sábado, 18 de agosto de 2012

Sí, quiero...


…A las doce del mediodía es la costumbre del cansancio y la vejez, la que obliga a Inés y a Martín, reponer fuerzas en aquel banco del parque, siempre el mismo, a la sombra perennemente otoñal de un olmo arrugado y achacoso, como ellos…un rato de charla cotidiana y distendida para luego seguir cada uno con sus asuntos por el barrio, un poco más niños, y sin darse cuenta en su rutina, cada día más enamorados…
   
—Hola Martín, ¿Qué tal hoy?
—Que pasa Inés…jodido pero contento
—¿Otra vez las piernas?...¿cuando vas al médico?
—…las piernas, y la espalda, y estos puñeteros pulmones…
—…anda siéntate bien, deja el estorbo del bastón a un lado que ocupa más sitio que tú…
—…mira quien habla, ¿y esas bolsas?…ya estamos…la compra otra vez…
—…te estaba preguntando por el médico…
—…ya, ya…cambia de conversación…no entiendo como tu hija permite…
—…yo quiero hacerlo, como te lo tengo que decir…ella me regaña, pero me gusta ayudar…
—…una cosa es ayudar y otra ser su esclava…
—…no te pases Martín, estoy contenta viviendo con ellos…mi yerno es un buen hombre, pendiente de nosotras y de mis nietos…no tengo ninguna queja, me tratan como una maharajá…
—…de La India, será posible…les haces la comida, la cena, cuidas de los críos, la compra, y encima seguro que tu paga…
—…ya estamos, no te entra en la cabeza, burro gruñón…yo estoy bien, mi salud me lo permite…¿por qué no lo iba a hacer?...se me da muy bien la cocina…tu lo sabes…
—…por eso, por que sé muchas cosas…tu te mereces vivir como una reina…
—…panderetona, no te digo…anda que tienes unas ocurrencias…
Y del dinero prefiero no hablar, todo lo que digo lo tergiversas…
—…claro, lo tergiverso, la lavadora que está estropeada, el equipo de futbol del niño, el cacharro de la música de la niña, la corbata del señor marqués…
—¡¡Martiiiiiiiiin!!
—…no puedo, es que no puedo…no soporto la idea de que se estén aprovechando…cobras la minima…
—…la semana que viene es Navidad, no tengas mala leche…¡mi hija no ha querido nunca ni un duro!…¡comprenderás queee!…son unos detalles sin importancia, no me he gastado ni lo que debería, además, tu viniste conmigo a los tejemanejes del banco cuando vendí el piso, tengo un buen dinero ahorrado…de sobra para algún derroche y para lo que me queda…
—…vaya, ya la echaba de menos…la famosa invitada…
—…¿es que estás ciego?, ¿sordo?, tenemos que empezar a mentalizarnos…cuanto antes mejor…la muerte es algo natural, desgraciadamente para nosotros muy cercano…
—…oye, oye…yo estoy hecho un chaval…
—…mírale, igualito que mi marido…pobre Pancho…hacía las mismas tonterías que tú…hasta que aquella noche…
—…me vas a volver a contar la historia Inés…te la repito de principio a fin…se acostó como si tal, un esfuerzo mal medido y no despertó…que Dios le tenga en su gloria, pero eso fue hace quince años… no me extraña lo del esfuerzo, tu estabas como un bombón…¡¡¡Uhmmmm!! que escándalo de curvas…
—…eres un calavera pico de oro…así ligabas tu cuando te quedaste viudo y vete tu a saber si no antes…¡¡Golfo!!...
—…vas a tocarme las pelotas con lo de Asun…
—…Asun era mi amiga, y tú no me caías muy bien que digamos…no le hacías caso, ni siquiera los últimos meses cuando peor estaba y te chantajeó con la amenaza de suicidarse…y tu, venga excusas…la puta tienda…
—vaya, tu también las gastas que muerden…¿tanto me tengo que justificar?...la agonía fue demasiado lenta y cruel, el sufrimiento infinito, imposible de soportar…
—…no se merecía que fueras tan frío, tan desagradable, tan insensible, el mundo entero sabía que no la querías…
—…no era eso…la quise, a mi manera…no vinieron los hijos y la decepción pudo…pero nunca le fui infiel…aunque la fama que tengo me la he currado…pero, te juro que perro ladrador poco mordedor…
—…Martín, ¿desde cuando nos conocemos?...
—…Inés, tu has sido y eres la mujer de mi vida…
