Supuesto: Un
personaje del cual desconocemos tiempo y espacio, se recrea en
determinados espacios
significativos de su vida.
Se moría. Micaela lo
supo cuando al levantarse aquella mañana de abril, su sombra se quedó tumbada
en la cama…así me lo dijo, después de esperar tranquila y paciente, hasta que
yo me desperezase desayunando…
—…ya ves hija, ya ves…precisamente ahora que parecía estar
disfrutando de una segunda juventud…y no es por nada, por que preparada estoy
para el viaje desde que me tuvieron que ingresar por lo del corazón, pero me
quedan algunos asuntos pendientes y los quiero zanjar cuanto antes, por si
acaso…¿tienes algo que hacer esta tarde?...
Me había acostumbrado
tanto a sus gestos discretos y sus palabras amables que aquella pregunta
directa y algo exigente me pilló desprevenida, se despistaron mis pensamientos
y con la voz ausente en un renuncio, no tuve más remedio que asentir con la
barbilla y delatar la inquietud del instante, dibujando en mi rostro una mueca
de sorpresa que debería haber sido una sonrisa, triste, pero una sonrisa…
Tampoco podía
negarme, en los casi tres años que llevaba viviendo con ella había sido como
una madre cariñosa y atenta, dispuesta siempre a hacerme lo más cómoda y grata
mi estancia en su vivienda de renta antigua…lo menos que se merecía era que en
semejante situación le prestara la máxima atención posible y acudiera a su cita
al salir de la universidad…
—…quiero que demos un paseo por un sitio en especial, contarte
una historia y ojala que reírnos juntas cuando te enseñe unas reliquias del
pasado…¿seguro que no has quedado con nadie?...
Estaba terminando mi
tesis doctoral y la presentación sería en junio...mi supuesta vida social se
reducía a algún café con compañeros y una o dos cenas al mes con sesión de cine
incluida…Micaela debía creer que ser mujer, joven, rubia y una inmejorable
dirección en el centro era suficiente para hacer rebosar las líneas de una
agenda que desde luego no era la mía…
—…lo digo por ese chico sin pelo, el del nombre
difícil…creíamos que era tu novio…como dice Pepín, con lo maja que tu eres…y
mira que Pepín será lo que sea, pero es un hombre…
Habría que hablar
largo y tendido sobre Pepín, el vecino solterón y sarasa del quinto…y sobre el
humor ácido y corrosivo de Ignacia o de Fuencisla, viuda alegre y la prima
hermana de mi padre, mi primera opción cuando decidí venirme a Madrid…ellos
tres y Micaela formaban una familia peculiar que me acogió como propia y a la
que aprendí a querer y respetar…
—…y no vayas a pensar que es que me molestas…que yo estoy muy
a gusto contigo hija…pero es que estás en edad de merecer y el arroz a partir
de los veinticinco se nos pasa enseguida…
Micaela seguía a lo
suyo, con sus suposiciones casamenteras, mientras un ligero escalofrío recorría
mis nervios con la dolorosa idea de su ausencia…
Cualquiera lo hubiera
dicho, con el berrinche que me llevé cuando Fuencisla con la mayor naturalidad
del mundo comentó por teléfono:...lo felices que se van a poner mis gatos …en
mi alergia insufrible a estos animales se evaporaban buena parte de mis
ambiciones y mi futuro…por que no iba a permitir, aunque ella hubiera sido muy
capaz, que Fuencisla se tuviera que deshacer
de “Melancólica”, “Nostálgica” y “Pretérito”, no me perdonaría el remordimiento
de sus espíritus maullando por mi egoísmo provinciano de la ciudad a toda
costa, pero tampoco me iba a dar por vencida, así como así…
Suerte que en la
visita de rigor para descartar su posibilidad, entre excusas, disculpas y la
verdad de una nariz roja como un pimiento estornudando quinientas veces, se
cruzó otro comentario que levantó mis ánimos hasta el cielo…mira que no
acordarme, si mi amiga Micaela estaría encantada, algo de compañía y unos
ingresos extras nunca sobran a nuestra edad…
Así es como fue que
desde la sugerencia de la capital como destino de mis proyectos estudiantiles,
y un trabajo de media jornada como administrativa en la biblioteca de la
facultad, que me había costado Dios y ayuda conseguir...mis padres se
estrujaron el cerebro para tergiversar a su manera, la normalidad de un
apartamento alquilado o un piso compartido...estarás mejor con alguien de
confianza, por lo menos al principio, luego ya veremos...y para no alterar la
buena disposición de mis progenitores acepté la propuesta de dejar el pueblo,
condicionada eso sí, por un trato que ponía en evidencia la niña mimada que
abandona el nido solo a medias...
