sábado, 18 de agosto de 2012

Mus


—¡Envido!—Dominga se colgó otro cigarrillo de los labios.
—…tres más…
—…chica no sé como lo haces, ¿no se te cae nunca?...
—…vale…paso…la costumbre hija…
—…y el vicio…Nati, ¿llevas pares?...
—…¿sabéis una cosa?...en mi pueblo a un mes de las navidades llegan las nieves…
—…llevo juego…31…—Dominga rió socarronamente, guiñando el ojo a su compañera…—…Leyes, dile a esta que se quite ya las gafas…que los oscares no son hasta febrero del año que viene…
—…¿Por lo que veo Nati, y no va de coña…no se lo has enseñado todavía?...claro que para lo que sirve mejor ni hacer cuentas…—Sole mascullaba con gesto incierto, vacilando entre el asombro de las otras y el susto propio…

—…¿Qué nos tiene que enseñar?...no me digas que otra vez ese mamonazo...Domi dame un cigarro…
—…¿Para fumártelo o para estrujarlo?...Leyes, que ya nos conocemos y está muy caro…—Dominga escondió la cajetilla de tabaco en el bolsillo…—…venga Nati…¿Qué ha pasado ahora?...
   Una mujer menuda, pelirroja, de semblante austero y triste, posó sobre el tapete de ganchillo unas enormes gafas negras que dejaron al descubierto un moratón del tamaño de un puño que además de convertir la esclerótica en un pozo de sangre y agua turbia, había bloqueado el parpado y su mente, como una persiana a medias, ni cerrada, ni abierta.
—…anoche, el Vitor, que vino más borracho que una cuba de tonelada, y ya es decir, y se lió a palos con la pobre, que no tiene culpa…ni espíritu, ni estima, ni na...vaya, ya me he pasado con la propina, hablo de lo que no debo…—Sole, se regañaba por su lamento y su comentario…
—… deja que nos lo cuente la Nati…—la mujer rubia y de aspecto jovial que respondía por Leyes se encaró con Sole que seguía debatiéndose con su conciencia, a la vez que se preguntaba en un murmullo receloso—…¿por qué habrá dicho esta elementa lo de la propina?...¿y con ese toque de desprecio?...
—…Venga Nati preciosa…ya sabes que somos tus amigas, a nosotras nos puedes contar lo que quieras, siempre vamos a estar de tu lado...anda no suspires así, que soy de lágrima floja…—Dominga acarició las manos de Nati con la ternura escondida y peligrosa de los casos especiales, racionada y de estraperlo para las situaciones desesperadas…
—…en mi pueblo, los hombres salen del trabajo y se van a la cantina, a beber y beber, cuando llegan a cenar hacen ascos a todo lo que les rodea…sólo quieren dormir y que les dejen en paz…—…Nati tan frágil, como si se fuera a partir de un momento a otro…lanzaba las palabras como dardos de algodón, con la certeza de atinar en la diana perdida en un infinito, que solo ella conocía…
—…Cinco de grande, dos de medias, tres de juego y una de chica…—Domi contó los tantos de la partida en su afán de imponer una normalidad que como saltaba a la vista alicaída y amoratada era imposible…
—…Nati, ¿has pensado en lo que hablamos?—Leyes se dirigió a la joven con tono cariñoso y maternal…
—…hubieras sido una buena madre…menos mal que no tuviste la oportunidad…—Sole se mordió automáticamente la lengua a la mirada asesina de Domi…
—…es verdad, no tuve ninguna oportunidad…—Leyes sintió una punzada en el corazón—…era lo que más deseaba y me quedé hueca en el empeño…ya ves cada una tenemos nuestra carga…para unas mera frustración para ti, seguro, causa justa…
—…que animala eres por Dios, parece mentira…con lo que llevamos a cuestas…¿Qué mosca te ha picado hoy Sole?...
   Dominga se levantó malhumorada, pero el respeto impuesto por su carácter marimandón y quisquilloso, se desvanecía envuelto en su eterna bata de guatiné carmesí, la cara pintada como una madera barnizada en exceso y el adorno en su cabeza, como otro miembro más de su anatomía, de dos rulos gigantescos enredando cuatro pelos de un color desconocido, disimulado por una ya desgastada redecilla de los setenta, tupido verde botella…entonces dirigiéndose a la cocina con el paso lento de una elefanta preñada volvió a la mesa con una botella de whisky y cuatro vasos…
