...Era un pueblo habitado por alientos y suspiros de sueños
muertos…inventaban barreras para el amor. Que la ropa apareciera como el gran
impedimento. Que el amor fuera un nudo. Otro duende muerto. Que el amor se
hiciera solo. Despacio. Con toda la vida por delante. Que el amor durmiera a
ratos y que, al despertar de golpe, se impacientara como el niño que insiste en
tenerlo todo…Solamente aquellas personas de vidas secretas y torcidas podían
comprender los silencios…La tierra parecía sangre tendida a secar al sol…El
tiempo pasaba tan deprisa que rompía la memoria de las cosas…Cuanto más creía
amar, el amor se le iba haciendo más pequeño…Cuidaba el honor de ella como un
bosque vigila la luz insolente de la luna…Cuando las palabras hacen milagros
nace el poema…un poema sabe lo que no sabes…un poeta quiere que sus lectores
sean también poetas…el poema hay que mirarlo, es un retrato del alma…com si
acabés de sortir d’una mena de mort…Era como una lluvia con sol en el pensamiento…una
flor es como un beso ciego…Viajar es ser tu mismo…me ponían milagros por
vestido…las respuestas prohibían el viaje del pensamiento…Dormía con una mano
inventada que cada noche le acariciaba la mejilla…No siempre las respuestas
sencillas son las verdaderas…Querida era decir estimada, la palabra más palabra
de todas las palabras catalanas…t’estimo…
…las olas quietas mecían tus ganas y yo…yo
miraba…los ojos inquietos se perdían en el horizonte de tu cuerpo mojado en
azul y verde, en blanco y plata…te sabía salada y dulce y amarga…a ratos…cuando
descubrías que el tiempo pasaba pero no existía…entonces me contagiabas la
desidia del abandono en tus brazos, en tu voz callada, en el latir confiado de
tu razón…no eran unas vacaciones…desembarcamos allí después de una pésima
organización de lo que creímos el viaje de nuestra vida…llevábamos ya…¿Cuántos años?...¿te
acuerdas?...nos enamoramos de sus paisajes, su viento, su cielo y su mar…juntas
habíamos decidido…y juntas decidimos no volver…y ahora…noche a noche releo en
tus labios sellados, el reproche del sopor…y te pregunto en vano…¿regresamos?...no
dices nada nunca, nunca señalas la pista que me haga encontrar la misma mujer
que horas atrás reconocía en los gestos, la mirada, la caricia…navegábamos en
momentos anclados en otros momentos, y las palabras eran las mismas que nuestra
memoria escribió ayer, anteayer, el primer día…un amanecer tuve miedo, me
despertó el sueño huraño de la muerte anunciada…te busqué a mi lado y no
estabas…no estabas en la isla…lo supe desde su instante, por eso no derramé más
lágrimas que sonrisas…sólo me quedaba la playa…el sol quemaba mi locura, y en
el horizonte…las olas mecían el olvido de tu nombre…
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