domingo, 14 de octubre de 2012

Íntimas


   ...Me guardaba en otro cajón diferente al de mis compañeras, y agazapada entre consoladores, bolas chinas y preservativos, esperaba el momento, siempre inesperado, de que ella, siguiendo el mismo ritual minucioso y lento, me utilizara...
   Reconozco que fue un flechazo, descubrí en su mirada a través del cristal del escaparate, esa ansiedad fría que disimulan las mujeres que se conforman con su lógica, que contraste con las otras, las que a pesar de la lógica se conforman...y en cuanto pude le hice un guiño descarado, aprovechando el truco del anochecer...  

   Supongo que ya sabía de antemano que yo quería ser su cómplice, por eso su sonrisa triste al desenvolverme me cautivó y ya no era importante calmar mis nervios, conociendo a destiempo el por qué de aquella sutil seducción...se me olvidó hasta el sentido de mi vida cuando me rozó suave con el dorso de su mano, y creí desmayarme al escurrirme entre sus dedos...
   Sentí el tacto dulce de sus mejillas, y el sabor aterciopelado de su labios acariciándonos mutuamente a la altura de su rostro...frente a un espejo comprobé que hacíamos buena pareja, el tejido de mi piel se adaptaba perfectamente a las formas de sus nalgas y de su pubis, y el elástico de mis brazos se cernía su cintura por debajo del ombligo...
   Girando sobre su propia imagen, me envolvió con el aliento embriagador de sus mil carcajadas, el color amarillo de mis ojos resaltaba lo justo y necesario para hacer más hermoso el moreno de su cuerpo...Y dándome, dándose unas palmaditas de aceptación, me humedecí a la misma vez que ella, mientras se tumbaba en la cama y jugueteaba conmigo...

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