domingo, 16 de junio de 2013

Vértices y aristas

Supuesto: Un personaje del cual desconocemos tiempo y espacio, se recrea en
                determinados espacios significativos de su vida.





      Se moría. Micaela lo supo cuando al levantarse aquella mañana de abril, su sombra se quedó tumbada en la cama…así me lo dijo, después de esperar tranquila y paciente, hasta que yo me desperezase desayunando…
—…ya ves hija, ya ves…precisamente ahora que parecía estar disfrutando de una segunda juventud…y no es por nada, por que preparada estoy para el viaje desde que me tuvieron que ingresar por lo del corazón, pero me quedan algunos asuntos pendientes y los quiero zanjar cuanto antes, por si acaso…¿tienes algo que hacer esta tarde?...
   Me había acostumbrado tanto a sus gestos discretos y sus palabras amables que aquella pregunta directa y algo exigente me pilló desprevenida, se despistaron mis pensamientos y con la voz ausente en un renuncio, no tuve más remedio que asentir con la barbilla y delatar la inquietud del instante, dibujando en mi rostro una mueca de sorpresa que debería haber sido una sonrisa, triste, pero una sonrisa…

   Tampoco podía negarme, en los casi tres años que llevaba viviendo con ella había sido como una madre cariñosa y atenta, dispuesta siempre a hacerme lo más cómoda y grata mi estancia en su vivienda de renta antigua…lo menos que se merecía era que en semejante situación le prestara la máxima atención posible y acudiera a su cita al salir de la universidad…
—…quiero que demos un paseo por un sitio en especial, contarte una historia y ojala que reírnos juntas cuando te enseñe unas reliquias del pasado…¿seguro que no has quedado con nadie?...
   Estaba terminando mi tesis doctoral y la presentación sería en junio...mi supuesta vida social se reducía a algún café con compañeros y una o dos cenas al mes con sesión de cine incluida…Micaela debía creer que ser mujer, joven, rubia y una inmejorable dirección en el centro era suficiente para hacer rebosar las líneas de una agenda que desde luego no era la mía…
—…lo digo por ese chico sin pelo, el del nombre difícil…creíamos que era tu novio…como dice Pepín, con lo maja que tu eres…y mira que Pepín será lo que sea, pero es un hombre…
   Habría que hablar largo y tendido sobre Pepín, el vecino solterón y sarasa del quinto…y sobre el humor ácido y corrosivo de Ignacia o de Fuencisla, viuda alegre y la prima hermana de mi padre, mi primera opción cuando decidí venirme a Madrid…ellos tres y Micaela formaban una familia peculiar que me acogió como propia y a la que aprendí a querer y respetar…
—…y no vayas a pensar que es que me molestas…que yo estoy muy a gusto contigo hija…pero es que estás en edad de merecer y el arroz a partir de los veinticinco se nos pasa enseguida…
   Micaela seguía a lo suyo, con sus suposiciones casamenteras, mientras un ligero escalofrío recorría mis nervios con la dolorosa idea de su ausencia…
   Cualquiera lo hubiera dicho, con el berrinche que me llevé cuando Fuencisla con la mayor naturalidad del mundo comentó por teléfono:...lo felices que se van a poner mis gatos …en mi alergia insufrible a estos animales se evaporaban buena parte de mis ambiciones y mi futuro…por que no iba a permitir, aunque ella hubiera sido muy capaz,  que Fuencisla se tuviera que deshacer de “Melancólica”, “Nostálgica” y “Pretérito”, no me perdonaría el remordimiento de sus espíritus maullando por mi egoísmo provinciano de la ciudad a toda costa, pero tampoco me iba a dar por vencida, así como así…
   Suerte que en la visita de rigor para descartar su posibilidad, entre excusas, disculpas y la verdad de una nariz roja como un pimiento estornudando quinientas veces, se cruzó otro comentario que levantó mis ánimos hasta el cielo…mira que no acordarme, si mi amiga Micaela estaría encantada, algo de compañía y unos ingresos extras nunca sobran a nuestra edad…
   Así es como fue que desde la sugerencia de la capital como destino de mis proyectos estudiantiles, y un trabajo de media jornada como administrativa en la biblioteca de la facultad, que me había costado Dios y ayuda conseguir...mis padres se estrujaron el cerebro para tergiversar a su manera, la normalidad de un apartamento alquilado o un piso compartido...estarás mejor con alguien de confianza, por lo menos al principio, luego ya veremos...y para no alterar la buena disposición de mis progenitores acepté la propuesta de dejar el pueblo, condicionada eso sí, por un trato que ponía en evidencia la niña mimada que abandona el nido solo a medias...
