Supuesto: Contar una historia partiendo de:
a)Constatación: Las hormigas unas tras otras formaron la misma fila,
recorrieron el mismo camino y se escondieron en el mismo hormigero.
b)Situación:Mis padres.Mi hermana mayor. Mi hermano el idiota
c)Suceso: Cuando me levanté el sol no había salido, cuando me acosté
aún no lo había hecho, era el 13 de febrero de 2012.
a)Constatación: Las hormigas unas tras otras formaron la misma fila,
recorrieron el mismo camino y se escondieron en el mismo hormigero.
b)Situación:Mis padres.Mi hermana mayor. Mi hermano el idiota
c)Suceso: Cuando me levanté el sol no había salido, cuando me acosté
aún no lo había hecho, era el 13 de febrero de 2012.
Cuando me levanté el
sol no había salido; cuando me acosté aún no lo había hecho, era el 31 de
agosto de 1989 y yo seguía sin levantar las persianas, sin abrir la puerta y
encerrada…supongo que para alguien normal, acostumbrado a dejar que la luz de
la mañana invada la oscuridad de la noche, o que el frescor de una corriente de
aire renueve el ambiente más o menos cargado de una habitación más o menos
intima, el hecho de que mi dormitorio voluntariamente fuera también mi cárcel,
sería el indicio de que algo dentro de mi cerebro no funcionaba bien…
Algunos pensaran que
es locura, otros simplemente desidia, o miedo, o el no tener nada mejor que
hacer que llamar la atención…precisamente atención…permitan que dude…si hubiese
sido hace un tiempo, quizás sí, pero ahora…
Las hormigas unas
tras otras formaron la misma fila, recorrieron el mismo camino y se escondieron
en el mismo hormiguero…me pasaba las horas quieta, sentada en la acera,
observando casi sin pestañear el trajín incesante de movimiento y perseverancia
de estos puntos con patas, tan negros, tan suspensivos como su suerte y el
dibujo interrogante de mi destino…por qué yo quise ser hormiga…y les digo con
convicción que durante unos meses lo conseguí, claro que no tengo pruebas de
tal evidencia, si acaso un puñado de turbios recuerdos y algunas respuestas que
seguro les hará plantearse la posibilidad de que todo lo que narraré a continuación
pudiera ser verdad…
Habría que empezar
preguntando a cada uno de ustedes, que entienden por insecto, y la mayoría
seguramente definiría: ser vivo, bicho, asquerosidad, hablaría de sus especies
predilectas o se identificaría con alguno, los menos describirían
meticulosamente las características de muchos de ellos y un reducido número
resaltaría su interés en diferentes grados desde el apasionamiento hasta la
mera curiosidad… y sólo unos pocos, con su silencio, obviarían su existencia…a
estos les tengo que constatar que partiendo de una situación real y el suceso
casual que la provocó, entré en otra dimensión y conocí el submundo que
tocamos, pisamos, oímos y lo peor, presentimos…
Ya a mis once años
sabía de sobra que para ser un formícido bastaba con pasar desapercibida...no
tuve que dedicarle mucho al análisis y la deducción, ni tampoco entregarme a
complejos experimentos médicos o conjuros de hechiceros supersticiosos, no
había magia, ni brujería, ni siquiera la fe ciega que sin explicar te hace
creer...pertenecer a mi familia era todo lo que necesitaba para ser uno de
ellos...me dí cuenta a finales de aquel Agosto, vísperas de mi cumpleaños...el
calor era tan incesante que la vida pasaba a cámara lenta, y la monótona rutina
se derretía ante cualquier otro empeño que no fuera buscar sombra, refrescar la
garganta o adormecer el sudor entre sabanas de siesta, era entonces, cuando las
tormentas de media tarde animaban a cargar la atmósfera de sopor, sed y
aburrimiento que me enclaustraba en el único refugio que era capaz de albergar
a mi imaginación, formaba la misma fila, recorría el mismo camino y me escondía
en el mismo cine...el de mi barrio.
Sesión continua,
infantil de cinco a nueve, risas, palomitas y compañeros del colegio que me
miraban como si fuera un bicho raro...tres avisos a golpe de timbre y la sala
apagaba las luces con alguna burla resonando en mis oídos, la broma de turno
plasmada en mi cara o el insulto que cortaba la banda sonora al empezar la
película, ¡pobres!, si ellos hubiesen siquiera sospechado que nada de lo que me
hicieran o dijeran podía causar más dolor que el que ya llevaba...pero que me
importa a mi la gente, ni siquiera con su afán de hacerse notar conseguían
distraer la rabia muda que arrastraba como un peso muerto encadenado a mi alma,
y que me hacía cerrar los puños y apretar los dientes, naufragando a la deriva
en un llanto desbordado de lágrimas y soledad, aferrándome a la tabla invisible
de tener un sitio adonde ir y donde estar...por que yo, mis queridos oyentes,
acudía a aquel lugar de pantalla gigante y patio de butacas, a almacenar los sueños y esperanzas que me
harían falta, para alimentar el anhelo trémulo de espanto y frío en los largos
crepúsculos del invierno...cuando mis leales y fieles amigas fueran presas de
la inactividad del dulce letargo...
