...Rojo...se
deshacía en la mezcla de su sangre...entonces no quiso mirar...en su mente la última
imagen de ella, desnuda, clara, transparente...después la oscuridad de la pasión
desmedida...en ese momento el fuego amarillo devoraba sus cuerpos y ya no era
nada...ella mostraba descarada sus heridas muertas y él blasfemaba el silencio
que rompió efímero su vida...luego la noche vestida de luna y él quieto, azul,
riendo sus lágrimas...aún sujetaba en la mano el pincel asesino...ahora si
quiso mirar...el olor que mojaba sus manos rozó el lienzo...no había sensación
igual...
...Buscas...sin saber muy bien el qué...pero
sigues buscando...te adentras en lo efímero del momento, este, instantes de
vida que matas en el tiempo para tu regocijo, tu ilusión, tu esperanza...después
alzas el vuelo inesperado, el de la locura...rozas las nubes y las estrellas,
te columpias en la luna de las brujas y en su escoba prestada recorres la
oscuridad hueca de un universo desconocido...¿o acaso te has engañado a ti
misma y ya habías intuido antes su existencia?...no quieres reconocer sus
paisajes tejidos de tus propios sueños, ni sus personajes fantásticos que
habitan tu mente hace noches...no crees en la magia que envuelve con lazo de
eternidad el rojo del corazón, no crees en ti...en tu alma transparente y frágil,
que osa retar a la tempestad convirtiendo tu nombre en la brisa que llena el
aliento...el nuestro...el tuyo y el mío revolcándose en los sentidos,
brillantes, exuberantes, orgullosos, pérfidos, errantes, heridos, abiertos,
ocultos, terribles, fríos, descarados...sentimientos en mayúsculas que revolucionan
las formas de tu rostro, las esquinas de tu cuerpo, los rincones de lo anónimo...reclama
un lugar en el espacio que borda tu sombra y grita, grita el silencio que quema
tus lágrimas y arranca una sonrisa a la tristeza, escupe los melancólicos harapos,
que cubren tus gestos cada vez que naufragas en el charco sin océano y desvía
tu paso, las huellas borradas e inútiles de otros rastros...y cierra la
mirada...buscando...dentro...la luz de tu iris, la suave fuerza de tus muslos,
el invisible húmedo de tus labios...y mientras yo, sobrevivo, del secreto de tu
mano, del misterio de tu sexo, mojándome donde acaba el mar, por que...por que
hace siempre que ya me has encontrado...
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