta le había enterrado de una estoica borrachera
hacía más de un lustro, su convivencia transcurrió entre palizas mutuas y el
suplicio del rencor y el resentimiento,
enquistados
por la necesidad de una cariño que ni siquiera existió al quedarse embarazada,
ni al venir al mundo Coralines, una hermana entrañable para la Pilitas y un fastidio para
sus padres, a la que tampoco quisieron, ni le dedicaron más tiempo y atención,
que rellenar algunos formularios, como la partida de nacimiento o la matricula
de la escuela, que
Coralines
abandonó, como el infierno helado de su hogar, a los doce años…
Ya desde pequeña, la niña despuntaba maneras
en sus travesuras, y por su disposición a meterse en todos los charcos traspasó
enseguida la fina barrera entre rebelde y descarriada y luego perdida…así, sin
permiso ni control y demasiado desarrollados su cuerpo y astucia, se las
ingenió para engañar a un panoli estirado y pedófilo al que había desplumado en
el segundo encuentro para fugarse con su novio, un pijo sinvergüenza del que
siempre estuvo enamorada y que la dejó tirada a las primeras de cambio en otra
ciudad y una cuneta…a partir de ese instante, a Coralines sólo le importó
sobrevivir…
...Dando tumbos, regresó a sus orígenes
ayudada por la amiga de turno y correrías, y del Meapilas, que unos meses antes
de morir había conseguido contactar con ella
para la firma de unos papeles de su ya esquilmado testamento, como una
premonición del futuro de los dos y a la que por obligación y algo de pena
envió calderilla y un billete de autobús…
Coralines, tropezó en la misma tentadora
piedra y recayó en el mismo hoyo de donde aún no había salido y entre malos
consejos y peores compañías consumió su ya leve y fugaz esperanza de
rehabilitación y dijo adiós a un efímero borrón y cuenta nueva…por que qué
estuviera preñada fue lo de menos, que no supiera de quien tampoco la afectaba,
pero el que ocurriría después con tantas responsabilidades y ataduras, la
convirtió en carne de cañón de su propia debilidad e impotencia y antes de
volverse loca, se entregó sin pensar a su puta suerte que con 19 y el
sufrimiento cosido a su piel, se la llevó por delante dejando en su eterna
ausencia, un regalo envenenado y sin envolver…
Fue la Pilitas quien se hizo cargo de los chiquillos,
fue ella quien les dio ternura y cuidados, mientras su madrastra, la Sultana , se dedicaba a
diestro y siniestro a pedir ayudas, haciendo gala de un encanto natural rayando
en el desparpajo y si fuese necesario, no tardaba en mostrar, en el escaparate
de su rostro excesivo en facciones y maquillaje, un estudiado registro de
lloros, lamentos, y su famoso suspiro que desarmaba hasta el más pintado…
De sus nietos, ni pío…por no malgastar
palabras, ni los puso nombre…tuvo que ser la Pilitas , con sus inocentes entendederas , quien
los empezase a llamar como datarían en el Registro Civil…Pelanas y Catarritos
Ramirez Calvo, de madre Coralines Ramirez Calvo y padre desconocido…
El Pelanas era peludo y rubio, de ojos
claros y boca siempre dispuesta, tanto a decir las cosas claras como a besar
los labios que se pusieran a tiro, o a los que les hiciera falta…era tan hijo
legítimo de su madre, que manifestaba desde el principio igual que el
envoltorio de pelusa en el que llegó un aura mágica, su mismo perfil indómito y
las mismas formas revoltosas de enfrentarse a la realidad…
Catarritos por su parte, asomó de casualidad
a la existencia, enclenque y enfermizo, arrastraba como una sombra pesada y
oscura, su pálida tez y la huella profunda de sus ojeras…pero a pesar de
permanecer casi entera su infancia postrado en una cama pendiente del
termómetro y el jarabe de la tos, era una muchacho vivaracho que adoraba a su
hermano menor y al que le unía un vinculo especial repartido a medias entre la
devoción y la envidia…
A los 14, el Pelanas no aguantó la
situación, la Sultana
inmóvil y empotrada en una depresión fingida, la tomó con ellos y con el genio
característico, a la minima soltaba mamporros y exabruptos sin venir a
cuento…los chavales hartos de su brutal conducta y de padecer aquel calvario,
