domingo, 14 de julio de 2013

Maggie Platino o Una gabardina rubia

Supuesto: Contar una historia…
                                                Hacía mucho calor, tanto que los pájaros morían a puñados…
                                                Solo su risa, nada más que eso
                                                Esperé lo que no está escrito…
                                                Caballetes, pinturas, brochas: todo destrozado
                                                Cuando salí era completamente de día
                  Relacionar con:
                                                Un guardamuebles cerrado a cal y canto
                                                El marido de mi madre
                                               Un fogonazo que solo yo percibo
                                               Una gabardina rubia





   Hacía mucho calor, tanto que los pájaros morían a puñados…los recogíamos en cajas cuando se ponía el sol y se los llevábamos al Fede para que les arrancase las plumas y las metiera en sacos de nylon…el Pecas no soportaba el macabro ritual de después, y cabizbajo, con el estomago revuelto, salía a la puerta del cobertizo a esperarnos con la petaca abierta y liándose, con papel de fumar caduco y tabaco picado de mezcla, un cigarrillo sin filtro, mientras, el Cholo y Liberto ayudaban al Fede a embolsar los pedazos sobrantes y troceados de carnes esmirriadas, huesos frágiles, alitas y picos rotos...luego con el pecho sudoroso y las manos pegajosas de sangre, el Fede me daba la cantidad acordada, aunque yo sabía que a la mañana siguiente, cuando viniera la furgoneta de la perrera de los cazadores a recoger la mercancía, le pagaran ocho pesetas por cada una de las nuestras...pero supongo que era el miedo...
   El Fede era algo mayor que nosotros, pero en cuanto a músculo y voluntad, la ventaja era un abismo...vivía solo desde hacía tiempo en las afueras cerca del bosque, y se buscaba honradamente el sustento trajinando de aquí para allá, o eso decían y contaban...la verdad era muy distinta...

―...¡¡eh tu chaval!!...ven aquí...
―...¿que quieres?...el dinero esta bien...tengo que irme...
―...¿No dirás nada de lo de anoche verdad?...
―...no...

   Y yo apretaba los puños haciéndome heridas con las uñas por ser tan cobarde y no ser capaz de escupirle a la cara...y temblaba al mirarme con esos ojos transparentes que te hacían invisible y tan fríos como para congelar el aire de los pulmones...entonces me tragaba las lágrimas empapadas de rabia con tal de alejarme de allí y perderle de vista, aunque fuera un rato...por que intuía que esa misma noche volvería a encontrarme con él...

―...otra vez ese cabrón amenazándote...se merece un escarmiento...
―...ni caso...ya se cansará...

   El Pecas me ofreció un trago de anís que bebí sin respirar...ardía por dentro y quemaba por fuera...

―...tendríamos que hacer algo... el hijo de puta nos tiene pillados por los huevos...

   Liberto enrojeció de impotencia y bilis, apenas si daba un paso se volvía con el gesto fruncido y el insulto en alto...

―...¿y si nos chivamos?...

   El Cholo se paró en seco...la choza del Fede se escondía al recodo del camino y aprovechamos la propuesta del mulato para sentarnos y calmar la tensión de los nervios...

―...el Cholo tiene razón Sandro, las cosas se están poniendo muy feas y quizás cuando queramos reaccionar ya no haya arreglo...
―...¿y que queréis que hagamos?...darle una paliza, robarle, ir a la guardia civil...
―...y si cuando vuelva...
―...ni hablar...el marido de mi madre no debe enterarse de nada de esto...si es que vuelve...

   El Pecas y Liberto cruzaron la complicidad de su preocupación...el Cholo asentía sus propios pensamientos y yo...tenía tanto calor que me estaba volviendo loco...

