Se buscaron…con las
manos, con los ojos, con los labios ávidos de otra boca…los latidos salvajes de
una pasión aún latente, desbocaban los pechos y los tentaban a salir
necesitados de roce…la noche era completamente negra, y apenas el horizonte
invitaba a mirar…no hacía falta…los brazos sujetaban el cuerpo bañado de brisa,
y la piel se erizaba al contacto de cada aliento…las horas del reloj se pararon
en la medianoche, y la distancia se redujo al hueco que quedaba en el corazón
al incorporarse, apenas milésimas de segundo, para respirar con ansía el olor
de la otra…el viento trajo el silencio y aquel minúsculo reducto de libertad,
el que creaban los dos cuerpos entrelazados, se convirtió en un universo húmedo, dulzón y extraviado en los susurros y gemidos que rompían el vacío,
denso, callado…en un beso apareció la luna, y por cada caricia de miel, una
estrella reflejaba un sueño…el de aquel momento…el del encuentro…entonces una
palabra, un te quiero perdido entre los dedos del alma…una sonrisa triste y
después las lágrimas donde naufragar…y al borde del alba amanecieron sus ganas,
entre olas de algodón y nubes de sal…cubrían sus seres desnudos con el gesto
rebelde del deseo y con las flores mágicas de la eternidad…allí, quietas la una
en la otra y para siempre enamoradas, donde acaba el mar…
…Y después…no queda nada…tu
voz que desaparece vaga por los rincones de mi mente…tu imagen que se confunde
con el horizonte de mis pupilas…tu piel que se desvanece entre mis huellas
dactilares…y después…abrir mi memoria de par en par, y luchar contracorriente
para no olvidar…tu mirada, tu caricia, el roce imposible de un beso de almíbar…evocar cada milimétrica sensación y elevarla al cubo de lo infinito,
para despistar la amnesia a que somete la distancia…transparente, invisible
como mi amor…el que alimento cada segundo con el posterior…el que crece en mi
ser como mi propia existencia…el que lleva tu nombre grabado en cada renglón…y
después…escribir palabras que te lleven emoción, esperanza, trozos de
futuro…letras nacidas de tu olor, tu sabor, tu tacto…soñar los sueños que tantas
veces soñamos juntas, dormidas, despiertas…contemplando el aire vacío por si
aparecen las alas blancas que anuncien el encuentro…y después…morir en
vida…revivir la muerte y buscar…buscar la semilla que plantó el azar una noche
de diciembre…regar con paciencia el tallo fuerte que rompe el tiempo, y esperar
sin llorar despedidas, sin heridas desesperadas, sin ingratas amenazas del
reloj…esperar el fruto prohibido, el que brota en las entrañas de la pasión, en
el fuego amarillo del deseo, en el lado oscuro de la razón…y después…amarte…en
presente, pasado y un nuevo verbo creado en nuestro mundo…siempre…por que
después de ti…nada…
Es un arañazo en la
mente, un navajazo que atraviesa la razón, una herida descarnada que vierte
lágrimas de ira…y tu que me miras sin ver, que me llamas sin decir, que me
buscas sin saber…es egoísta la noche y esconde entre sus dedos de sombras, el
miedoso reflejo de la luna…y yo te espero donde acaba el mar, abrazada a las
olas que susurran tu sal, y clavada en la arena que añora tu roce…entonces el
silencio cubre la oscuridad y el crepitar de mi fuego desata el viento…no
quisiera recordar…pero apenas si puedo vencerme a mi misma cerrando mis ojos vacíos, huecos, muertos…son nuestros momentos…están en mí, a mi alrededor, los
respiro…es tu risa quien estremece el último latido…es tu mano quien sujeta el
corazón…es tu beso en mi boca…y a los bordes del alba, mi alma desparece
prendida al gesto de tu nombre, a la caricia de tu mano, al bies de tu brisa…
No hay comentarios:
Publicar un comentario