Las vacaciones
agonizaban como paréntesis de la situación, expiraba la tregua conjugando el
verbo constatar, y perecía la pausa de la tramposa presentación del
suceso…reiniciaba sus constantes vitales el sufrimiento, sin retraso
concertado, justo y preciso, puntualmente con el aniversario de
mi...considerémosle así, desgraciado nacimiento...
Y como en años
anteriores, las disculpas llegarían con forma de septiembre...Mis padres. Mi
hermana mayor. Mi hermano el idiota...nadie se acordaba, nadie acertaba a
suponer que quizás para variar, no ignorarme podría ser el mejor regalo...para
mi no se organizaban fiestas, no se apagaban velas, ni se comía tarta...y
tendría que escuchar a mi madre, triste y sumisa, fingir con la pesadumbre
rayando el remordimiento, la recurrente excusa de que sus jaquecas le habían
hecho olvidar tan señalada fecha, y volvería a contemplar como el gesto altivo
y austero de mi padre, firmaba por encima de mi hombro la dirección de sus ordenes
y muecas, tan autoritarias unas como
antipáticas las otras, eso sí, obviando por completo el insignificante
significado de mi presencia...y de mis hermanos que contarles que no se
intuya...nunca los aprecié como tales...la diferencia de edad con ellos me
aislaba aún más en una prisión vulnerable al ensimismamiento y al egoísmo...no
hubo juegos ni travesuras, no quisieron ser cómplices ni testigos de mi
infancia, afortunados y dichosos, ajenos a mi suplicio, se hicieron adultos
entre arrullos y cariños que yo no tuve...robados al rencor y al
resentimiento...
Regresé temprano,
hueca y empapada, un aguacero sordo estaba dejando las calles vacías de vecinos
y coches, entré sin aviso previo, no debía molestar el descanso merecido de
papá acomodado en su sillón, ni soliviantar los quehaceres cotidianos de mamá
preparando la cena...mi hermana mayor trabajaba por turnos en una cafetería del
centro, esa semana le tocaba de cuatro a diez y al ser viernes se quedaría a
tomar algo...mi hermano el idiota estaría embobado delante de una pared
descascarillada intentando ser un Picasso o un Dalí con botes de spray por
pinceles y pintura y un encefalograma plano marcando las pautas de su
creatividad artística...como en los álbumes de fotos cada uno ocupaba correctamente
su puesto, menos yo, que no encajaba en ninguna toma o destacaba demasiado,
resultando inadecuado permanecer como vestigio tan inapropiada protagonista,
por eso lo conveniente era apartarme o dejarme un tanto a mi aire...así es que
no debería haber visto la escena, ni oído la conversación, ni siquiera haber
confirmado origen, causas y consecuencias...pero allí estaba en un rincón del
pasillo a treinta segundos de, sin pretenderlo, despejar una incógnita sugerida
cada vez que me reflejaba en un espejo, y que ilusa de mí, fue el
descubrimiento de un secreto y su misterio, guardado celosamente entre
comportamientos extraños y a ratos y por las esquinas, declaraciones de
guerra...pensarán ustedes que quizás la casualidad o el hado...o tal vez la
justicia divina hilvanando milagros entre fatalidad y suerte...que va, que
va...errores, un cúmulo de absurdos y fatuos errores...de ahí y del despiste
distraído de mi dignidad, surgió el caos…
―...mañana cumple doce años...es mucho tiempo ya para seguir
lamentándose y no hacer nada al respecto...¡ella no tiene la culpa de nuestros
errores!...
―...¡¡tú error!!...el mío sólo estuvo en confiar...
―...¿en serio?...al principio no lo llamabas así, hasta te
gustaba la idea, presumías de ir contracorriente y despreciabas a los
hipócritas que valoraban las apariencias más que los sentimientos...supuse que
me habías perdonado...
―...y lo hice...
―...entonces, no entiendo como...
―...por que olvidar es imposible...la historia de la adopción
ya no se sustenta, el mundo habla a mis espaldas...¡y sí!...soporto los
cuernos, pero la traición...esa no cicatriza, y escuece cada vez más cuando la
miro, cuando la escucho, cuando la presiento...