   Hasta ese verano del 72, todos habían sido iguales, transcurrían de junio a septiembre en un suspiro...despertares perezosos al mediodía, chapuzones atrevidos en las crecidas del riachuelo, siestas enredadas entre sabanas mimosas y preámbulos de adolescencia...y mi madre cada año más guapa y echando más leña al fuego de diretes y habladurías, pues era obligatorio que en época de intransigencia y crucifijo, para ser una mujer con honra y que yo tuviera un apellido, se casara...aunque fuera demasiado tarde para escapar del pasado y con aquel hombre que nadie conocía, al que ella detestaba y él correspondía con otro verbo parecido...había llegado una tarde de primavera, envuelto en anonimato y vistiendo traje de alpaca, con el porte elegante y seductor de un galán de película en blanco y negro, enamorando a casadas y solteras con su sombra oscura de misterio y la intriga de una historia salpicada de puntos suspensivos, suspicacias y palabras calladas...doña Reme, la maestra, nos lo tenía dicho...no hay que fiarse de los desconocidos que sonríen derrochando simpatía, o que abusan del silencio con exceso de voz muda...eso antes de que nos creyéramos tan listos, con el acné despuntando en el espejo y la pelusilla del bigote haciéndonos cosquillas, y Liberto se metiera en aquel lío con la hija del alcalde, el Pecas se quisiera ir de casa a buscar fortuna a la capital y el Cholo, fiel a su genética de emigrante abandonara sin avisar y sin rumbo la amistad, dejándome a mi solo para enfrentarme al rencor, el odio y los recuerdos...

―...El sábado iremos a comprobar si lo que nos ha dicho tu padre es cierto...
―...ese no es mi padre...
―...es mejor que te vayas acostumbrando a llamarle así...no voy a consentir que conviertas esta oportunidad en un infierno...
 ―...si él me deja en paz...y se porta bien contigo...

   Mi madre no estaba muy ilusionada con la boda, de repente un miércoles comiendo me lo soltó, y yo seguí sorbiendo los fideos como si de alguna manera extraña, ya lo supiera...aunque en el fondo, un nudo en las tripas me hizo vomitar, cuando se marchó otra vez a la tienda de ultramarinos donde trabajaba de dependienta, y yo me quedé rumiando los celos y el remordimiento por el reproche que no fui capaz de gritar...la hermana del Cholo la había visto salir con prisas dos día antes y reunirse con el forastero en la esquina de la Iglesia...nos dijo que les había visto darse un beso...

―...venga Sandro no es para tanto...deberías alegrarte por ella...

  El Pecas trataba de convencerme con su tono conciliador y dándome una palmada en la espalda que me hizo tragarme el humo de una calada profunda...

―...vamos Pecas, como si ya no tuviera suficiente fama de puta para echarse más...y encima con un tipo del que nadie sabe nada y...

   Liberto insensible y sincero apretó las tuercas de mi berrinche, pero sin proponérselo, consiguió con su desparpajo que la infantil pataleta madurase en intención...

―...voy a ir a hablar con el Fede...
―...ni se te ocurra Sandro...el Fede no...
―...quiero saber quien es ese tío...el Fede es el único que me puede ayudar...
―...Sandro no, donde él se mete no sale más que mierda y...si lo haces te vas a arrepentir...ya os conté lo de mi hermano Roque...

   El Cholo se mesaba con inquietud los rizos, me miraba fijamente con su pesar y desasosiego en otra parte...debería haber seguido su advertencia...

   Esperé lo que no estaba escrito hasta que vi aparecer al Fede por la vereda de atrás, andaba despacio con la cadencia típica de quien cree controlar sus propias circunstancias y tener sus machos bien atados...

―...¿que haces ahí mocoso?...
―...he venido a hablar contigo...
―...¿que pasa?...tienes algún negocio en mente...
―...no se trata de eso...es otra cosa...¿conoces a mi madre?...
―...el mundo entero conoce a tu madre...menuda gachí...quien pudiera meterla...

   El Fede iba a seguir hablando pero debió notar como la furia iba apoderándose de mi ser y se calló con el rictus de la boca torcido en una mueca obscena...

―...quiero información del hombre con el que sale...el que llegó a mediados de Abril y se aloja en la Pensión de los Andaluces...
―...¿y a ti que más te da quien sea?...
―...no me fío...
―...¿y de qué te tienes que fiar?...de si le paga a tu madre cuando se la tira...

   Me dí la vuelta y eché a andar...había sido una tontería, una estupidez que se estaba atravesando en mi garganta...

―...está bien...te entiendo...¿que me darás a cambio?...

  No me acerqué...seguí cruzando el paso a la senda y bordeando el olmo gigante que daba sombra al chamizo y sus alrededores...