Pero en realidad, lo
que me encontré con Micaela y su universo mullido y confortable fue el
escenario perfecto para sentirme yo misma y ser libre...así había sido hasta
ese momento, justo cuando me confesó ese palpito que automáticamente se instaló
en mi pulso y aceleró preocupación, dudas y sentimientos mientras las agujas
del reloj dormían la siesta retrasando en mi cabeza segundos, minutos y
horas...
—...cuando quieras hermosa...
Micaela se había
pintado los labios, el habitual moño canoso y al borde del descuido, brillaba
con mechas repeinadas de luna y estrella, un vestido primaveral verde esperanza
y chaqueta gruesa de lana completaban con bolso de piel y zapatos negros de
medio tacón, la estampa desconocida de una anciana, que agarrada a mi brazo
salió a la calle como recién cumplidos los veinte...
—...esto antes era una plaza...los árboles del paseo formaban
un triangulo que delimitaba las aceras y las esquinas, donde ahora están las
fuentes y los bancos de madera...¿ves aquel edificio tan blanco de
enfrente?...en la planta baja estaba la escuela a la que nunca pude asistir...que
envidia me daban aquellos niños, leyendo y escribiendo mientras mis hermanos y
yo nos tiznábamos entre leña y carbón...ellos tan limpios y cantando
canciones...nosotros sucios y llorando cansancio por los cuatro costados...yo
era una cría que no levantaba un palmo del suelo cuando mi hermana pequeña
enfermó, entonces mi abuela suplicando...como si la estuviera viendo...con esa
dignidad que la gente honesta lleva como único apellido, consiguió que las
monjas del sanatorio, a regañadientes, hicieran un hueco al cuerpo tísico de su
nieta y a mi me dejaran velar en su cuidado...se me daba bien eso de vigilar la fiebre, calmar la tos
y recoger los vómitos... y no tardaron en darse cuenta que con mi esfuerzo
aliviaba su afanosa tarea...si, no hace falta que digas nada...la clínica de
renombre que majestuosa ocupa aquella fachada de la derecha ha sido mi casa las
tres cuartas partes de mi vida...allí descubrí la miseria de la posguerra, la
grandeza del ser humano y el amor...
Micaela calló para
que el silencio embriagara sus recuerdos...apretó el paso y arrastró con sus
huellas la curiosidad de mi interés y la extraña sensación de estar asistiendo
en directo al pase exclusivo y privado de una película con guión de su memoria
y la evocación como principal protagonista...
—...¿sabías que hay más de 250 cementerios en Madrid?...
Su pregunta sin
respuesta rompió el hielo que me tenía congelada ante un camino de piedra
salpicado en los laterales por tumbas de lápidas marmóreas deterioradas con
flores de plástico y fechas marchitas...
—...vengo aquí cada semana desde septiembre de 1975...cuando
mi alma se rompió...
Después de permanecer
un rato incalculable repasando los datos borrosos de un nicho a media altura,
Micaela con aliento y energía renovadas dirigió la zozobra de mi intriga hacía
una cafetería con toldo azul...
—...te dije que te contaría una historia y lo voy a hacer,
pero tienes que prometerme que aunque no te muerdas la lengua, no me
juzgarás...
Muda por segunda vez
ese jueves, un imperceptible arqueo de cejas debió bastar para que Micaela
ajena al fugaz relámpago de humildad que se estampó en mi mente rebuscase en su
cartera y me tendiese un sobre abierto sin remite ni señas con una cuartilla
gastada en su interior...
—...anda léela...
Supongo que fueron
las lágrimas de un llanto emocionado, los latidos de mi pecho desbocándose, o
sus ojos claros y transparentes mirándome sin pestañear, que unas ganas
tremendas de abrazar su menuda y frágil figura, pintada con trazos desvalidos y
vulnerables, invadieron mi ternura y sucumbí a su dulce bandera...
—...era médico especialista...yo ya era una moza hecha,
resuelta y con bastante desparpajo...las monjas me habían enseñado a leer,
escribir y a robar sueños al sueño...para que un sello oficial validase sobre
una cartulina amarilla mi dedicación y entrega a los enfermos...él era un
novato...daba igual que supervisase paritorios, quirófanos o urgencias...o que
compaginase estas con varias consultas en el hospital...necesitaba una
enfermera y me asignaron como su lazarillo...era antipático y se lo tenía
bastante creído, pero me enamoré...eso no hubiera sido un inconveniente si no
hubiese sido por que estaba casado y por que él también se enamoró de mi...
