domingo, 7 de abril de 2013

Trastornos pasajeros ó El circulo perfecto del absurdo


Supuesto: Anticipamos el final
a) El grave silencio de la mañana pareció romperse del todo cuando el ataúd…golpeó secamente contra las paredes del nicho; sin embargo cinco días antes…
b) Descerrajar un tiro fue fácil, lo difícil fue cerrarle los ojos y con ello acabar de una vez por todas esta historia…    
c) Miró el periódico una y otra vez, no podía entenderlo, era su foto, eran sus datos y un titular muy preciso…  







  …Miró el periódico una y otra vez, no podía entenderlo, era su foto, eran sus datos, y un titular muy preciso: “Identificada la ladrona de sueños más famosa del mundo”...
   …La mujer siguió leyendo con atención por encima del hombro de aquel anciano, que increíblemente sujetaba el diario abierto en medio de todo, los dos haciendo equilibrios imposibles en un vagón de metro que no dejaba de moverse…
   “…siempre actuando al descuido, a veces se llevaba también ilusiones y esperanzas de sus victimas…”
    Con los puntos suspensivos, se le acabaron las ganas de comprobar, si el grueso de la información contaba más mentiras o daba en el clavo… y convenciéndose por igual con la elección oportuna del medio de transporte más anónimo, trató de tranquilizarse observando los ojos de los que le rodeaban, por si acaso en alguna mirada encontraba la suya…

