Supuesto: Alguien se
queda encerrado o apresado sin salida, en principio no depende de
él…describir el transito
emotivo de la tranquilidad a la ira, de la ira a la
resignación, de la sorpresa al
miedo, de la sorpresa a la risa, dar un final.
El personaje tiene un urgencia.
…Claustrofóbica,
obsesivo compulsiva, maniática, supersticiosa…con todos estos adjetivos a
cuestas, Gómez, tiene que bajar al cuarto trastero…ya lo sabía ella, seguro que
lo había hecho a propósito, sabiendo que no podía, que era algo superior a sus
fuerzas…el cabreo va tomando forma según el ritual metódico al levantarse le
deja hueco, entre apoyar primero el dedo gordo del pie izquierdo, acariciar a
la gata que duerme sobre la colcha a sus pies, y como se acuesta desnuda,
ponerse el pijama y calzarse las zapatillas en el orden inverso a como la noche
anterior lo hubiese hecho…esto antes de ir al baño cinco minutos exactos,
prepararse un desayuno mecánicamente, sin pensar por que si no se liaba, tomarse
las pastillas por colores, encender la televisión sintonizada en el mismo
canal, y…se ha ido tan pancho…¿ahora que hago yo?...si ni siquiera sé donde
está…
Y Gómez tiene
razón…sólo había visitado aquella parte postiza de su casa, una vez…cuando hacía
más de veintiséis años habían comprado el piso…pues no hago las maletas y que
le den, luego vendrán las prisas…con los gruñidos atravesados en la garganta,
intenta convencerse esquivando al mosqueo de un manotazo imaginario, mientras
intranquila e inquieta, moja la magdalena en el café contando hasta
cuatro, para metérsela en la boca…empeño
inútil, se pasa de número en las cuentas, y la rabia salpica la mesa de mala
leche…lo que faltaba, ahora los nervios…claro, siempre ocurría…al mínimo error
de cálculo, la inoportuna equivocación o un despiste inesperado en su
matemática rutina, y allí estabas ellos jodiendo la marrana, acompañados de sus
inseparables, el puñetero vuelco en el estomago, el sudor frío y los colores
incendiados de las mejillas, vertiendo fuego en la cara…
Descartado el rito
de la ducha madrugadora a las siete en punto, que seguro volvería a poner la
carne de gallina y los pelos de punta en su sitio, por que está de vacaciones y
son las nueve y media, Gómez no sabe muy bien qué hacer, ni por donde seguir,
el desbarajuste de las neuronas en su cerebro la tienen bloqueada, y el único
impulso capaz de volverla a programar consiste en saborear una surtida ristra
de reproches y una más que posible venganza…aunque antes tendría que solucionar
el asunto que estaba alterando su estado de ánimo hasta limites insospechados y
desconcertaba el funcionamiento de sus habituales y raras extravagancias…
Con la duda como
espada de Damocles sobre su cabeza, de si armarse de valor merecería la pena o
no…total que era una llamada de teléfono, y lo a gusto que se iba a quedar
cantándole las cuarenta…abre las ventanas por una hoja, hace la cama con las
sabanas del revés, y recoge salón y cocina en las fases previas al establecido
episodio del zumbido de la aspiradora, como colofón final, y pausa momentánea,
de la insaciable y desagradecida limpieza básica…
Pero en el segundo
respiro que le permite la mañana y el malhumor, dando un repaso virtual a la
planificación del resto de la jornada, comprueba con la indignación
inflamándose en las meninges, que ésta se reduce a preparar el equipaje…lo más
a mano que encuentra para estamparlo contra el suelo es la taza del
descafeinado que se estaba tomando, victima inútil e inocente de un rebote que
la hace por fin, decidirse…
Le mato…juro que le mato…con los ojos desorbitados, la nariz
echando humo y los labios en conversación con ellos mismos susurrándose
conjuros y oraciones, machaca el parqué del pasillo con sus idas y venidas,
retrasando la visita al maldito cuartucho, con la fútil excusa de situar más o
menos su probable ubicación…y si al menos estuviesen los chicos o tuviera
confianza con la vecina…pero vaya por Dios, tendría que enfrentarse ella sola a
su destino, con los temblores que la
paralizaban, la absurda suposición del absurdo, y los terribles miedos que
convertían sus pasos en anclas de cemento…
En que hora dichosa
había aceptado la locura propuesta por su marido…con lo bien que estaría ahora
trabajando en su despacho, con su monotonía cotidiana dirigiendo su agenda, y
qué prepararía el domingo de comida para la reunión familiar, como máxima
preocupación…en cambio tenía que disfrazarse de un valor que no existía en el
carácter de su persona, compuesto por tres cuartas partes de excentricidad y
una de sentido común, para buscar el juego de sansonites pasadas de moda, que
vete tu a saber si no las habían devorado ya las polillas o se habrían oxidado
cierres, candados y cremalleras…
En estas estaba
cuando cierra la puerta, y como si no fuera a volver, ya ha revisado enchufes,
caldera, llaves de gas y dispuesto, agua y provisiones alimentarias para su
micifuz, por si acaso vienen mal dadas…y es que cavilando en pos del enojo, la
idea de quedarse encerrada, había conjurado un retortijón en las tripas con una
leve urticaria que en previsión de no ir a más, resuelve con una mochila con
capacidad para el botiquín de primeros auxilios y otros artículos en exclusiva
y de cosecha propia…el móvil cargado a tope o eso espera, una linterna por si
acaso y un sándwich por que nunca se sabe…ah! Y un pito…alguien lo oiría si se
quedaba incomunicada…y baja lenta las escaleras hacía el sótano del edificio…¡Tonterías!,
no me va a pasar nada…
En contra de lo que
creía, Gómez no tiene ninguna dificultad en localizar al hermano gemelo de un
armario empotrado tamaño tres por tres, y repleto de cajas, estanterías
abarrotadas y trastos...toneladas de trastos...madre mía, ¿pero esto qué
es?...el perplejo resoplido levanta el polvo acumulado a su alrededor...mira
que si después de haberse atrevido a sumergirse en esta selva de oscuridad y
losetas rechinantes, tentando a la suerte como si se tratase de la mayor
aventura, resulta que el panorama se resumía en quedarse estupefacta ante tanto
caos, desastre y espanto...desde luego era para cometer cualquier
disparate...cierra los ojos al impacto inicial, y una interrogación
envalentonada nubla su clara y convincente doctrina de a la minima dar la
vuelta y marcharse...¿por donde empiezo?...