―...no sé...dinero no tengo...dímelo tú...
―...ya se me ocurrirá algo...
―...dice que se va a casar con el en Junio...¿me dirás algo antes?...
―...claro...oye...¿sigue en pie lo de los pájaros?...el verano está a la vuelta de la esquina...
―...si hace el mismo calor que el del año pasado...seguro...

   Era muy difícil, casi imposible pillar al Fede en un renuncio...no bebía, no fumaba...pocas veces se le había visto tontear con alguna moza o montar broncas idiotas de gallito con cresta erguida...tampoco iba de chulo ni de victima... fue Roque, el mestizo, el hermano del Cholo de su misma edad y que siempre estaban juntos el que descubrió para su desgracia, la miserable calaña del Fede, aquel amanecer, cuando volvían de recoger las presas furtivas, atrapadas en los cepos y las trampas que habían puesto con permiso de la luna...

―...me gusta mirar...observar a la gente y sus debilidades...la mayoría son unos pardillos que pagarían lo que fuera por no airear sus errores...
―...ya...
―...ignorantes, ni se dan cuenta, pero yo estoy ahí atento al mínimo detalle...
―...venga Fede, tu y tus proezas... hace semanas que no vamos a dar la lección con doña Reme y desde entonces ni la hemos visto...¿sabes algo de ella?...
―...como qué, que a medianoche le calientas su cama de solterona mientras el viejo ronca en el cuarto de arriba...que te escabulles con el alba y con un par de billetes doblados en el bolsillo o que se pone roja cuando los domingos en misa, tus padres la saludan...
―...verás Fede...no es lo que tu supones...vamos en serio...yo la quiero...
―...¿qué estás dispuesto a ofrecerme por que no se haga publico tu romance?...para doña Reme sería una vergüenza...además con un bastardo negro como tú,  por qué tus hermanos nacieron aquí, pero cuando el indiano volvió de Cuba con tu madre del brazo como otra extravagancia además del sombrero de palma...tu ya tenías dientes...
―...El indiano es mi padre y aquí le respetan...
―...¿probamos?...es fácil voy a hablar con él y le pido...
―...No Fede escucha...el dinero que me va dando son sus ahorros...para cuando nos vayamos de aquí los dos...el viejo se los quita para emborracharse...me los da poco a poco, por que si no encuentra aunque sea unas monedas la pega...Fede...no puedes hacer eso...el color de mi piel, me saca muchos años, si se enteran la echarán de la escuela...
―...quiero la mitad de lo que llevéis ahorrado...
―...no puedes hacerme esto Fede...soy tu amigo...
―...yo no tengo amigos...mañana a la una te espero debajo del árbol...no faltes...

   El Cholo nos había descrito con pelos y señales como Roque intentó reunir el dinero sin delatarse a doña Reme, como tuvo que endeudarse con la usura de unos intereses escandalosos que seguramente no podría devolver y como a la una debajo del árbol, el Fede le desafiaba con pose de ingenuo y mostrándole despistado una navaja...

―...verás Roque...he pensado que lo que me vas a dar es poco para coserme los labios...
total, la tendrás a ella...
―...hijo de puta...un trato es un trato...
―...bueno, bueno...si prefieres que hable con doña Reme o le cuente al viejo...

   Roque se abalanzó desesperado sobre el Fede...el acero brillaba entre las ramas hasta que se clavó debajo de las costillas de un Roque debatiéndose entre la ira y el asombro...

―...me conformaré con lo que me has traído...don Anselmo te curará, dile que vas de mi parte y que ha sido un accidente...no hará preguntas...y tú no dirás más...¿estamos?...tienes un cuarto de hora hasta que la herida sea mortal...

  Roque y doña Reme se marcharon en pleno invierno, antes de navidad...el viejo acababa de morir de pulmonía y después del entierro, con el impulso febril y valiente de una huida hacía delante y la precipitación precipitada de apenas con lo puesto...dejaron atrás pertenencias, sentimientos y compromisos para adentrarse en lamentos, cuchicheos y olvido...pero colgando un fleco que tenía nombre y apellidos de prestamista...