decidieron por su cuenta hacer lo que consideraron mejor para cada uno, o
levantar el culo y ahuecar el ala o capear el temporal con la cabeza metida en
el agujero…así el Pelanas la primavera del 92, hizo mutis por el foro, con
insultos y reproches como preciadas pertenencias en la mochila de su corazón,
el dedo pulgar entrenado en el arcen de la carretera y algo de dinero ahorrado
a base de picardías y trapicheo…
Del Pelanas no se volvió a tener noticias
hasta que apareció, muchos recurrieron al azar, en la boda del Catarritos, pero
los enterados dicen que fue este quien le había avisado, aprovechando las influencias
de su puesto de alto ejecutivo en aquel conglomerado de oficinas y empresas,
donde, los que le trataron comentaban que se movía como pez en el agua…”quien
te ha visto y quien te ve”… le vociferaba su abuela, la tarde de la semana que
se dejaba caer por el suburbio en mercedes con chofer y gafas de sol, maqueado
con traje elegante confeccionado a medida y corte de pelo de asesor de imagen…
—…que
te crees que no sé que solo vienes a ver si me he muerto…
—…abuela,
no digas eso…
—…tu
y tus negocios porculeros…menos mal que de algo ha servido mi sacrificio…pero
quieres que me muera para quedarte con lo poco que tengo…
—…ya
no tienes nada abuela, sólo este piso…
—…no
eres un drogadicto como tu madre y como tu hermano, pero ellos eran buenos, tu
eres una serpiente, rastrero y sibilino…antes lo vendo pero no te daré el gusto
de que me robes con tus enrevesadas artimañas…
Catarritos con suma paciencia soportaba como
un jabato los envites de la vieja y asentía dándole la razón y por que en el
fondo era más que lista y acertaba en los propósitos y pensamientos de su
nieto…
—…el
piso no abuela…la manzana entera…—susurraba ambicioso…
—…esa
mujer no es para ti…si estuviera aquí el Pelanas…hasta en eso te quieres
parecer a él, pero no puedes…la
Princesa siempre le pertenecerá…la has convencido con tu
labia ponzoñosa y la has comprado por un
talón en blanco, pero yo no voy a seguir tu juego de pompas y encajes
mentirosos, una falsa boda de cara a la galería, para alimentar el orgullo de
tu maldad y donde los sentimientos son de plástico barato…
Catarritos al oírle decir eso, tuvo la
impresión de estar escuchando a un fantasma y con el latido a cien y el
resquemor estallando en su mente, dio una vuelta por los sitios de su niñez
intentando calmar los nervios del odio y curar de esa guisa la traición de su
memoria al evocar en su imaginación las sentencias de la Sultana , y en una sucesión
de dibujos y cromos, como una película de clase b mal montada, la escapada de la Princesa con su hermano,
el regreso de esta con el porte y las orejas caídas y el silencio sellando el
secreto escondido de su fracaso…y como al limite del imposible, se dejó seducir
por Catarritos, educado, rico, servil…dañino, ruin, cruel a partir de descubrir
el engaño unos meses antes de la boda, la Princesa con la excusa de un viaje de trabajo se
había reunido con el Pelanas, Catarritos herido en su vanidad de alimaña no
perdonó la injuria, hábil en el disimulo y como un témpano sin inmutarse ni
rechistar, seguía a lo suyo, acostumbrado como estaba a llevar la batuta, con
los preparativos de la ceremonia, y maquinando receloso y ladino, la venganza
con trampa y con cartón…
…Y ahora en el banquete, los invitados
disfrutan de un menú de lujo y en un jardín decorado como un edén para tan
magnifico y famoso acontecimiento…la Princesa mariposea de grupo en grupo ajena a la
conversación, impaciente y trémula por saludar a su cuñado y quedarse a solas
con él…
—¿Por
qué me has hecho venir?—el Pelanas ofreció su cara más amable…
—…hay
rumores de que eres un criminal a sueldo…—Catarritos sirvió su desprecio en una
copa de vino…
—…vaya
las suposiciones vuelan…—el Pelanas se sentó en un sillón tapizado de flores
rojas…
—…quiero
proponerte algo…te pagaré bien…
—…no
dejas de especular, ni cuando te casas hermanito…te noto cansado…deberías coger
unas vacaciones, ahora que eres dueño de lo que anhelabas y más…o quizás no,
¿no encuentras las escrituras del piso de la abuela?, ¿no te parece raro?...
