MARY SOMETHING
...Fueron la casualidad, el azar o el
destino y unas cuantas gotas de amor y desamor ajenas a mi y en proporciones
idénticas, las que después del tiempo necesario para la mezcla y el reposo de
los acontecimientos trajeron inesperadamente
y de rebote a mi vida a Mary Something...al principio creí estar frente
a una persona sin definir del todo, trazada con los rasgos propios, gruesos y
muy bien marcados de la inexperiencia y la juventud...me costaba entonces
prestarle la atención necesaria, salvo por su constante machaqueo en las muchas
conversaciones, nunca profundas, de fuertes y entusiastas convicciones en
aspectos que para la mayoría teníamos olvidados...quizás esa utopía invisible
que relataban sus inocentes y hasta atrevidos discursos ralos, o el roce de la
coincidencia y sus momentos distraídos, convirtiendo su compañía en amistad
lenta, han convencido sin notar que me estaba calando y casi sin querer, a mis
sentimientos de aceptar la suerte y el regalo que supone sin más, conocerla...
Ya va por el séptimo año que no deja de
sorprenderme su entrega al arte de aprender y madurar su propio camino, de cómo
sin perder la identidad de su origen, un pueblo andaluz, pequeño y de humilde
tradición minera, ha enriquecido sus señas incautas, con tripas y corazón
adoptados de si misma en las continuas batallas de la gran ciudad, superando
con éxito, sus exigencias y requisitos para sobrevivir lejos del mar arbolado y
verde de su infancia y su calma...al que regresa, todo hay que decirlo, siempre
que puede o se lo acerca con visitas familiares, encantadas de venir a verla, y
memoria que salpica nuestros encuentros de recuerdo, nostalgia y vida...
Como la que llena la fiesta de sus ojos,
dispuestos siempre a la caricia tierna, la risa sin pasaporte o el llanto
sincero de lluvia y viento fresco...
Larga y huesuda, y en la cara tantas pecas
como sonrisas, se te acerca con gesto decidido y firme, nada que ver con su
andar desgarbado y confuso, su galgo al lado y unas ganas inmensas de contagiar
los detalles de su pasión, los animales y los ancianos...por eso no cejó su
empeño testarudo de trabajar con ellos, unos en cuerpo y alma, dejándose la
piel y los sentidos para empapar de alegría y dedicación el borde de sus
colchones, otros en alma y cuerpo, evadiendo la mente a disposición de sus
sentidos y su piel cuando se lo permiten...
Mary Something, ella es así...cercana
reconociendo y superando sus miedos, su inseguridad y dudas, distante y hasta
un poco cobarde en el compromiso, no en ese de la lealtad y el de darte, no, es
en el del error, el equivoco, que mancha y emborrona de realidad su fe y su
optimismo, el que golpea con su tristeza fatal e inevitable la frágil
melancolía...el que revuelve muecas
francas en arrugas tímidas, haciendo que se refugie en la orilla contraria,
alejada y temerosa de seguir adelante...y claro que su carácter afable y
simpático compensa la incertidumbre del reparto generoso de sus emociones
porque de esencia inquieta, aún en la vulnerabilidad de sus silencios, nunca se
para, nunca enmudece el susurro valiente de sus sueños, nunca desvanece en el rebelde
suspiro de su deseo de vuelo tranquilo, curioso y honesto...
Mary “algo”...algo ingenua, algo tenaz, algo
caótica, libre…toda una autentica tormenta de naturaleza y verdad...
En un rato he quedado con ella...llegará
puntual montada en su bicicleta, cómplice humana y fiel, engalanada como en
cada ocasión, a imagen y semejanza...tarareando las notas distorsionadas de una
radio que solo el acento de su voz escucha, y cuando lea las palabras que por
fuera y por dentro intenta esbozar su retrato, acertado más o menos...se
encogerá de hombros y me confirmará: “...es lo que hay...”
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