—…Ja, Ja…y la Eulogia, y Mercedes la del quinto y Carmen la del supermercado…¿sigo?, la lista es larga…
—…¡¡Habladurias!!...total por un bailecito de nada en el Hogar del Jubilado…
—…Asun, era muy buena y muy guapa y el que no pudiera tener hijos…
—…Inés, Asun se murió muy joven…ya la hemos llorado bastante…vamos, no enredemos con el pasado…que si no, yo te cortejaba antes que Pancho y sin embargo…Anda…vente a vivir conmigo…
—…tardabas en darme la lata…¡¡que pesado eres!!...
—…nunca he sido tan sincero…quiero compartir contigo cada segundo hasta que nos visite nuestra amiga…la de la guadaña…
—…no me hagas reír…¿a cuantas se lo has propuesto?...no pensarás que me creó la única…
—…a ninguna…sólo a ti chata…no tengo hueco para otra…
—…Martín, Martín…no me tires de la lengua…el sábado en el cine me dejaste a mitad de la película…que prisas por llegar al bar de la rumana…hace dos meses en el teatro que vergüenza con tus ronquidos, por qué según tus amigotes estuviste de juerga hasta las tantas…el verano del viaje a Tenerife con el Inserso, desde que aterrizó el avión no te ví el pelo…¡¡Canalla!!¡¡Viejo verde!!...y todavía me sigues mintiendo…
—…tenía prisa por que me necesitaban, y no para lo que tu supones…lo de la juerga, si el velatorio hubiera sido en un Puti-club con música y copas…el viaje, no debería decírtelo…estuve ingresado por la ciática, supliqué para que los guías no contaran la verdad…
—¡¡Pamplinas!!...no haces más que inventar bulla como si a mi me importasen tus jaranas…
—…te lo juro Inés…en el fondo soy un romántico empedernido, sin más empeño que estar junto a ti…loco de deseo y pasión…
—…¡¡y una mierda…!!¡¡Embaucador!!...¡¡Granuja!!...
—…y tu momia melancólica…
—…estupido vejestorio…¿y aún te piensas que voy a renunciar a mi tranquilidad para aguantar tus manías, tu cojera y esa tos nerviosa de cascarrabias?…ni en tu imaginación…hasta ahí podríamos llegar…
—…no me provoques Inés…me meto yo con tus exigencias de señora de bien, con tus caprichos de consentida, con los trucos y reproches de tu teatro de apariencias…¡¡Falsa!!...¡que yo también era amigo de Pancho!!…
—…a Pancho ni tocarlo…eso si que no…tu no le llegas ni a la suela del zapato…
—…pero bien que te arrimas cuando te conviene…
—…como el señorito frecuenta las malas compañías, se cree el ladrón que…
—…¡¡Basta Inés!!…Inés, nos lo pasamos bien juntos…aún nos queda un futuro decente y en condiciones para disfrutar…la familia te queda aquí al lado…yo
—…que no, que no y que no…vendí mi casa por que mi hija insistía y tenía razón que ya no estaba para estar sola…y…
—…no vas a estar sola, estarás conmigo…cuidarte será mi obsesión…dedicaré mi esfuerzo y mi energía a…
—…no me hagas reír, reconoce que hay tardes que no puedes ni con tu alma, como para encima ocuparte de mi…
—…iré más a menudo al médico y cumpliré a rajatabla lo que me mande… yendo los dos no me angustio, y ya verás, a golpe de carcajada y abrazo cerraremos las heridas, si es que aún hay alguna abierta, jugaremos al despiste con la soledad y celebraremos fiestas con la incertidumbre y el entusiasmo…
—…a estas alturas de la película, no seas patético Martín, que cumplimos 76 no 17…
—…y en nuestro hogar, amor mío, yo me encargaré…
—…y dale, y dale, me estás tocando las narices con tanta palabrería fina…me estás cabreando con ese camelo barato…¡¡Estafador!!...eres un fraude…
—…¿como puedes ser tan inhumana?...
—…¿inhumana yo?...tu si que eres un animal…prehistorico…nunca me gustaste, ni me gustas ahora… y es mejor que me vaya, antes que te suelte una fresca del copón o descubra otro de esos secretitos que escondes y mañana me levante arrepentida…¡¡Bribón!!...de haberte conocido…
—…Inés, Inés…no te vayas…escucha…te lo pido de rodillas
—…Martín, ¿qué te pasa?...oye no será otra broma de las tuyas, deja de hacer el ridículo no hace falta que…, Martín no me asustes…levanta…Martín, Martín…

