domingo, 14 de octubre de 2012

Claves para abrir un paraguas...(o de como faltar a una cita por no tenerlo)


   Llueve. Y a través del cristal sigue lloviendo. Miro sin ver, aterrada, tanto silencio húmedo, mis ojos mojados se pierden el hueco oscuro que deja el agua del tiempo...Debo moverme, salir fuera, pero no puedo...mis pies, invisibles hace rato, no aparecen, mis manos siempre abstractas, se han desprendido sutilmente con un gesto imposible, y huyen angustiadas de
mi lado, ni siquiera encuentro mi voz, quizás en algún cajón, escondida en el eco de cualquier palabra olvidada...El reloj marca como sin querer una hora que no entiendo, y se que me esperan...tengo que irme...pero llueve.

   El ruido sordo de mi propia existencia se confunde con el llanto monótono de un cielo que hoy no es azul, y me vuelvo naufrago a la deriva, en cada gota de lluvia como en la inmensidad de un océano...Trato de imaginar mi nombre saliendo a nado a su encuentro, pero mi mente se empapa otra vez, y sólo funciona, a secas, la memoria, el regreso cansino y aletargado de un pasado que sin embargo, mi alma dibuja muy, muy lejano...
   Y después sigue lloviendo. Resbalo en un charco a la puerta de mis sentidos, y aunque se me antoja que la tormenta hiriente, ya cesó en mi corazón, el viento frío se lleva sin piedad mi sentimiento...
   Anochece por el borde plateado de una luna embarrada en impotente, que me devuelve como en un sueño, la estampa rota de alguien que se va...y distraigo entonces la melancolía, jugando a doble o nada con la verdad...mientras, disfrazada en una lágrima, se cuela sin avisar la lluvia, calando por fin mi piel cuando me encuentra ahogando la calma, sola y perdida...y sin paraguas.


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