―...¿podríamos entrar en la casa de doña Reme y echar un vistazo?...
―...las ideas de Liberto...¿quien te dice a ti que no esté cerrada con llave?...
―...el alcalde ha puesto un cartel en la puerta...en unas semanas se subastará aunque ya se sabe de sobra quien será el nuevo dueño...
―...el que prestó el dinero a mi hermano...¿verdad?...
―...el más rico de la comarca aunque viva en la ciudad...

   El Pecas dio una patada a un bote roñoso que se estrelló contra la tapia hirviendo en cal del cementerio...

―...¿alguien le ha visto alguna vez?...
―...¿a quien?...
―...pues a quien va a ser...ese del que habláis...el rico...
―...no lo sé...pero unos le llaman El Patrón y otros El Largo...y ninguno explica por qué...

   La respuesta de Liberto entró por mi oído izquierdo y se fugó por mi oreja derecha...ojala se hubiera quedado grabada en un rincón de mi cerebro...la primavera se había adelantado a primeros de marzo contagiando al cielo de tonos azules y tiñendo la luz de un matiz suave, amarillo...algo en la atmosfera, invitaba a buscar aventuras, emular hazañas y tentar a la suerte que nos provocaba con su continuos e inocentes contoneos ávidos de peligro...

―...venga, después de cenar en la ventana del callejón...vamos a entrar en la casa de doña Reme...

   El último viernes de mayo, el Fede vino a buscarme con la fresca...el calor había dejado de dar palos de ciego para torturarnos con el suplicio de su bochorno desde bien temprano...estaba solo...mi madre no había vuelto aún, el Pecas estaría a punto de caer y Liberto y el Cholo se reunirían con nosotros en la plaza a las once...

―...ya tengo la información que me pediste...
―...un poco justa...se casan el domingo...
―...bueno...si no te interesa...
―...no es eso, es qué mi madre está empeñada y yo...no creo que pueda hacer nada...
―...y ni lo intentes...menuda pieza el maromo...tiene tierras por toda la provincia, millones de pesetas en el banco y poder...mucho poder...
―...¿como te has enterado?...
―...a ti eso no te importa...pero sigue un consejo...resígnate a tener un padre...quien le ha tratado dice que es cruel y déspota y que siempre consigue lo que quiere...no cometas ningún error o estás perdido...
―...¿tiene algún nombre?...
―...el Largo...

   Me sonaba, pero no era capaz de acordarme...el Largo, el Largo...¿donde demonios lo había escuchado?...

―...y hablando de otra cosa...los pájaros os lo pagaré a peseta...
―...qué dices...el verano pasado nos los pagabas a tres...
―...el verano pasado fuisteis buenos...¿quien entró en la casa de doña Reme al dar las doce?, ¿Quién saqueó la librería, rompió los cacharros de la alacena y armó la marimorena con tanto ruido?...
―...venga Fede no me jodas...nosotros no fuimos...
―...ya lo sé...fui yo...pero a quien van a creer los agentes del tricornio, a un chaval honesto y majo como yo o a unos cuantos crios traviesos con ganas de juerga...
―...¿honesto y majo?...hijo de...
―...por cierto, doña Reme se entretenía de una forma muy peculiar en el altillo...que pena,
Caballete, pinturas, brochas: todo destrozado...¡¡que salvajes!!...

   Se lo confesé a los demás cuando notaron que deambulaba como un fantasma...si les sentó mal, no me echaron la culpa por lo barato que le iba a resultar al Fede el asunto de los pájaros, pero yo estaba raro, la desconfianza y el resquemor me alejaron de su compañía y palabras descartadas de mi vocabulario como pavor, pánico, temor se hicieron cargo de mi persona...

―...Sandro, cariño...date prisa...el novio y el cura nos estarán esperando...
―...no se hacerme el nudo de la corbata...¿es necesario que la lleve?...es la primera vez que llevo una, me voy a ahogar...
―...anda no seas tonto...ven aquí...ya que te han dejado ser el padrino debes hacer un esfuerzo...estás tan mayor...