Jamás sospecharía que
Micaela guardase un secreto de tales dimensiones...y desde luego la narración
de aquellos acontecimientos inimaginables a priori en ella, me hizo plantearme
si verdaderamente llegamos a conocer a alguien, por mucho que...
—...no, no fuimos conscientes del daño que hicimos rebelándonos
a la hipocresía y a las reglas de la época...a salto de mata hicimos de nuestra
pasión, el clavo ardiendo al que agarrarnos en el convulso desesperar que nos
rodeaba y contagiaba...hartos de machacarnos con el estigma del error, nos
pusimos la moral por montera y no nos escondimos más, sin habitación de pensión
clandestina, con rumores y cuchicheos flotando alrededor, decidimos coger el
toro por los cuernos y buscamos un hogar...el mismo donde tu y yo habitamos...y
hablar con su esposa...
La infusión se me
había enfriado mientras anhelaba los detalles que Micaela suprimía con sus
pausas hilvanadas, intuí que no por olvido...aún ardían las ascuas en la vieja
hoguera del relato...obviar la intimidad que no le importaba a nadie, era su
modo de honrar al ausente...
—...como puedes imaginar no fue fácil...sufrimos un calvario
entre celos, amenazas y denuncias...y entre tanto mi particular tormento de
hemorragias, retrasos y un embarazo no deseado...el verano se escapaba de
agosto y aquel anochecer tormentoso tuvieron una bronca monumental, ella le
echó con una maleta llena de libros y los escasos enseres personales, que aún
permanecían como testigos del desastre en cajones y armarios...
Micaela suspiró y mi
nudo en la garganta atenazó con un susurro ininteligible cualquier tenue
intención de expresarme...
—...me escribió esas frases maravillosas antes de
marcharse...yo había cambiado el turno a una compañera y entraba a las
tres...nos consolamos entre besos y mimos hasta la madrugada pero contentos con
el giro del azar nos divertimos con el alba entre bromas y carcajadas...me
quedé somnolienta y satisfecha observando sus rasgos atractivos y masculinos,
el porte altivo y elegante de sus movimientos, y como cosía a sus labios
eternos, una infinita despedida...
Quise repasar los
párrafos de aquel papel manido por roce y uso y sólo llegué al desfile
desordenado de letras sueltas y al vacío suspendido entre los espacios...pero a
estas alturas, de carrerilla hubiera recitado la rima de sus versos, la belleza
de sus metáforas y la descarnada sensibilidad de su poesía...
—...me despertó un latigazo en el vientre y una humedad
caldosa entre las piernas...era el aborto de un hijo que acudía puntual a la
cita maldita y macabra de un atropello accidental en el que perecía mi amado,
mi amante, su padre...
Y se puso en pie como
un resorte y fue a pagar a la barra y de una palmada traviesa en la joroba de
mi alelamiento, espantó la angustia trémula de mi asombro y mi piel...
—...vamos que tenemos faena...hay invitados a cenar...
No daba crédito...no
dije ni mu de regreso...el embrujo de un hechizo a base de sensaciones y
entendimiento, aletargaba mi inútil opinión...
—...como sobreviví a tanta desgracia es un misterio...y ahora
que por fin luchando contra la fatal y cobarde resignación con serenidad y
perseverancia, está tan cerca el encuentro con ellos, debo cuidarme de no
abusar de los excesos emocionales, ni cometer locuras absurdas, pero un puñado
de azúcar sentimental no se le prohíbe a nadie...así es que lo poco que tengo
es para ti...lo de la renta antigua está ya arreglado con la propietaria, te
subirá poco la cuota mensual...el dinero de la pensión de este mes lo he
invertido en la celebración de esta noche y con lo demás podrás hacer lo que
quieras, incluso con los ahorros que he sacado de la cuenta y que sabes de
sobra en que repisa de la cocina están...sólo te pido que el contenido de la
caja que te voy a mostrar lo entierres conmigo...
Los colores del arco
iris y los motivos infantiles, delataron el valor de un tesoro que para Micaela
no tenía más precio que llevárselo con ella...del fondo de aquel cofre de
cartón fueron apareciendo por arte de magia significantes y significados con
diseño de objetos sin etiqueta y de descripción minuciosa…
—...este estuche completo, con sacapuntas de acero y borrador
de nata lo compré con las primeras monedas que gané en el
sanatorio...representa la amargura de mi infancia, impotencia y rabia por no
haber podido asistir al colegio...el chupete iba a ser para mi bebé, con el
babero y este sonajero de plata...cuanta frustración y resentimiento escupiendo
al milagro fantasma de un Dios bondadoso y todopoderoso...y esta carta que tu
ya has tocado y que fue lo último que él tocó...desamparo, añoranza, y con
mayúsculas soledad…
Sobrecogida por el
estremecimiento, ignorante si por el rito solemne o el acto distendido al
contemplar con el deleite que Micaela acariciaba pedazos de su existencia,
rememorando con su razón perdida en el antaño, un destino que
se perfilaba oscuro en el horizonte...
