martes, 31 de julio de 2012

Instrucciones para una cita


   …No es fácil vencer el miedo…encender la luz puede ser el primer paso, mantenerse quieta, erguida, con la ropa puesta, la única manera de esperar esta noche, la última, la decisiva…
   El timbre no suena, el teléfono calla hace horas y ella sigue mirando fija la pared, concentrada en sus palabras mudas que repite hastiada para no olvidar, para no recordar, para seguir respirando...
   Ni calor, ni frío, el ruido de su corazón amenaza el silencio y una lágrima desesperada escapa furtiva de su razón, y es entonces al roce de esa lluvia casi invisible que se deja llevar…
   Hay otros mundos fuera y lo sabe, como sabe y siente propio el derecho a vivir otra cosa que no sea una vida sin latido, sin color ni suerte, desde que aquel día sin sol la soledad visitara su casa para mudarse permanente a su alma, y poco a poco hacerse dueña de su ser, sin pedir permiso, sin pagar renta, sin dar explicación…
   Del trabajo a casa con paso rápido no se vaya a enfadar, con los vecinos como una sombra, sin llamar la atención, no cierre la puerta, sin novios, ni amigas por si acaso los celos pueden mas…
   Es medianoche y la amante tirana que comparte su lecho reclama compañía, ella segura y firme, aguanta el reto y no pestañea…pero como duele el reclamo insistente del tiempo que pasa, la madre enferma y su tormento, la madre muerte, los hermanos huidos en disculpas, un padre que nunca existió…a su lado nadie.
   Que larga se hace la espera con la amenaza siempre latente de lo inútil, la impotencia indebida de quien se sabe capricho del recuerdo, la amargura soberbia que nunca cicatriza el rostro desfigurado por tanta tristeza…
   Y lo había intentado tantas veces, pero a ratos la mentira y el engaño, cuando no la traición tan débil, tan sumisa, y de todas formas la pena, demonio efímero y tramposo, olvidadizo y eterno…
   …y el deseo se cumplió…esa mañana se había despertado bañada en sudor de esperanza, aleteando todavía en su cabeza un sueño feliz sin ausencia, regresaba a la niña que fue, y con la voz encharcada en llanto, gritó su nombre, tan fuerte, que hasta las esquinas se escondieron en los rincones, y dejando la frustración colgada en un armario, abandonó el relicario de temores ocultos y releyó por si acaso, la agenda secreta de príncipes azules y doncellas alegres…conquistó la calle con el aire envuelto en una carcajada, las ventanas abiertas para que el rojo y el blanco pintaran las tapias, y entonces buscando cobijo en los ojos y en las palabras de los demás surgió la magía…
   El reloj se rompe en cada suspiro y los minutos son eternos, es sólo un momento que la oscuridad le habla anónima y de repente…
   No es fácil vencer el miedo, apagar la luz puede ser el primer paso, ponerse en pie, valiente, sin la ropa encima, la única manera de esperar este día, el último, el decisivo…por que el timbre suena…


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