...Miró por la ventana pero no veía más allá
de sus lágrimas...cerró los ojos y se encontró a solas con la oscuridad del
dolor, del vacío, de la tristeza...volvió a tientas a la habitación y se tumbó
en la cama, las sabanas revueltas rozaron su piel desnuda y quiso nadar en la
humedad de su recuerdo...el sol tímido delató la huida de la noche y la
ausencia del otro cuerpo tomó forma en su mente...entonces dijo su nombre, y a
su alrededor el eco del silencio enturbió el aire, y no podía respirar...un
gemido abortó la última silaba y su corazón dejó de latir a la misma vez que la
impotencia invadía su pulso...abrió los ojos pero ya no había nada...el cielo
arañaba entonces el cristal, y el día llorando...
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