miércoles, 16 de abril de 2014

20 Julio

   ...Era un pueblo habitado por alientos y suspiros de sueños muertos…inventaban barreras para el amor. Que la ropa apareciera como el gran impedimento. Que el amor fuera un nudo. Otro duende muerto. Que el amor se hiciera solo. Despacio. Con toda la vida por delante. Que el amor durmiera a ratos y que, al despertar de golpe, se impacientara como el niño que insiste en tenerlo todo…Solamente aquellas personas de vidas secretas y torcidas podían comprender los silencios…La tierra parecía sangre tendida a secar al sol…El tiempo pasaba tan deprisa que rompía la memoria de las cosas…Cuanto más creía amar, el amor se le iba haciendo más pequeño…Cuidaba el honor de ella como un bosque vigila la luz insolente de la luna…Cuando las palabras hacen milagros nace el poema…un poema sabe lo que no sabes…un poeta quiere que sus lectores sean también poetas…el poema hay que mirarlo, es un retrato del alma…com si acabés de sortir d’una mena de mort…Era como una lluvia con sol en el pensamiento…una flor es como un beso ciego…Viajar es ser tu mismo…me ponían milagros por vestido…las respuestas prohibían el viaje del pensamiento…Dormía con una mano inventada que cada noche le acariciaba la mejilla…No siempre las respuestas sencillas son las verdaderas…Querida era decir estimada, la palabra más palabra de todas las palabras catalanas…t’estimo…

   …las olas quietas mecían tus ganas y yo…yo miraba…los ojos inquietos se perdían en el horizonte de tu cuerpo mojado en azul y verde, en blanco y plata…te sabía salada y dulce y amarga…a ratos…cuando descubrías que el tiempo pasaba pero no existía…entonces me contagiabas la desidia del abandono en tus brazos, en tu voz callada, en el latir confiado de tu razón…no eran unas vacaciones…desembarcamos allí después de una pésima organización de lo que creímos el viaje de nuestra vida…llevábamos ya…¿Cuántos años?...¿te acuerdas?...nos enamoramos de sus paisajes, su viento, su cielo y su mar…juntas habíamos decidido…y juntas decidimos no volver…y ahora…noche a noche releo en tus labios sellados, el reproche del sopor…y te pregunto en vano…¿regresamos?...no dices nada nunca, nunca señalas la pista que me haga encontrar la misma mujer que horas atrás reconocía en los gestos, la mirada, la caricia…navegábamos en momentos anclados en otros momentos, y las palabras eran las mismas que nuestra memoria escribió ayer, anteayer, el primer día…un amanecer tuve miedo, me despertó el sueño huraño de la muerte anunciada…te busqué a mi lado y no estabas…no estabas en la isla…lo supe desde su instante, por eso no derramé más lágrimas que sonrisas…sólo me quedaba la playa…el sol quemaba mi locura, y en el horizonte…las olas mecían el olvido de tu nombre…



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