   Solo su risa, nada más que eso...aunque fuese una mentira forzada, aunque fuese un dibujo disfrazado...pero me hubiera bastado para borrar de la memoria de qué me sonaba el Largo...una ceremonia triste, flores marchitas y unas cuantas mesas en la bodega con manteles blancos, vino a granel y platos de migas para los más íntimos...y una duda entre interrogaciones golpeando en mi cabeza, qué diablos hacía allí si ya se había cobrado la deuda de Roque comprando la casa de dona Reme regalada por mil pesetas...

―...¿y tu marido?...no baja...
―...se ha tenido que ir...tenía trabajo pendiente en la ciudad...
―...¿el día después de la boda?...
―...ya ves hijo...los hombres sois así...
―...¿por qué no te has ido con él?, ahora lo suyo es tuyo...¿no?...pues deberías enterarte mejor de lo que tiene...
―...y quien te ha dicho que no estoy enterada...entre nosotros no hay secretos...

   Terminaba julio sin viento, sin lluvia y empezaba agosto con las temperaturas haciendo estallar de canícula los termómetros...mi padrastro aún no había regresado al hogar dulce hogar...se retrasaba en solucionar las cuestiones que parecían tenerle muy ocupado...los paramos secos del horizonte contrastaban con el verde intenso de la espesura del valle...

―...¿ya te vas Sandro?...es pronto...
―...no me encuentro muy bien...
―...eso es que barruntas algo...
―...puede...a lo mejor hay tormenta...
―...pues más pájaros muertos...no hay mal que por bien no venga...
―...mañana nos vemos...
―...anda descansa que este calor te cuece la cordura...tienes ojeras de melancólico...

   El Pecas creció conmigo, se sabía al dedillo mis estados de ánimo, el qué provocaba mis arrebatos, los motivos de mi congoja, espantaba de un manotazo como a las moscas la angustia y sus causas cuando rondaban mi espíritu...aprendió a flanquear mi corazón débil y respetar mi alma marcada por cicatrices rancias de dolor y amargura y es que comprendía que amara a mi madre por encima de todas las cosas...y que quisiera protegerla hasta del daño gratuito y ajeno, soportado por mi infancia, mientras ella luchaba por mantenernos vivos, prostituta y desnuda contra insultos, palizas y babas...

―...yo ya he cumplido mi parte...falta la tuya...

   La voz del Fede sobresalto mi malestar, me puse en guardia escondiéndome entre los arbustos que cercaban el porche donde también estaba mi madre...

―...este no es sitio para hablar de esto Fede...vayamos dentro...
―...por qué no podemos estar aquí...se está bien...¿te asusta algo?...
―...de acuerdo...el Largo se ha ido...no me dijo adonde, ni cuando volvería...tampoco me ha dejado mucho…
―...ese no era el plan...
―...no he podido retenerle...
―...vaya, o sea que le busco, le localizo, le engatuso, te le sirvo en bandeja de plata y...
―...verás...lo siento...hicimos el amor...
―...Maggie Platino...la ramera más cara, un cuerpo de lujo al alcance de unos pocos...no me aposté con él que te follara, me aposté que no tenía valor a casarse contigo y organicé lo de Roque y doña Reme, insistí para que viniera al pueblo ofreciéndole una ganga, hasta que se cruzó contigo y lo vi tan claro...esa venganza como una obsesión tuya, mía...y me dices que hicisteis el amor...
―...fui una incauta metiéndote en esto...él mató al único hombre que he amado...pero hace tanto de aquello...cuando le tuve frente a mi, sólo sentí desprecio...
―...pero te metiste en la cama con él, y...
―...eso a ti ya no te incumbe...te daré tu parte...pero ahora déjame tranquila…
―...que te deje tranquila...si el ganaba la apuesta ¿sabes lo que yo perdía?...
―...me lo imagino, no me ha decepcionado, es listo…haz lo que tengas que hacer…
―...rebanarte el cuello, como el Largo mató al padre de tu hijo...me lo contó en un momento de nostalgia...una partida, el vicio, un as en la manga...jugadores empedernidos, perdedores vencidos...

   El Fede sacó su navaja y se acercó a mi madre...ella se mantuvo serena y expectante al envite...yo me oriné en los pantalones...