—...no parece que te hayas divertido mucho...pero ya
entenderás que cuando las prisas y las circunstancias aprietan casi nunca salen
las cosas como nos gustarían o como debieran...
El timbre sonó para
salvarme de no meter la pata con mi manía de contestar con efecto
retardado...traían comida para un regimiento de un restaurante famoso y
caro...Micaela se había propuesto convertir una cotidiana reunión en una
ceremonia y si luego apetecía, pues una fiesta...
—...Pepín debe estar a punto de llegar, siempre es el
primero...a ver con que nos sorprende hoy...le he dicho que es informal, pero
seguro que con lo listo que es ya ha adivinado de que va el tema y con ese
trajín que se trae…hay que ver que no pierde ripio por destacar…
Efectivamente, allí
estaba Pepín, asombroso, impresionante, con traje de chaqueta naranja eléctrico
y un pañuelo de flores al cuello que le impedía respirar decentemente, ahogando
su glamour hasta que se lo quitó cuando le dio por soltar la pluma...la
siguiente en llegar fue Fuencisla, allí que se plantó con sus felinos, que
soltó por el salón sin miramientos hacía mis pulmones ...Ignacia, sofocada,
entró por la puerta maldiciendo el transporte público y pisando el rabo a
Melancólica que le arañó el
tobillo...total en menos que canta un gallo, el ambiente tenso y cargado de
congoja y pesadumbre se desmelenó haciendo cambiar el semblante de Micaela,
probablemente más acostumbrado a esos lances que el mío que andaba rumiando
penas y calamidades por los rincones...
Y es que no podía
quitarme aquella presión, aquella angustia, toneladas al peso que aplastaban mi
ralo coraje, mi tibia osadía...el paseo, el cementerio, la nota...tantas
palabras, tantos recuerdos...pero debo reconocer que espontáneamente una
algarabía entusiasta se adueñó de la atmósfera a domicilio y relajó las
constantes vitales de los allí presentes...
Mas extrovertidos que
nunca, Pepín nos diseccionó relaciones, vivencias y un meticuloso retrato del
macho invocado en sus fantasías eróticas...Ignacia resultó una perita en
almíbar sacando filo a sus devaneos en los sesenta con una comuna hippie y
Fuencisla descubrió su faceta teatrera interpretando la escena subidita de tono
y de burdel, de donde su marido, que en paz descanse, la rescató para casarse
con ella..
—...ha sido un placer contar con vosotros...volvéis a
demostrar que más que amigos, sois mi familia y quería agradeceros...bueno
chiquilla ¿vas a confesarnos de una vez por todas si te hace tilín ese muchacho calvo y que se
llama tan raro?...
Con cuatro pares de
pupilas fijas en mi, y aún gritando que sí a la trampa tendida e
insistente...por tercera vez consecutiva tuve que confirmar, esta vez con
exagerados aspavientos el vuelco en el estomago, cuando miles de mariposas
agitando sus alas en milimétrica sincronización me hicieron comprender en un
santiamén el mensaje de un presagio que ni yo misma preveía...una torpe
advertencia disfrazada de tos, anunció el toque de queda y desafinó la orquesta
de palmas y pachanga…el mareo inoportuno de Micaela echó el cerrojo con el
brindis burbujeante en alto y el compromiso de seguir pendientes por si ocurría
la temida urgencia...la acosté y permanecí alerta hasta el amanecer apretando
su mano en la mía...los rayos más madrugadores del sol, tintinearon en el
cristal de la ventana, atrayendo el estiramiento de mis músculos y el ruido de
mis huesos, corrí las cortinas y me asomé agotada a un frescor nuevo y
diferente...los ángulos y esquinas de la biografía de Micaela se reflejaban en
el espejo del firmamento, un diamante en bruto tallado sutilmente con leves y
suaves matices, muescas enrevesadas y retorcidas y profundas y crueles
cicatrices, y que yo tuve el privilegio
de ver relucir...
Aquella otra mañana
de abril, como su sombra, Micaela se quedó tumbada en la cama…
No hay comentarios:
Publicar un comentario