   …Inés se agachó como pudo para comprobar que el cuerpo de Martín yacía en el suelo inerte…las lágrimas del corazón no dejaron que reaccionara a tiempo, suspiraba y sollozaba el nombre del anciano, esperando que este le devolviera en cualquier momento, el gesto de una sonrisa burlona, o un improperio inadecuado con adorno de guiño incluido, pero Martín no despertaba…Compungida por su comportamiento tan adolescente le besó delicadamente en los labios y se aletargó en un ensueño triste y poblado de recuerdos, entonces al borde del silencio más profundo, fueron los voluntarios de la Cruz Roja quienes sorprendieron la escena y aligeraron el peso de una tragedia anunciada…Inés no se separó del escaso aliento de Martín ni lo efímero de un instante, para entregarle el suyo, y su pulso si fuese necesario…
Al llegar al hospital y justo un instante antes de entrarle al quirófano Martín despabiló su lucidez…
—…Inés, ¿Dónde estas?...Inés
—…aquí amor mío, a tu vera para ya no moverme jamás…
—…acércate Inés, tengo que preguntarte algo…
—…cuando salgas de esta Martín, cuando salgas ya responderé mil preguntas si es preciso, pero ahora no puedes alterarte, no te preocupes y estate quieto…
—…no, no…ven…más cerca...me haría mucha ilusión…¿quieres casarte conmigo?...
  Inés acariciaba la cara de Martín con la ternura reprimida de tantos años, un volcán dormido en la nostalgia reventó de emoción en su memoria, derramando en su mente sensaciones olvidadas y ríos de impotencia y dolor, calmó su rabia de sentimientos perdidos en una timorata y recatada fe, desafiando con valentía la pena y el miedo del presente, y en el regazo decidido de una segunda oportunidad abandonó las ruinas de su pudor, su trémula intimidad y su buena educación frustrada…por que aquellos ojos entornados la estaban mirando y le regalaban como ella a él cuando los buscaba, la alegría de su luz, tan cariñosa y cómplice que abrió el cielo de su boca a las ganas de la esperanza, y apretando su mano, no lo dudó…
—…Sí, quiero…



2 comentarios:

  1. Diálogo estructurado (normalidad, conflicto, solución)
    21 Marzo 2011

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  2. Destacaría el comienzo, esa rutina del cansancio y la vejez que les obliga hacer la parada en el banco, la pelea verbal entre los protagonistas, su realismo, la forma en que él le cuenta su versión de lo que ella piensa que son calaveradas, y claro, el final, un final feliz, pero nada empalagoso con lo que ya sabemos de ambos. Osea que me ha gustado de principio a fin, y mucho.

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