lunes, 12 de mayo de 2014

10 Agosto

   …Tú no te dabas cuenta…hablabas y movías las manos, o me mirabas en el silencio más absoluto, quieta…y seguías sin darte cuenta…al principio creí reconocer tu propia sombra, pero según pasaban los instantes las vi aparecer…eran transparentes, fuertes y precisas en su misma fragilidad y hermosas, muy hermosas…es cierto que tu no te percataste de mi sorpresa, quizás porque todo el momento era el resultado de un extraño conjuro…o por lo menos eso quise pensar…y aleteaban, esparcían la luz de sus colores por toda la habitación, e incluso anularon el siempre intenso rayo de luna, cuando las primeras estrellas anunciaron la inminente llegada de la noche…dudé si compartir contigo la sensación de levitar en el aire sin oxigeno para respirar, por que la verdad es que tú no parecías saber nada de ti…me acostumbré a contemplarte y disfrutarlas…y deseé que aquel día no terminara nunca…entonces sucedió…te levantaste precipitada…o eso adelanté, sinceramente no hacía caso de lo que contabas…y me enseñaste aquel dibujo tatuado en tu glúteo…¡Dios mio!...ahí estaban…eran las mismas…los mismos colores, la misma forma…no podía ser que no tuvieras ni idea…y me sonreíste tan inocente, tan dulce…ya mucho más tranquila, completamente entregada a la calma de tus ojos, y con la mariposa tatuada también en mi corazón, asistí con el alma entregada al vuelo inesperado de tantos sentimientos…y no me importó que te escaparas radiante por la ventana…llevabas las alas extendidas, encendidas, tuyas…dejé que alzaras el vuelo más infinito y te seguí con la imaginación al lugar de donde viniste, fuese cual fuese, mágico…pronuncié en alto tu nombre y cerré mi vida en un efímero segundo…desperté en tus brazos y, no quise romper el hechizo más allá de la ternura de tu cuerpo alado…y tú sin darte cuenta rozaste con él, ya para siempre, mi hado…

   Quise dibujar tu rostro y me perdí en los rincones de tu alma…el tiempo dejó de imprimir las horas en un hueco sin fondo y por primera vez sentí el roce de la nostalgia…las imágenes se confundían en mi memoria, y de repente naufragaba en tu mirada como moría en tus labios…quise anclarme en tantos momentos que invadimos juntas, pegadas la una a la otra en la calma y la quietud del deseo más infinito, pero salvajemente me asaltaban las palabras no dichas, y los silencios más olvidados, entonces la necesidad de tu mano, el anhelo de tu abrazo, se hizo insoportable…mi corazón abandonó su latido al borde de tu nombre, que mi voz enfurecida gritaba sin silabas, y el pulso de mi sangre se convirtió en gélido humo que enturbia la razón en su locura…fue una lucha desigual con la impotencia y la frustración de tantas circunstancias, con sabanas y cadenas arrastrando, enfrentarme al destino despiadado sin escudo y sin armas…con los brazos caídos, la piel erizada, y mi amor por ti brillando en cada lágrima…

   …Me dices que te escriba…que convierta en palabras sensaciones del corazón, silencios del alma y, que llore en hoja en blanco las lágrimas de mi piel…me dices y callas…el dolor de las heridas que nunca cierran, atenazan mis dedos, y me cuesta descubrir entre letras y tinta los infinitos universos que contiene tu nombre…por que no te das cuenta, pero en en ti está todo…en tu risa se desbordan los ríos de la vida, en tus manos las raíces de las montañas atan la esperanza, en tu boca se deshacen las llamas que queman las entrañas de cada sueño…en ti…y te imagino perdida en tu propia mirada, hablándome de un lugar desconocido…y me pides que te siga…que te escriba…dibujarte un camino de símbolos oscuros que sólo existe en lo imposible, en la magia del momento, en la transparencia del día…amor…que el latido de sangre que empuja este instante, moje con la invisibilidad de mi saliva el mapa de la espera…que escriba en mayúsculas el final…allí donde acabe el mar…

   …Permaneciste quieta…tus ojos estaban abiertos pero sin ver…después sólo silencio…el de tus manos, el de tus labios, el de tu piel…supuse que me habías reconocido, pero dudé…parecías perdida…naufragabas en tu propia memoria sin anclarte en el hoy…yo estaba allí…mi sonrisa inicial al encontrarte entre tanta gente, se fue tornando sombra oscura que manchaba mis pasos hacía ti…quise tocarte…rozar los momentos que juntas descubrimos, transmitirte con mi voz el calor de tantas palabras dichas, calladas…como tú ahora…repetí tu nombre hasta que el velo de una nube de angustia nubló la calma, y seguían inmóvil, con la mirada en el infinito…al oído susurré el sonido de las olas dulces en las que tantas veces habíamos bañado nuestra espera…nada…entonces te besé…posé en un leve beso todo mi corazón, y supliqué a tu latido que tu saliva me contestara…de repente, un suspiro, el suspiro de tu alma, el que sólo yo conocía, del que me enamoré y del que sigo enamorada…

   Reduzco a cenizas el misterio de tu ausencia, y tú no estás…vuelas en el aire que respiro, pero no te puedo tocar…es el sonido de tus alas…el eco del viento me lo trae envuelto en seda…la seda de tus labios…me rebelo furiosa ante el silencio y la luna invade sin razón el lado oscuro…no es de noche, pero las estrellas iluminan mi cielo…en el centro tus ojos…he despertado creyendo que era un sueño, y he buscado tus brazos…quiero huir del miedo…reduzco a cenizas el misterio de tu ausencia, y tú no estás…


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