martes, 31 de julio de 2012

Esquinas y rincones


   …La cama es el infierno, la cárcel de mi condena, el espacio donde se pudre el tiempo, el que ya no tengo, el que me falta…el lugar donde reposan los guerreros salvajes de una enfermedad que me consume entre la quietud de mi cuerpo y la agonía de mi mente, el zulo oculto de mi memoria viva, el sitio de mis últimos recuerdos, y es que desde hace más de dos años no tengo otros que los atados a este colchón, envueltos en el sudario de las sabanas del luto predestinado, anunciado un día en la consulta fría y hermética de un médico de hospital, sin un gesto más humano que las mismas palabras, pronunciadas con la entonación precisa y justa para asimilar sólo efímeramente el suplicio y la tortura que me esperaban…y ya no hubo nada, acaso el miedo a la lucha inútil contra un enemigo terrible y poderoso, y en la desesperación de la duda, abandonarse en los brazos dulces del sueño una salida, una manera de afrontar el final, dejándose llevar en volandas con los ojos cerrados, para no llorar el único horizonte posible encerrado entre estos muros oscuros que sólo de cuatro a seis se abren a la intima mirada de mi animo…
entonces me llevan al sofá, un paraíso de color, la luz invade sin rencores ni reproches el ya guión corto de mi vida, dos horas para disfrutar de todo y de todos, y coqueta me dejo hacer, y me visten con vestidos y trajes de paseo, y me peinan los cuatro pelos que han sobrevivido a la química y me maquillan con la esperanza que me reconozca en un espejo…pero sólo acierto a sonreír sin ganas y como una boba sigo el juego absurdo de hacerles creer que no me doy cuenta que soy una caricatura gastada, un garabato imposible, la estampa de un esqueleto que amenaza con su vacío el alma de la casa…pero a fuerza de sentimiento he aprendido a leer la debilidad de su corazón en la decepción de sus caras, y venzo y derroto a la victima egoísta una tarde más, y queriendo disimulo la procesión de tristeza que me rompe por dentro y deseando rozo el ridículo con gesto tierno y  mimoso para convencerles y convencerme del regalo del momento, y  ansío volver a ser yo misma entregándome en cada carcajada, en cada historia mil veces repetida, en cada silencio tan necesario como ignorado…en la cama, estirada y redicha,  la dieta apática de medicinas exigida, convierte por obligación la estancia en un santuario de ritos razonables, viste la sorpresa intuitiva de puro y duro conocimiento, disfraza de falsa realidad la magia ilusa de lo único que me queda, imaginar mi fuga para seguir viviendo…en el sofá, tan travieso, tan ingenuo, siempre a mi alcance la fiesta, el banquete de néctar y ambrosía que ayuda a digerir los ratos perdidos entre la incertidumbre del devenir, y las lágrimas secas del llanto sabio en olvido, que a su pesar presiente en mi impotencia mojada de daño, la inevitable guadaña burlona de la muerte…

1 comentario:

  1. Espacio como marco narrativo (un mismo personaje en dos espacios distintos)

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