   A los nervios iniciales del impacto por la noticia, la calma empezó poco a poco a apoderarse del pulso de sus venas, cuando la normalidad tocó la campana en el alerta de su cerebro, el tren se despejó y pudo tomar asiento en el primer sitio vacío…
   Pensó rápido, tanto como su alto coeficiente intelectual se lo permitía, repasando minuciosamente los últimos pasos dados antes de caer en su propia trampa…aún tenía tiempo…la fotografía publicada correspondía a un batiburrillo de rasgos y gestos que eran difíciles de encajar en una sola cara, y el resto de los detalles sobre su posible persona podían ser de cualquiera…
   Entornó los parpados…nunca debía haberse encaprichado de los anhelos de aquella muchacha enamorada…había tenido bastante hasta entonces con deseos sencillos, fáciles de sustraer en un despiste y al alcance de sus expectativas, pero…
   No quería compadecerse por sus errores, ni darle más vueltas al asunto, tenía otras cosas más importantes que considerar…
   Conociendo como funcionaba el sistema, calculó por encima unas cuantas horas para recoger su ropa, objetos que pudieran comprometerla y desaparecer…pero nunca había supuesto un segundo plan por si algo fallaba, tenía que echar mano de su memoria más remota para justificar esta falta de previsión, quizás el fleco más largo que colgaba de su leyenda, la excesiva confianza en su verdadera historia…
   Se bajaría en la última estación, cambiaría de sentido y haría transbordo en el apeadero, y al llegar al piso que alquilaba desde hacía unos meses…
   Por su mejilla se escurre una lágrima perezosa…quizás sea la misma que asaltó su estado de ánimo cuando fue consciente, siendo todavía una cría, que nunca jamás recordaría un sueño, peor, ni lo sentiría…y fue desde ese instante, que se prometió no inventar nunca jamás una quimera…y no precisamente por falta de imaginación, no…esa le sobraba…simplemente tuvo que acostumbrarse a vivir en las utopías ideadas por los demás…
   La obsesión había empezado cuando aquella mañana, como otras tantas, se despertó empapada en sudor y pesadillas, mientras en la cama de al lado, su hermana parecía una muñeca inmaculada con piel de terciopelo, respirando tan plácida y tan feliz, sin sofocos, sin sobresaltos…ella en cambio…así es que se acercó a su almohada y…casi sin darse cuenta la sisó en el aliento su afán por hacerse mayor, probarse vestidos de flores y zapatos altos como los de su madre, pintarse los labios de rojo y un lunar azul cerca de la barbilla…a partir de ahí que factible manipular una mente, limpiar de un plumazo los trazos mal dibujados de una bicicleta, o atracar la sorpresa de un regalo por comprar, desvalijar de un soplo los planes de unas vacaciones o despojar de palabras una declaración de amor…y no le remordía después la conciencia, esa extraña sensación de no pertenecerse, de contemplarse en el espejo y ver como se escapaba su sombra, la comodidad extrema de esconder su alma en las ambiciones y proyectos ajenos…
   Con los años, las explicaciones lógicas, los diagnósticos médicos y las argumentaciones de base le bastaron para saber que las envidias latentes, los complejos frustrantes o los miedos traumáticos no formaban parte de su personalidad, para eso se convirtió en una competente psicóloga que disimulaba a la perfección, seria y profesional, su otro yo, ese que carente de aspiraciones, robaba en un suspiro sosiego y fantasía…
   Llega a su casa, con sus entrañas en un puño de lluvia e impotencia…¿y si están vigilando?,¿como le habían descubierto?,¿adonde iría?...ante tanta pregunta sin respuesta, decide anteponer su seguridad al orgullo, y fríamente metódica, analiza…
   La paciente apareció una tarde de otoño como una hoja recién caída del árbol, incluso dudó si aceptar la invitación a entrar en la consulta o darse la vuelta y correr escaleras abajo…de hecho el silencio ocupó un cuarto de hora del encuentro, luego el titubeo de la timidez puso contra las cuerdas la paciencia de nuestra ladrona, ese día doctora metida de lleno en su bata blanca y en el papel de su oficio, pero fue en una frase y su desgarro: “…tiemblo al escuchar su voz…”, que las alarmas se encendieron para avisar de una presa evidente, y al morder con saña la fragilidad de su relato de pasión y celos, la psicóloga experimentó con incertidumbre el significado de la empatía, y estrenando eso de conmoverse, dejó que la chica continuara desahogando su rabia, y ella, aportando su experto granito de arena al dialogo, lanzó un órdago a la emoción, impresionada por el giro de los acontecimientos…
   Testigo y cómplice del derroche de llanto y sentimientos contradictorios, las citas
se sucedieron, pero ya no era tan claro quien necesitaba la ayuda…como la ponzoña pura que envenena hasta la intención, tanta práctica en eso de usurpar imágenes y visiones, por mucho que no quisiera y en su rechazo, invocara el conato humano de devolver algo de lo recibido, el desengaño de la joven ya le había atrapado el ansía…
   Curiosamente, nueva en un terreno que desconocía y no controlaba, los hombres: ausencia y presencia…buscó en si misma, más allá de la torpeza y la debilidad de su ser, y se sorprendió temblando al escuchar su voz…pero que raro, o era una burla del destino resentido o debía haber perdido la razón, lo cierto era que por fin tuvo alucinaciones, una mezcla matizada por pasado, presente y futuro, indiferente al orden o al caos, al rencor y al remordimiento…la evocación al rescate de su infancia arrinconada, solapaba el momento que estaba disfrutando como amante, o el juicio donde era declarada culpable por un crimen no cometido, empañaba el efímero gozo de un beso fugaz en una esquina…
   De repente, la invade el temor…fallan los resortes de su inteligencia que clasifican y etiquetan lo real y lo falso…confusa, trata de manejar los latidos de su corazón, transformado en un músculo inútil en su desboque salvaje, habla con su reflejo, un espanto de locura desfigurada, y le acusa en un reproche de traidor…¿por qué tuvo que robar aquel sueño sin su consentimiento?...se entregó ingenua y desprevenida a una relación como un hueco a la nada, sin haber aprendido antes las claves del cariño, las caricias dulces y amargas de la ternura, o el eterno y finito limite del placer…ningún libro estudiado enseñaba, ninguna amiga de quita y pon prevenía, ninguna experiencia avisó, del dolor y el sufrimiento de no ser correspondida, también sentimientos expoliados aunque con ignorante e ignorado afecto, de las neuronas inocentes y menospreciadas, de aquella enferma sin pretenderlo más sana que ella y que resignada a su mala suerte, la denunció en lo más prohibido, su intimidad, por apropiación indebida…sólo hubo que olfatear el rastro, cotejar las huellas y esperar una huída que no llegó…
   La policía la encuentra sentada en su escritorio, no opone resistencia…en el coche patrulla esboza una sonrisa que pervierte y disfraza el olvido…ya habrá alguna compañera de celda a quien quitar las alas que la harán libre, y caerá por su bien en la tentación, pero eso será en el minuto siguiente, ahora es el castigo del arrepentimiento y toca fingir…
  En la comisaría, con aparentes muecas y signos de preocupación, de soslayo, mira el periódico una y otra vez, no puede entenderlo, es su foto, son sus datos, y un titular muy preciso: “…Detenida la ladrona de sueños más famosa del mundo…”


Supuesto: La Risa

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