…El adiós atravesado en la garganta, las
lágrimas secas, la piel muerta…el perfil de tus gestos se desvanecían en mi
mente antes de que te fueras, y mi corazón dejaba de latir…y te amé…te amé en
el silencio que ya nos separaba, en las horas del reloj que no compartiríamos, en
la ansiedad angustiosa del próximo encuentro…no hubo despedida…faltan palabras
y sobran letras…no hay música de trompetas, ni timbales de alegría, no hay
bailes de salón, ni fiestas de fantasía…las manos que se rozan casi sin querer,
que devuelven a traición tantas sensaciones…una mirada perdida que se encuentra
en el mismo aliento, que descubre la sombra de una herida…los labios sellados
en un leve suspiro, que se abren al eco del viento del alma…y el beso…las bocas
que se quieren encontrar y encuentran el mismo sabor, que comparten el mismo
aire, que se mojan de la misma humedad, las que me alejan de ti, las que me
llevan al otro lado…a mi vida en trazos ciegos…y clavo los pies y vuelvo la
cabeza…tu silueta se esfuma…y en la última estampa, tu nombre pinta de arco
iris el blanco y negro del momento…después…después, nada…
Era tu nombre, supongo que también tu
apellido…no me dio tiempo a leerlo…abrí los ojos justo en ese instante que todo
se aclaraba…no podía creer que todo había sido un sueño…me costó, claro que
costó acostumbrarme a la realidad de las seis de la mañana…venía no sé, como
envuelta en una nube de cristal, los pies ni siquiera los sentía en el suelo y
que dolor reaccionar al movimiento…volaba, eso estoy segura…surcaba paisajes
irreconocibles…lo cierto es que tampoco me reconocía en la protagonista, pero
era yo…lo noté en cuanto te vi…debía haber recorrido el mundo unas cuantas
veces…luego supe por qué…y allí, en un punto perdido del horizonte, tu silueta,
reflejada en un espejo azul tan grande como la eternidad, me esperaba…luego
adiviné tu mirada rasgando el aire, y la ternura de tu piel…de repente las alas
dejaron de funcionar como por arte de magia y caí, caí a la velocidad del rayo,
pero…¡sorpresa!...tus brazos estaban sujetándome, y tu boca me invitaba a nadar
en el beso más hermoso…ya dejó de existir todo…respiraba el latido de tu alma,
y me bastaba tu presencia para sobrevivir…entonces ocurrió, el paraíso donde
estábamos se nubló aquella tarde, y el viento prometió tormenta…y aquel
terrible temblor que me separó de ti…ni el abrazo más tenaz sujetó nuestros
cuerpos…me sacudió una ola salada que me hizo escupir el tiempo y te busqué
otra vez…caminé y supliqué a mis pasos que encontraran tu huella, atravesé las
esquinas y los secretos de la tierra, descosí el cielo por si te escondían sus
nieblas y vacié el mar…y le volví a llenar con el llanto de mis venas…cansada,
impotente y casi muerta regresé al principio…y, y…¡Dios!...tus letras…era tu
nombre, supongo que también tu apellido…no me dio tiempo a leerlo, el
despertador ensombreció la duda…y es que´nunca sabré como se llama tu ausencia…se
me olvidó que en el sueño no quisiste que lo supiera…
…la suavidad de tu piel erizaba la mía, y la
humedad de tu mirada mojaba mi boca…entonces mi alma latía al compás de mi
excitación…el fuego que tiritaba en mis venas, el hielo que ardía en mi locura,
la pasión que explotaba entre mis muslos…y te deseaba, te deseaba con cada milímetro
de mi cuerpo, en cada instante de mi mente, en todos los rincones del aliento
que respirábamos juntas…bastaba insinuar tu roce, dibujar la caricia de tus
senos o intuir el dulce jugo de tu sexo para crear un mar transparente al sueño…mis
ojos no veían mas que tu placer, mis labios recorrían una y otra vez el paisaje
siempre más colorido de tu horizonte y…la suavidad de tu piel eriza la mía y la
humedad de tu mirada moja mi boca…entonces mi alma late al compás de mi
excitación…te deseaba ayer y te deseo hoy…
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