—¡¡Vamos a celebrarlo!!...—vertió el licor con sarcasmo e ignorante a los lacónicos aspavientos de sus vecinas…—…¡¡brindemos por el aquelarre!!...
—…en mi pueblo las mujeres nos sentábamos alrededor de una hoguera y entre sorbo y sorbo de orujo, las más ancianas contaban historias de creyentes y meigas…
—...La semana que viene me retrasaré, tengo juicio…
—...Uy hija que bien suena…cualquiera diría que trabajas en un bufete de a-bo-ga-dos…¡¡fijate que categoría!!...fregando los suelos…—Sole, apuró de un trago el pimple que le quedaba y como si fuera veneno, corrió disparada al baño…
—…que mala leche tiene, la muy hija de…su madre…me tiene harta, que diablos la he hecho yo…nunca ha sido tan arpía, tan hiriente…— Leyes contuvo el enfado interrogando al rastro de su sombra en el suelo —…¿será la envidia?...
—…¡¡Vamos Sole!!…ven aquí y cuéntanos de una vez qué te escuece…ya sabemos que últimamente las cosas no van bien pero no es cuestión de que lo pagues con ella…no se lo merece…—Dominga consiguió que Sole volviese a la sala, quejicosa y sonándose la nariz
—…mi hija se ha quedado sin trabajo…no pueden pagar la hipoteca, tienen que alquilar el piso y no tienen donde vivir…tendré que acogerlos…aunque en realidad…tendría que mandarlos a la mierda…
   Sole, grandona y de rasgos caballunos, se mesaba el ralo cabello blanco que salpicaba sus orejas…encogida en su silla, representaba a la perfección el ideal de juguete roto…su expresión de por si desdibujada se iba diluyendo con la luz del día…como los remordimientos.
—…pues si que se han dado prisa…el lunes no me dijiste nada cuando me trajiste la compra…—Dominga empezó a ponerse nerviosa—…¿Dónde les vas a meter, son tres personas más?...
—…en mi pueblo, en época de recogida se compartían espacios y esteras…—Natí sonrió evocando un recuerdo que no existía en otro sitio que no fuera su imaginación.
—…yo tengo dos habitaciones vacías Sole…están llenas de trastos y de las jaulas de Jerónimo, pero podemos hacer un apaño…— humilde y sincera, Leyes, se dejó llevar por la lástima y la compasión—…además un poco de compañía le hará bien...supongo
—…¿Cómo sigue?...—Domi intentaba copiar de su memoria la estampa repetida de alguna tarde cualquiera en su sana intención de evitar el cariz que iban tomando los acontecimientos…
—…como la semana pasada, como la anterior…como desde hace tres años…ni tulle, ni bulle…con sus pájaros…se pasa las horas muertas en la terraza observándoles, cuidándoles,  incluso les imita…ni me reconoce…—Leyes se sobresaltó, angustiada por sus pésimas conclusiones—…tendré que dejar las oficinas, y ¿qué será de mi?...de nosotros
   Las cuatro mujeres se quedaron mudas y quietas…la oscuridad invadió la escena sin que importara…ellas permanecieron a lo suyo en sus pensamientos, en el mundo inventado de los jueves a la hora del café, donde podían dar rienda suelta a su existencia mareando las cartas de una baraja, testigos de cartón, unas veces de sueños confidentes y voladores, otras de acongojadas pesadillas débiles de consuelo, hoy, sus sentimientos desnudos y sus despóticas miserias que piden a gritos escribir en la página en blanco de seguir adelante siendo ellas mismas…
—…Nati, da la luz…que parece que estemos en un velatorio y con el cupo completo de féretros—Dominga rompió el silencio derramando el sofoco contenido en un aire espeso, y que irremediablemente se consume con las ganas apuradas de la pena en la garganta…