   Pero en realidad, lo que me encontré con Micaela y su universo mullido y confortable fue el escenario perfecto para sentirme yo misma y ser libre...así había sido hasta ese momento, justo cuando me confesó ese palpito que automáticamente se instaló en mi pulso y aceleró preocupación, dudas y sentimientos mientras las agujas del reloj dormían la siesta retrasando en mi cabeza segundos, minutos y horas...
—...cuando quieras hermosa...
   Micaela se había pintado los labios, el habitual moño canoso y al borde del descuido, brillaba con mechas repeinadas de luna y estrella, un vestido primaveral verde esperanza y chaqueta gruesa de lana completaban con bolso de piel y zapatos negros de medio tacón, la estampa desconocida de una anciana, que agarrada a mi brazo salió a la calle como recién cumplidos los veinte...
—...esto antes era una plaza...los árboles del paseo formaban un triangulo que delimitaba las aceras y las esquinas, donde ahora están las fuentes y los bancos de madera...¿ves aquel edificio tan blanco de enfrente?...en la planta baja estaba la escuela a la que nunca pude asistir...que envidia me daban aquellos niños, leyendo y escribiendo mientras mis hermanos y yo nos tiznábamos entre leña y carbón...ellos tan limpios y cantando canciones...nosotros sucios y llorando cansancio por los cuatro costados...yo era una cría que no levantaba un palmo del suelo cuando mi hermana pequeña enfermó, entonces mi abuela suplicando...como si la estuviera viendo...con esa dignidad que la gente honesta lleva como único apellido, consiguió que las monjas del sanatorio, a regañadientes, hicieran un hueco al cuerpo tísico de su nieta y a mi me dejaran velar en su cuidado...se me daba  bien eso de vigilar la fiebre, calmar la tos y recoger los vómitos... y no tardaron en darse cuenta que con mi esfuerzo aliviaba su afanosa tarea...si, no hace falta que digas nada...la clínica de renombre que majestuosa ocupa aquella fachada de la derecha ha sido mi casa las tres cuartas partes de mi vida...allí descubrí la miseria de la posguerra, la grandeza del ser humano y el amor...
   Micaela calló para que el silencio embriagara sus recuerdos...apretó el paso y arrastró con sus huellas la curiosidad de mi interés y la extraña sensación de estar asistiendo en directo al pase exclusivo y privado de una película con guión de su memoria y la evocación como principal protagonista...
—...¿sabías que hay más de 250 cementerios en Madrid?...
   Su pregunta sin respuesta rompió el hielo que me tenía congelada ante un camino de piedra salpicado en los laterales por tumbas de lápidas marmóreas deterioradas con flores de plástico y fechas marchitas...
—...vengo aquí cada semana desde septiembre de 1975...cuando mi alma se rompió...
   Después de permanecer un rato incalculable repasando los datos borrosos de un nicho a media altura, Micaela con aliento y energía renovadas dirigió la zozobra de mi intriga hacía una cafetería con toldo azul...
—...te dije que te contaría una historia y lo voy a hacer, pero tienes que prometerme que aunque no te muerdas la lengua, no me juzgarás...
   Muda por segunda vez ese jueves, un imperceptible arqueo de cejas debió bastar para que Micaela ajena al fugaz relámpago de humildad que se estampó en mi mente rebuscase en su cartera y me tendiese un sobre abierto sin remite ni señas con una cuartilla gastada en su interior...
—...anda léela...
   Supongo que fueron las lágrimas de un llanto emocionado, los latidos de mi pecho desbocándose, o sus ojos claros y transparentes mirándome sin pestañear, que unas ganas tremendas de abrazar su menuda y frágil figura, pintada con trazos desvalidos y vulnerables, invadieron mi ternura y sucumbí a su dulce bandera...
—...era médico especialista...yo ya era una moza hecha, resuelta y con bastante desparpajo...las monjas me habían enseñado a leer, escribir y a robar sueños al sueño...para que un sello oficial validase sobre una cartulina amarilla mi dedicación y entrega a los enfermos...él era un novato...daba igual que supervisase paritorios, quirófanos o urgencias...o que compaginase estas con varias consultas en el hospital...necesitaba una enfermera y me asignaron como su lazarillo...era antipático y se lo tenía bastante creído, pero me enamoré...eso no hubiera sido un inconveniente si no hubiese sido por que estaba casado y por que él también se enamoró de mi...