―...no te voy a matar...el Largo ya nunca sabrá si soy hombre de honor...en realidad he ganado otra apuesta mejor con el cabo de la guardia civil...le tenían unas ganas...fraude, estafa, corrupción...vaya, vaya...yo no saldré jamás de este agujero, pero tu tampoco...
―...eres un cerdo, un mal nacido...don Anselmo debería haber obligado a abortar a tu madre por su salud...al menos ella seguiría siendo un ángel entre nosotros y no hubiera parido un monstruo que la reventó…

   Invadido por un súbito y feroz ataque de violencia, el Fede, lleno de arrojo se lanzo a por mi madre, excitado por la resistencia de ella, un deseo evidente con sorna y burla, dio lugar a un forcejeo, una lucha sin cuartel que culminó en una agresión implacable hasta mi torpe presencia…

―...¡¡déjala!!...
―...Sandro hijo, vete de aquí...
―...obedece a tu madre...lárgate...
―...te voy a denunciar...todos sabrán de una vez que clase de bestia eres...ya estoy harto de tus trapicheos...
―...tiene bemoles el muchacho Maggie...de tal palo tal astilla...sabes que también vino a por información del Largo antes de casarte...te ha salido un tanto intrépido y curioso el niño...por cierto me debes una ..que tal si convences a tu madre para que sea cariñosa conmigo...tengo pruebas falsas, mi especialidad, que te implican en las especulaciones de tu marido...¿quien decide ahora Maggie?...ahh y ni mu...si no os rajo a los dos sin pestañear…

   Hacía tanto calor que me estaba volviendo loco...oía la conversación de mis amigos como una música que me adormilaba...quise intervenir para decirles que estaba muy cansado, pero me dejé llevar por el arrullo de sus siseos y el sigilo de los sonidos del bosque...

―...algún día le saldrá mal la jugada y tendrá que joderse...
―...eso si no le rompen las piernas o le abren la sesera...
―...ojala...a lo mejor después se puede vivir aquí sin tener que estar cavilando a todas horas donde irse...
―...pues yo lo tengo asumido...me iré a la ciudad...Sandro ¿te vendrás conmigo?...

   Una gabardina rubia se movía lenta atajando por el sendero de los sauces hasta dar con el rastro del ramal que desembocaba en la cabaña del Fede...

―...tengo que irme chicos...
―...y ahora que te pasa...ni siquiera me has contestado...
―...lo que tu digas Pecas, lo que tu digas...

   Disimulé la dirección de mis huellas para copiar las de aquella aparición sospechosa... El Cholo, Liberto y el Pecas bajaban la cuesta del corralón aún cabreados...yo me iba preparando para descifrar la clave de un enigma o a lo peor, tomar conciencia de los limites...y de repente...un fogonazo que solo yo percibo...y el Fede debajo del olmo, tambaleándose...

―...bueno Sandro si alguna vez te atreves...estaremos en contacto...
―...claro Pecas...te haré pronto una visita
―...¿tu madre está bien?...
―...regular…no ha superado lo del Largo en la cárcel…un ajuste de cuentas con trazos de suicidio…
―…¿y del incidente?...
―…aun sigue confusa…no quería que yo me metiera en eso…ni siquiera que fuera de testigo, pero tenía que hacerlo…por ella y por mi…
―…¿y la investigación?...
―…le han dado por desaparecido…
 ―...cuídala, se lo merece...tu y yo sabemos que hizo justicia, aunque el bando del alcalde exagerara con lo de hijo predilecto…también les tenía acojonados…
―...oye y lo de Liberto fue niño o niña...y el Cholo te ha escrito...nos veremos ¿no?...
―...Adiós Sandro que te vaya bien con el calor y los pájaros...

   El autobús de línea enfiló la paralela hacía la nacional...aún no había amanecido, el otoño estaba en ascuas ese 30 de septiembre del 73…no les perdonaría dejarme solo enfrentándome al rencor putrefacto de mi madre, al odio anidado en las vísceras de mis sueños de futuro, a los recuerdos intactos, eternos de aquellos veranos sepultados bajo tierra como el esqueleto en polvo del Fede en un guardamuebles cerrado a cal y canto, herencia de mi padrastro, el Largo...me dirigí hacía la chabola que había sido del Fede, los cazadores me habían hecho unos pedidos...cuando salí era completamente de día...hacía mucho calor, tanto que...



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