Intuye, con la
inestimable ayuda de la lógica, que si mueve el arcón de resina unos
centímetros, desplaza hacía la izquierda las baldas de aluminio y levanta los
plásticos del fondo, hallará el tesoro que anda buscando...pero debía ser
genético, eso de organizar ignorando la sensatez de un método, como exigían las
circunstancias de excesiva cantidad y escasez de espacio, por que después de
sortear la lámpara rota que le regaló su abuela, cuestión sentimental, patines
y tablas del skate ese, sin ruedas, que algún día se arreglarían, las
herramientas de bricolaje intactas y sin estrenar, capricho del padre, y otros
cacharros que prefiere no identificar...lo que se encuentra en aquel rincón es
al fantasma de su pasado bostezando en un baúl…como había podido
olvidarlo...bueno, bueno, a lo que vamos...aparta la mirada de sus recuerdos
incrustados entre anclajes metálicos y estampados de grecas rojas, doradas y
negras...para reanudar la búsqueda...y sin darse tregua sensiblera, insiste
removiendo montones hasta que allí están, envueltas en una tela de aspecto
inclasificable...haciendo gala de su particular modo de hacer las cosas, Gómez,
las va sacando al corredor una por una y comprobando que para esta vez valen,
las alinea en fila india, añade el bulto de mujer prevenida que lleva consigo y
se dispone con la alegría, todavía en periodo de contención, y algo de urgencia
precipitada, a sellar la entrada de aquel agujero que solamente servía como
almacén de memoria y taller en paro de utensilios inútiles...vaya que
casualidad, este picaporte se ha enganchado...y dejando al margen razonamientos
ridículos y acomplejados, quiso arreglarlo...así es que enclaustrada entre
paredes grises, techo agobiante y milímetros de suelo disponible, ocupado por
su huellas, manipula el pestillo y...tanto va el cántaro a la fuente que...
La sangre bulle por
sus venas a quinientos por instante, su piel transpira en segundos litros de
adrenalina, y en su sano juicio, el símbolo del pánico dispara en un soplo la
alarma, y pone en guardia las alertas tan intempestivas como esquizofrénicas...Gómez
como había temido, cae prisionera en la trampa, por osada e intrépida y con un
testigo fiable y de confianza, su impetuoso brío...no me lo puedo creer y mi
salvación ahí fuera...hace un llamamiento a la calma imposible con el
presentimiento de que alguien vería la mochila y las maletas y no tardaría en
acercarse...pero el tiempo desprecia las agujas que marcan su transcurso y se
hace eterno entre la quietud y el silencio, Gómez se desespera...respira
profundamente contando despacio hasta mil, se narra a si misma el cuento de
Juan Sin Miedo, relata en alto las hazañas de el Sastrecillo Valiente y
pesadísima interpreta el ejemplo de orgullo y superación siendo ella como es el
colmo de la calamidad emocional y perfeccionista...nadie da señales de
vida...¿y ahora qué?...un tanto cansada de las fatales expectativas y con los
músculos contraídos gritando basta...gira en redondo para darse de bruces con
aquel maremágnum de cachivaches, reliquias y bártulos que parecen esconderse en
el presente, sin huir completamente del ayer...¿y por qué no?...la vista
impaciente de Gómez se clava en el baúl...semejante a la pereza pero en grado
sumo de excitación resuelve arriesgarse y de par en par el contenido de tan
hermoso continente, los pedazos de su historia saltan por los aires...minuciosa
y cuidadosamente repartidos en carpetas, archivos y paquetes, su niñez, la
infancia de sus hijos y las cartas de amor de una breve juventud la obligan a
distraer con el corazón empapado de añoranza, al paladar seco, la tos envenenando
los pulmones y el reuma chillón de las rodillas...entonces, acaricia con manos
enguantadas en dulce ternura, sonajeros atrapados entre chupetes, algún juguete
triste y perdido, enredándose en las redes egoístas del crecer, cuadernos y
notas, manualidades de papel charol y cartulina, dos gorras de los mayores y
media docena de lazos de las pequeñas...no puede evitar que las lágrimas del
alma derritan la ira y cólera que saturaban su voluntad...abandonada ya sin
remedio a la ñoñería y sujetando con sus ojos
palabras mudas y atenta a sordas explicaciones, Gómez invocó, cobrándose