―...ella te adora...se le partirá el corazón si...por favor te
lo suplico...
―...no puedo…juro que lo he intentado de mil maneras, pero
nunca pertenecerá a esta familia...su cabello se está encrespando, su piel está
cada vez más renegrida, y su nombre...¡su nombre es la marca del
engaño!...tenemos dos hijos maravillosos por los que desafiar al universo si
fuera necesario, pero con esto no puedo...¡¡no!!...lo siento...
―...dime al menos que no nos odias...
No me permití la
humillación, la imagen vencida y desesperada de esas dos figuras desdibujándose
al borde de una mesa, como cayendo en un abismo, fueron suficientes para darme
a la fuga...me aseguré que el portazo retumbara en sus sienes para los restos,
cuando al arrepentirse se pudriera el respirar de sus alientos...
El sol había vuelto a
salir entre nubes pálidas para ocultarse con prisas en un horizonte de color
rojo, como mis ojos inyectados en sangre...busqué en los alrededores los
hormigueros conocidos, grité al viento mi cólera y los fui destruyendo con la
ira de mi venganza cosida a los zapatos, los puñetazos y las patadas...
Era más de medianoche
cuando la luna en sus brazos, me devolvió extenuada a las fauces feroces de
colmillos impacientes, que me ofrecían besos de plástico, carantoñas de cartón,
y frases preocupadas compuestas con ingredientes artificiales...
Diez minutos de rigor
fingido y falso, y allí en el salón, dejé a los cuatro...una estampa perfecta
en equilibrio y armonía, mientras huía a mi cuarto y cerraba con llave...a
partir de ahí, les prometo que me dejé llevar, por que comprender en lo que
dura un suspiro que el pelo rubio y la piel clara era el matiz imprescindible
para ser de su estirpe, conllevaba aceptar que mi rebeldía tenía razones,
motivos y derechos, y un enorme privilegio que solo ahora ante ustedes tengo el
honor de reconocer, no ser amada por ninguno de ellos...
Tumbada en la cama me
abandoné a la fantasía de otra casta, otros parientes y a los cuentos chinos de
una sociedad que no marginase la diferencia...en estas estaba, cuando sentí
cosquillas en los pies y comprobé emocionada como colegas con mandíbulas,
antenas y tres abdómenes, estaban llegando desde los agujeros más inverosímiles
para estar a mi lado y consolar mi espíritu...a la mayoría les había dejado sin
hábitat a base de porrazos, y ahora sin reproches ocupaban el espacio del
mío...el pulso del arrebato y las paces del sosiego estaban en tablas...
Ya podría contemplar
con deleite como las hormigas, unas tras otras formarían la misma fila,
recorrerían el mismo camino y se esconderían en el mismo hormiguero...
Una música apenas
perceptible se coló por alguna rendija y a ritmo de felicitación de cumpleaños,
una voz femenina se rebeló de mi conciencia liberando un susurro...pide un
deseo...un tirón de orejas, apreté los parpados y con el entusiasmo a flor de
sonrisa, divagué por reflexión, inteligencia y juicio para no equivocarme al
elegir...y abrí las pupilas para perder la cordura y sorprenderme con los
detalles del sueño cumplido y por cumplir...entre un claroscuro grisáceo, mi
doble en el cristal sobre la cómoda, me devolvía mi nuevo retrato en negro y
blanco...una especie de armadura cubría mi esqueleto, seis extremidades
enredaban huesos, músculos y tendones, y en mi espalda dos alas transparentes
crecieron espontáneas y en un instante...sí, vamos, exclamen loca...así debía
estar, pero nunca había sido tan feliz...recién coronada reina por millones de
súbditos, tomé el poder de un ejercito letal, e iniciamos juntas una nueva
etapa, y juntas nos hicimos dueñas de la vivienda, su contenido y
alrededores...nos identificaron para el exterminio como plaga, pero tuvimos
provisiones para sobrevivir con decencia durante muchos meses...como me salvé
es el acertijo…
Mi padre. Mi madre.
Mi hermana mayor. Mi hermano el idiota. Cumplí treinticinco años el mes pasado.
Sigo aquí...hablándoles desde hace veintitrés y desde esta celda de un
psiquiátrico, acusada de asesinato y enajenación mental, y resignada a que
cuando mañana me levante el sol no haya salido y que cuando me acueste aún no
lo haya hecho, será 31 de agosto de 1989...pero sean sinceros
conmigo...¿ustedes como hubieran actuado?...por que yo solo pedí un deseo...
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