   Jamás sospecharía que Micaela guardase un secreto de tales dimensiones...y desde luego la narración de aquellos acontecimientos inimaginables a priori en ella, me hizo plantearme si verdaderamente llegamos a conocer a alguien, por mucho que...
—...no, no fuimos conscientes del daño que hicimos rebelándonos a la hipocresía y a las reglas de la época...a salto de mata hicimos de nuestra pasión, el clavo ardiendo al que agarrarnos en el convulso desesperar que nos rodeaba y contagiaba...hartos de machacarnos con el estigma del error, nos pusimos la moral por montera y no nos escondimos más, sin habitación de pensión clandestina, con rumores y cuchicheos flotando alrededor, decidimos coger el toro por los cuernos y buscamos un hogar...el mismo donde tu y yo habitamos...y hablar con su esposa...
   La infusión se me había enfriado mientras anhelaba los detalles que Micaela suprimía con sus pausas hilvanadas, intuí que no por olvido...aún ardían las ascuas en la vieja hoguera del relato...obviar la intimidad que no le importaba a nadie, era su modo de honrar al ausente...
—...como puedes imaginar no fue fácil...sufrimos un calvario entre celos, amenazas y denuncias...y entre tanto mi particular tormento de hemorragias, retrasos y un embarazo no deseado...el verano se escapaba de agosto y aquel anochecer tormentoso tuvieron una bronca monumental, ella le echó con una maleta llena de libros y los escasos enseres personales, que aún permanecían como testigos del desastre en cajones y armarios...
   Micaela suspiró y mi nudo en la garganta atenazó con un susurro ininteligible cualquier tenue intención de expresarme...
—...me escribió esas frases maravillosas antes de marcharse...yo había cambiado el turno a una compañera y entraba a las tres...nos consolamos entre besos y mimos hasta la madrugada pero contentos con el giro del azar nos divertimos con el alba entre bromas y carcajadas...me quedé somnolienta y satisfecha observando sus rasgos atractivos y masculinos, el porte altivo y elegante de sus movimientos, y como cosía a sus labios eternos, una infinita despedida...
   Quise repasar los párrafos de aquel papel manido por roce y uso y sólo llegué al desfile desordenado de letras sueltas y al vacío suspendido entre los espacios...pero a estas alturas, de carrerilla hubiera recitado la rima de sus versos, la belleza de sus metáforas y la descarnada sensibilidad de su poesía...
—...me despertó un latigazo en el vientre y una humedad caldosa entre las piernas...era el aborto de un hijo que acudía puntual a la cita maldita y macabra de un atropello accidental en el que perecía mi amado, mi amante, su padre...
   Y se puso en pie como un resorte y fue a pagar a la barra y de una palmada traviesa en la joroba de mi alelamiento, espantó la angustia trémula de mi asombro y mi piel...
—...vamos que tenemos faena...hay invitados a cenar...
   No daba crédito...no dije ni mu de regreso...el embrujo de un hechizo a base de sensaciones y entendimiento, aletargaba mi inútil opinión...
—...como sobreviví a tanta desgracia es un misterio...y ahora que por fin luchando contra la fatal y cobarde resignación con serenidad y perseverancia, está tan cerca el encuentro con ellos, debo cuidarme de no abusar de los excesos emocionales, ni cometer locuras absurdas, pero un puñado de azúcar sentimental no se le prohíbe a nadie...así es que lo poco que tengo es para ti...lo de la renta antigua está ya arreglado con la propietaria, te subirá poco la cuota mensual...el dinero de la pensión de este mes lo he invertido en la celebración de esta noche y con lo demás podrás hacer lo que quieras, incluso con los ahorros que he sacado de la cuenta y que sabes de sobra en que repisa de la cocina están...sólo te pido que el contenido de la caja que te voy a mostrar lo entierres conmigo...
