…Llegaron a la ciudad la misma noche que la sorpresa
de la nieve en primavera,
arrastrando un secreto enredado en sus sombras, sin equipaje y envueltos en
pena…en el alma una esperanza, en el bolsillo una fotografía en blanco y negro,
cuarteado el cartón de tanto mirarla…con el corazón empapado en recuerdos, y la
manos trémulas de hielo, la mujer leía
un periódico sin letras, ni titulares…buscaba concentrada un único suceso,
enmarcado también en el gris oscuro de la tinta dramática, que escribe su
historia desde entonces, a su lado el marido se distraía con unos naipes que iban apareciendo al azar,
como cada día de su existencia después de aquello…y fue en aquel tugurio con
ínfulas de cafetería, tan atemporal, tan sórdido, donde según el destino les
vieron llorar, nadie supo del misterio, pero las lágrimas que llovían sobre el
café con leche, fueron el preludio de un cuento, triste y amargo, pero qué
encendió la vida de los bultos sin nombre, esbozos de clientela, que como espectros habitaban el frío de esa
madrugada…
En un pueblo olvidado
entre montañas y viento, existía una maldición, los más viejos del lugar
recordaban muy bien cada detalle del hechizo, los más jóvenes…bueno, no había
más jóvenes…en realidad era una aldea destruida por la desolación, la desgracia
y el miedo del momento…Antes de la guerra un bullicio frenético llenaba sus
calles y los fines de semana duplicaba el censo por el, famoso en la zona,
mercado de ganado…tras la contienda, por los caminos sólo corría un reguero de
sangre y en jornadas de fiesta y descanso, perezosos fantasmas salían de los
rincones, y ya no hubo nada…en pie cuatro piedras para reconstruir las casas,
las pocas ganas de los que quedaron y un nuevo alcalde impostor y su séquito de
mercenarios con traje, chivatos del régimen que abusaron de sus armas y su
poder para imponer la ley del mas fuerte…pasaron los años y el tiempo, los
aldeanos volvieron a ser población con ajetreo y feria, pero en los campos y
huertas de la memoria la siembra del rencor y el odio dieron su flor y fruto…espoleado
por el alcohol de la borrachera y alentado por la inmunidad de su camisa azul,
el hijo de la Mochuela ,
viuda y serpiente del Marqués del Valle, a carcajada de chiste y como si fuera
una gracia, violó, protegido por la juerga y cobardía de sus secuaces, a
Palomita, la hija adolescente de Pedro el Palomo…a la mañana siguiente, en la
parte más soleada de la plaza, Pedro hizo justicia con los cartuchos de su
escopeta, y con el cuerpo del sinvergüenza a vista de todos, aún caliente su
mueca de desprecio y quieto el gesto de asombro, se entregó sin resistencia a
la guardia civil…
…En el bar del
milagro, el silencio calla el ambiente de tos y humo, el pasado enmudece…la
mujer de aspecto enfermizo y frágil se levanta de la mesa y da voz al presente:
“…Yo soy la herencia errante de aquel pecado, el testimonio hiriente de la
maldad, la nieta ilegitima de la
Mochuela y el Palomo…nadie hizo caso de la advertencia
venenosa de la vieja, nadie creyó las palabras rotas por la ira y el dolor…al
décimo aniversario del trágico acontecimiento, mis compañeros de juegos
fallecían uno a uno, por causas desconocidas, entre el terror y la confusión
…sin explicación posible, sobreviví a la vil condena de una escuela abandonada, a la fuga detestable de un berrinche en
boca de arpía, pero no escapé al estigma del enojo y del rechazo, que los
amigos y vecinos marcaron a fuego de furia en mi mente, y tuve que huir, junto
a mi madre, del desasosiego de la conciencia y para siempre de aquel
paisaje…luego supe que la mayoría también se había marchado, permanecieron
allí, inquietos y puros, los espíritus y los que cuidaban en un cementerio
docenas de tumbas blancas…
…Antes de irnos, mi
abuela en su lecho de muerte, me confirió la dignidad en un retrato niño de mi
padre canalla, y anudado a un lamento remordido, un suspiro de ansia, otorgó:
“…tu hijo no morirá, si vuelves al principio…” persona enrevesada como simple,
máscara de genio y eminencia, así se fue al infierno, retorcidas las pupilas y
consumiéndose sibilino el aliento… Y entendí, a pesar de mi inocencia, que el
último vestigio de ponzoña anidaba en mis entrañas, y no la salvación en el
latido de mi brisa…Y desde ese segundo que evoco de estampa macabra, he vagado
sin descanso buscando el entorno y el sentido de aquella frase, de la imagen
instantánea, legada como un tesoro en papel descolorido y ajado…
…cuando me quede embarazada sin querer, mi esposo y yo
naufragamos en la desesperación de nuestra penitencia, en la locura de un
futuro incierto con trampas y castigo, pero
reanudamos la investigación en horas cómplices de un reloj alado e
iluso…hace unas semanas, una noticia con foto, publicada en un diario de malos
augurios nos devolvió el pulso de la razón: “…en un barrio marginal de las
afueras, mediado el mes de las flores, aparece todos los años, como por arte de
magia, un niño corriendo detrás de una
cometa, sale debajo de un balcón donde un
hombre tiende la ropa y se pierde a la entrada de una cantina…”
La mujer interrumpe
su relato, se dobla su figura por una contracción salvaje…la sirena de la
ambulancia coincide con el bostezo vago del amanecer, no da lugar a más…el
llanto de un recién nacido llena de alegría la estancia entre rostros
expectantes dibujados por el vaho y las palmas de los aplausos…con el caos de
la situación, el sitio se queda vacío, como aquella comarca con leyenda, de
emociones y sentimientos, y en el suelo,
caídas, testigos mudos de la escena, dos metáforas en negativo cobran
semblanza, haciendo acto de presencia en esta narración y su fábula...la más
antigua, casi sepia, tiene un apunte: “ 10 Cumpleaños. 19 Mayo 1964”…la otra,
se esconde en un rotativo caduco, fechada el 19 de Mayo de 2005” , en ambas el niño que
corre tras la cometa ya no está, ha desaparecido por el portón franco de una
taberna que se cierra despacio, encima, un cartel luminoso parpadea a ratos:
“Cada mochuelo a su olivo” como mensaje
final de una casualidad o el origen real de una quimera …sigue nevando, el
camarero en la barra, victima de un espejismo, da la bienvenida a un nuevo
numero del calendario, 19 Mayo 2006…mientras un mochuelo rebelde y una cometa
abandonada, sobrevuelan el cielo despejando los sueños y el cansancio…
Contar historias (Juego de frases)
ResponderEliminar28/02/2011