—…¿te
estás riendo de mi?...—Catarritos desafiante se encaró con el Pelanas que se
levantó como un resorte …
—…no
mereces ni una carcajada…yo también tengo contactos…eres un bicho
miserable…sabes de sobra a lo que me refiero, y sin embargo no haces más que
meter la uña en la llaga…
—…ella
te amaba, ¿Qué pasó?...quiero saberlo, te lo exigo…—le cogió por las solapas de
la chaqueta, vil y arrogante…
—…¿no
te lo ha contado?...
—…yo
soy un caballero…
—…de
quita y pon, y lleno de complejos… yo no te lo voy a contar…el pasado pasado
está…
—…no
me digas…con tus antecedentes de muerto de hambre, delincuente de alcantarilla,
cadáver nauseabundo…¿sigo?...que pronto olvidas…
—…lo
que pasara entre los dos no es de tu incumbencia…ella merece un respeto…
—…el
único que merece un respeto soy yo…está embarazada de un hijo tuyo y ni puedo,
ni quiero cargar con la humillación y el ridículo que supone, por eso te daré un cheque de seis cifras, si
la matas…
Al Pelanas se le había parado el pulso, le
faltaba atmosfera que respirar…intuyó al recibir la embaucadora y cálida
invitación, que no había que estrujar mucho el cerebro para leer en
transparente caligrafía, las ocultas y latentes intenciones que estaban detrás
del mensaje…y aún así acudió puntual y de etiqueta en la fecha y hora señalada,
fiel a su carismática expresión y leal a la gracia de sus rasgos, acentuando
más si era posible, su encanto tan pillo como atractivo, y acompañando a la
espera y al asombro de un enlace con disfraz mediático, y con pleno
conocimiento de causa, al peligro de meterse directamente en las fauces del
lobo…pero era más fuerte el amor y cedió al chantaje…
Y a continuación de la propuesta de
Catarritos, tan absurda como feroz, ¿por
qué no había intentado explicarle, justificar, demostrarse?...prefería huir
otra vez de su sangre gemela, que sentía hirviendo en ira y quiso cogerle por
los hombros y con frases delicadas y dulces compensar su temor, y velar por el
sueño de su quimera, sincerándose…
Pero al Pelanas se le atragantó la amenaza
cobarde y se había parado en seco…
—…¿no
te marchabas?...—bravucón y chulesco, Catarritos le lanzó su peor mueca…
—…he
reflexionado y…he cometido errores, deambulando de aquí para allá sin rumbo
fijo, es hora de plantarse y tomar decisiones…ya no hay marcha atrás…—el
Pelanas del semblante perfecto y brillante estampa, burló un guiño a la pirueta
del destino…
—…haces
lo que debes, si no la matas tu…se lo pediré a otro…sé de alguien que se
divertirá de lo lindo—Catarritos le brindó el arma socarrón y con el habitual
desdén…
—…te
vas a quedar con las ganas…
El Pelanas la cogió sin dudar y sacó un
documento del bolsillo…
—...¡¡las
escrituras!!¡¡Cabrón!!...—Catarritos no pudo digerir la sorpresa…
—…se
te adelantó la Sultana …
…y
sin mover un músculo, sin pestañear, le disparó entre las cejas…
In media res (empezar por el nudo para volver al planteamiento normal de exposición-nudo-desenlace)
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11 Abril 2011