   Los colores del arco iris y los motivos infantiles, delataron el valor de un tesoro que para Micaela no tenía más precio que llevárselo con ella...del fondo de aquel cofre de cartón fueron apareciendo por arte de magia significantes y significados con diseño de objetos sin etiqueta y de descripción minuciosa…
—...este estuche completo, con sacapuntas de acero y borrador de nata lo compré con las primeras monedas que gané en el sanatorio...representa la amargura de mi infancia, impotencia y rabia por no haber podido asistir al colegio...el chupete iba a ser para mi bebé, con el babero y este sonajero de plata...cuanta frustración y resentimiento escupiendo al milagro fantasma de un Dios bondadoso y todopoderoso...y esta carta que tu ya has tocado y que fue lo último que él tocó...desamparo, añoranza, y con mayúsculas soledad…
   Sobrecogida por el estremecimiento, ignorante si por el rito solemne o el acto distendido al contemplar con el deleite que Micaela acariciaba pedazos de su existencia,
rememorando con su razón perdida en el antaño, un destino que se perfilaba oscuro en el horizonte...
—...no parece que te hayas divertido mucho...pero ya entenderás que cuando las prisas y las circunstancias aprietan casi nunca salen las cosas como nos gustarían o como debieran...
   El timbre sonó para salvarme de no meter la pata con mi manía de contestar con efecto retardado...traían comida para un regimiento de un restaurante famoso y caro...Micaela se había propuesto convertir una cotidiana reunión en una ceremonia y si luego apetecía, pues una fiesta...
—...Pepín debe estar a punto de llegar, siempre es el primero...a ver con que nos sorprende hoy...le he dicho que es informal, pero seguro que con lo listo que es ya ha adivinado de que va el tema y con ese trajín que se trae…hay que ver que no pierde ripio por destacar…
   Efectivamente, allí estaba Pepín, asombroso, impresionante, con traje de chaqueta naranja eléctrico y un pañuelo de flores al cuello que le impedía respirar decentemente, ahogando su glamour hasta que se lo quitó cuando le dio por soltar la pluma...la siguiente en llegar fue Fuencisla, allí que se plantó con sus felinos, que soltó por el salón sin miramientos hacía mis pulmones ...Ignacia, sofocada, entró por la puerta maldiciendo el transporte público y pisando el rabo a Melancólica  que le arañó el tobillo...total en menos que canta un gallo, el ambiente tenso y cargado de congoja y pesadumbre se desmelenó haciendo cambiar el semblante de Micaela, probablemente más acostumbrado a esos lances que el mío que andaba rumiando penas y calamidades por los rincones...
   Y es que no podía quitarme aquella presión, aquella angustia, toneladas al peso que aplastaban mi ralo coraje, mi tibia osadía...el paseo, el cementerio, la nota...tantas palabras, tantos recuerdos...pero debo reconocer que espontáneamente una algarabía entusiasta se adueñó de la atmósfera a domicilio y relajó las constantes vitales de los allí presentes...
   Mas extrovertidos que nunca, Pepín nos diseccionó relaciones, vivencias y un meticuloso retrato del macho invocado en sus fantasías eróticas...Ignacia resultó una perita en almíbar sacando filo a sus devaneos en los sesenta con una comuna hippie y Fuencisla descubrió su faceta teatrera interpretando la escena subidita de tono y de burdel, de donde su marido, que en paz descanse, la rescató para casarse con ella..
—...ha sido un placer contar con vosotros...volvéis a demostrar que más que amigos, sois mi familia y quería agradeceros...bueno chiquilla ¿vas a confesarnos de una vez por todas  si te hace tilín ese muchacho calvo y que se llama tan raro?...
   Con cuatro pares de pupilas fijas en mi, y aún gritando que sí a la trampa tendida e insistente...por tercera vez consecutiva tuve que confirmar, esta vez con exagerados aspavientos el vuelco en el estomago, cuando miles de mariposas agitando sus alas en milimétrica sincronización me hicieron comprender en un santiamén el mensaje de un presagio que ni yo misma preveía...una torpe advertencia disfrazada de tos, anunció el toque de queda y desafinó la orquesta de palmas y pachanga…el mareo inoportuno de Micaela echó el cerrojo con el brindis burbujeante en alto y el compromiso de seguir pendientes por si ocurría la temida urgencia...la acosté y permanecí alerta hasta el amanecer apretando su mano en la mía...los rayos más madrugadores del sol, tintinearon en el cristal de la ventana, atrayendo el estiramiento de mis músculos y el ruido de mis huesos, corrí las cortinas y me asomé agotada a un frescor nuevo y diferente...los ángulos y esquinas de la biografía de Micaela se reflejaban en el espejo del firmamento, un diamante en bruto tallado sutilmente con leves y suaves matices, muescas enrevesadas y retorcidas y profundas y crueles cicatrices,  y que yo tuve el privilegio de ver relucir...
   Aquella otra mañana de abril, como su sombra, Micaela se quedó tumbada en la cama…

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