...La música se hacía insoportable…el calor estaba tan pegado
a la ropa que era imposible distinguir los tejidos más allá de la piel,
sudorosa, salina…la cogió de la mano y atravesaron decididas el torbellino de
gente que las arrastraba hasta el centro de la pista…temió que no fuera lo
suficientemente fuerte para evitar que se escurriera entre sus dedos, por eso
se paró en seco y la agarró por la cintura…había sido una reacción química, el
humo confundió sus miradas y creyó que aquel guiño del destino no volvería a
repetirse, y con paso seguro se acercó a ella…una sonrisa y tres canciones
alocadas que estremecieron sus cuerpos al unisono, bastaron para hacer oficial
el supuesto flechazo…
…Había sido mientras observaba aquella cara
perfecta y esas formas inquietantes, cuando se descubrió excitada, y su
imaginación voló sin alas hacía su cama, vacía y fría desde…ya no se acordaba…no
era un local típico del ambiente, pero le gustaba precisamente por la ambigüedad
que ofrecía, a los, en aumento, asiduos compañeros de fin de semana…era la
primera vez que la veía y, ¡qué extraño!, parecía haberla intuido…quizás algún
sueño…últimamente se repetían imágenes confusas de maniquíes sin sexo, que la
reclamaban desde su quietud, para que les dibujara caras…fue una palabra de
ella la que desató las ganas de abandonar el lugar, aunque las llevara su
tiempo y esfuerzo, y luego esa mirada abierta, suave, que interrogaron sus ojos…poseeme…no
podía dar crédito al susurro que acariciaba su oreja, y descendía en un
escalofrío hasta su pubis, en una sacudida de vértigo, asintió sin voz y
rectificó su pensamiento para subrayar aquel instante…
…Mientras conducía en silencio, desfilaban
por su mente historias desordenadas de tantas escenas eróticas que se mezclaban
en cantidad y calidad, fondo y forma…pero de repente se difuminaron como
garabatos de tiza…estaba sintiendo el calor dulce de una mano rozando la suya,
acercarse el aliento el aliento embrujado que le impedía respirar…y frenó el
coche sin dudarlo demasiado, y se giró hacía ella con la violencia justa que
mide el deseo inhibido, prohibido…
…Estaba segura que nunca olvidaría el beso,
no era al evocarlo un nombre común, era propio, con mayúsculas…sus labios se
borraron en los de ella y el sabor de su lengua la transportó al más exótico de
los paisajes…se instaló entonces en horas eternas, que le atraía hacía sí con
la magia del deseo…ternura, terciopelo y seda, se evaporó en el cielo del
paladar, y escapó de sí misma para recorrer con su emoción, el nuevo universo
que se estaba construyendo, allí mismo, entre el abrazo de las dos…no hizo
falta concretar nada, ni el más leve reproche por la espera…arrancó el auto con
el vientre ahíto de ella, y con la cabeza obnubilada por su presencia intima…
…Llegaron a su casa sin darse cuenta, casi
en un abrir y cerrar de ojos, aparcar, abrir la puerta, situarse para acoplarse
desnudas y ya, en una habitación perdida en la memoria de ambas…sumergió su
lengua en la espuma femenina que ella le brindaba, las piernas de par en par,
mostrando ingenuamente su humedad…lamió minuciosamente cada milímetro de mujer
que se le entregaba…no dejó que ella le tocase…todavía no…quería atravesar
todas las fronteras inimaginables, antes de sucumbir en su brazos…tenía que
hacer que ella bordeara el éxtasis, para que la palabra seductora, se volviese
a escuchar…y se entretuvo la inmensidad del mar, en recorrer los pechos,
gemelos idénticos, que insistían, con el roce despistado de los pezones, que
necesitaban más…fue después, el alba empañando el cristal de la ventana, que
las posturas cambiaron, que los contornos reclamaban nuevos goces…que se oyó,
entre gemidos y jadeos mareantes, la palabra que se alzaba en orden…poseeme…
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