una vieja deuda, al espíritu burlón de sus padres qué por obra y gracia de una
broma del santoral y una apuesta mutua, la inscribieron en el Registro Civil
como Escolástica Gómez...bautizada luego a su manera y para el futuro por el
apellido, cuando volvió llorando del colegio por que le daba vergüenza
contestar cuando la señorita pasaba lista...les había perdonado, como no...se
lo ganaron a pulso...eran geniales, cariñosos, sacrificados en su entrega
responsable, con un peculiar sentido de la felicidad y un toque de rebeldía que
los hacía diferentes a los demás, y que les educaron a ella y sus hermanos en
la libertad y el respeto...ojala a ella la recordaran así...Gómez se siente
extraña como levitando en una nube mágica...sin darse cuenta está leyendo
párrafos sueltos, ingenuos y cursis, de un sobre elegido al azar, fechado a
principios de los ochenta y con el original remite de las iniciales de su
esposo y una margarita pintada de amarillo...la mili, el noviazgo, ahorrar y
entre líneas, el deseo, la pasión, el pecado...¡qué romántico!...con intimo
mimo, roza suave el mensaje contra su pecho...
De repente, un ruido y una sombra irreconocibles
devuelven a Gómez a la tierra, de un salto se estrella de espaldas y
estrepitosamente contra el marco de la salida y...¡increíble!...la celda de su
secuestro se ha rendido...Gómez está confusa...tres horas allí metida y estaba
abierta...pero por más que lo repetía no se enfadaban sus gestos, ni se
irritaban sus cuerdas vocales, tampoco el disgusto guió sus movimientos
recogiendo todo y volviendo al punto de partida...se sienta en el sofá contenta
por haber cumplido la misión, pero con mueca agotadora…aún queda lo peor…el
felino maúlla con su presencia y se restriega exigente contra las tibias y
entre los tobillos, no tiene hambre, ni sed…pero melancólica necesita hablar
con sus hijos, así es que fácil de complacer su angustia, marca el fijo de su
hermana…
Con el eco de sus
voces aún retumbando en el echarles de menos, se dirige a su dormitorio con el
poco empuje que conserva, abatida por la nostalgia de tanto ausente, y desde
ese centro de operaciones distribuye impecablemente por categorías, rangos,
funciones, grupos o jerarquías…ropa interior, champú, camisetas, cepillos de
dientes, pantalones, desodorantes, camisas, cosméticos, calcetines, colonias,
medias, crema de afeitar y un largo, etc.…que meticulosa va colocando en el
interior de…es él…el sonido aprendido del hombre al que ama desata el instinto
y un escandaloso y salvaje revuelo de mariposas, amenaza con la armonía de sus
alas el estallido adolescente de sus hormonas… no, si encima estaré
enamorada...e interrumpe su tarea para sincerarse en el espejo…sin embargo,
honesta no se reconoce, renovada de energía, y con tantas sensaciones
recorriendo con naturalidad y serenas el equilibrio de su mente, alejada como
final feliz de película de rencores y resentimientos anteriores…pero si hasta
hace un rato le hubiera asesinado…
―¿Cariño?¿donde estás?...tengo una sorpresita para ti...
Gómez presta, acudía
con premura, con el latido acelerando y cortando un aliento que se transformó
en carcajada al contemplar un elegante y moderno conjunto de bolsos de cuero y
ante, imitando los de viajeros de época y que tanto se llevaban en los
escaparates...
―...pensé al verlos que te iban a encantar y...por eso anoche
no te subí las...¿te pasa algo mi amor?...
Gómez presa de un
ataque de risa no reaccionaba...
―...bueno parece que has tenido un buen día...ya me contarás
con detalle...tenemos una semana para nosotros solos, aeropuerto, avión, París
y la Torre Eiffel.. .vete
mentalizando...
El guiño y la sonrisa
cómplices contagian el ambiente, Gómez
toca madera, mientras un escalofrío estremece someramente la espontaneidad de
su frase...pero remuerde la paz de su conciencia, tan sistemática en reglas y
normas...y como no, algunas aversiones
rondando su pensamiento...gente, alturas, hoteles, vértigo...que
asumiendo el tránsito, luego se dan a la fuga…
―...si dignamente he sido capaz de sobrevivir de mi caída a
los infiernos, la subida a los cielos será pan comido...digo yo...aunque…
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