—…¿y tu que?...¿has vuelto a saber algo de tu nieto?...—discreta por convencimiento pero directa con razón, Leyes, metió el dedo en la llaga…—…pero aunque supieras…¿cuanto hace que el bueno de Pedro?...doce ya ¿no?...¿y si apareciera de repente el chaval qué?...si no hay roce no hay…¿familia?…
—…bueno, ya estamos, por lo que parece me toca a mi…—Dominga se sirvió más Dyc, sin mezcla, sin hielo, así, a palo seco, como el pulso de sus venas y el latir de su alma…como la decencia de su nostalgia y la honestidad de su desdicha…
—…desde que mi hijo murió en aquel estupido accidente, la imagen de mi nieto se quedó grabada en aquella foto de la primera comunión, dudo que alguien le hay dicho que tiene una abuela…han pasado más de seis años y ni una llamada, ni una visita…tengo que leer su nombre para acordarme como…— a Dominga le tembló la voz el efímero segundo que tardó en señalar el marco infantil que presidía un viejo aparador carcomido por el luto y la hiel.
—…nunca me gustó la zorra de mi nuera…me han contado que ya no está con el Fundi…me han dicho que ha cambiado de barrio y que está con un marroquí…confío y desconfío, rumores y más rumores…
—…en mi pueblo, La Joaquina, agonizó en el mismo sillón donde estaba sentada, cuando la avisaron, que sus dos hijos habían quedado atrapados en la galería más profunda de la mina, ni siquiera pudo enterrarlos en una tumba adonde llevar flores…no volvió a salir de los muros de su vivienda…
—…eso va con indirecta Domi…como engaña esta mocosa…tan inocente, tan mojigata y luego va directa a la yugular—Sole irguió despacio su imponente presencia y soltó una carcajada seca, maligna, sin gracia…—…bien hecho muchacha, ahí donde hace daño…
—…supuras amargura por los cuatro costados, confundes con tanto desasosiego…¿Por qué estas tan resentida Sole?—Leyes se cuestionaba en alto lo que las demás escupían entre dientes…—…cada palo que aguante su vela…¿o no?...
—…si vas a seguir así…vete de mi casa…no está el horno para bollos…vete Sole…—Enfurecida, Domi se levantó y arrastrando su peso como un calvario abrió la puerta de la calle de par en par…
—…soy una desgraciada…me puede la situación…no sé como seguir adelante, Alfredo está destrozado de tanta chapuza…la paga no da para más y tantas bocas…—…el llanto era ahora de impotencia, un río caudaloso, salvaje y desbocado que empapó de rabia el rencor y los reproches y contagió de naufragio las muecas cómplices de tres rostros a la expectativa de lo peor…— y como las desgracias no vienen solas...esta mañana he ido a por los resultados, aún no se lo he dicho a nadie…tengo cáncer…¡¡que felicidad!!...después de tanto sufrimiento por fin un merecido descanso…
  
   Eran más de las once, el alcohol se había terminado, el segundo paquete de Fortuna también…la luna trazaba su tirana ironía en el horizonte marcando los límites del presente y del pasado, un destello con luz de plata atravesó el cristal del ventanal esparciendo en el ambiente los rescoldos mágicos de la rutina y lo cotidiano…
—…en mi pueblo, los trozos alegres de la vida se publican, los pedazos de dolor necesitados de secreto se comparten, se mastican, se digieren y se sudan…luego se funden con el polvo y se olvidan.
—…venga Nati…envido a chica…a ver si con eso de la morriña, te animas,  y nos das una sorpresa…me da el palpito que va a ser pronto…
—…que valiente Domi…si no llevas ni un pito…
—…pues por eso…
—…anda, anda, que me das más miedo que mi futuro sin mi…paso, paso… que tengo bien guardaditas y a salvo mis esperanzas…
—…Leyes ¿eso son duples?...
—…¿tú que crees?...
—…pues órdago…



1 comentario:

  1. Diálogo entre personajes (A piensa lo contrario de
    lo que dice, B intenta averiguar las intenciones del otro, C está mentalmente en otro lugar)
    28 Marzo 2011

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