domingo, 16 de septiembre de 2012

Sesión continua


   “James Dean tiraba piedras a una “Casablanca”, entonces te besé...” y fue
dulce y fue salado, y en una imagen en technicolor, sobrevolaron fugaces todos los momentos, hasta el eterno final de película, del beso...Cine de domingo por la tarde a las cinco, sesión especial a veintiséis pesetas, entradas de colores, numeradas, que aún guardo en una caja de cartón, como un decorado más de un guión cualquiera...Hasta que un jueves en la fila uno, ardió mi acné con Tara entre llamas, había cruzado de repente, como la bofetada de Glenn a Rita, la barrera a la sesión de tarde-noche...
Era Katherin quien convertía Hollywood en Philadelphia, Susan quien gritaba angustiada “Quiero vivir”, mientras Audrey desayunaba diamantes y Marylin de sonrisa infinita, moría ante nuestros ojos y para siempre, en la foto hoy enmarcada en dólares, de “Niagara”...Algún que otro día, sobre los zapatos mágicos de Ginger y Fred, abandonábamos el cine a medias, ficción y realidad se mezclaban, horas largas que había que resumir en el corazón, luego te imaginabas en forma de quimera, tantas veces, que en un instante creías soñar el universo de palabras y papel que pertenecía a otros...y tarareabas sin darte cuenta “Strangers in the night”, y al compás del saxo de Woody “New York, New York”, Charlot entonces te daba la espalda y Liza desafiaba la gravedad de una silla en “Cabaret”, por qué alguien había volado sobre el nido del cuco y Jack y Shirley no querían salir de un apartamento...
   Un día de abril te marchaste, atrezzo de militar, también hubo lágrimas, como las inútiles de Jane, tan impotente su ayuda a “Julia” ya coja. Eran tiempos duros en el Vietnam del celuloide, Europa se entregaba a la “Muerte en Venecia”, y yo pensaba más en ti...
   A tu regreso un otoño, abrazados en la penúltima fila, sesión de noche, pasamos del no-do y nos perdimos en colores púrpuras y conocimos a príncipes de las mareas, adivinamos gorilas, tiburones y aliens, y nos estremeció en blanco, rojo y azul, la música incomparable de un piano...
   Y después de casarnos, siguiendo nuestro “Instinto básico”, volvimos a empezar, aprovechamos sin duda una “Belle Epoqué”...¿Te acuerdas?...Y ahora son nuestros hijos, reflejados en otras pantallas, los que sufren y viven, sin numeras, nuestro ayer...¿sabes?...regresa la fiebre, bailan “Flashdance” untados de brillantina, porque les suena la “Fama”...y es que aunque Judy se empeñe en hacernos niños al toque de varita de su “Mago de Oz”, Walt Disney ya no está, desapareció una sesión golfa de madrugada, en brazos de su propia “Fantasía”...


No hay comentarios:

Publicar un comentario