domingo, 2 de septiembre de 2012

Parábola


 “…huía de una promesa incumplida, del error de confiar demasiado, de la equivocación de creer vivir en un sueño eterno, fue cuando la manzana perversa cayó herida a sus pies y entonces, en ese mismo momento que sintió el pudor erizando su piel desnuda, y la vergüenza enredándose en la carne de su alma, Eva, tuvo que correr…”
—…no es así, mamá…
—…Ah no…¿y como es?...
   La niña se incorporó en la cama observando a su madre con ojos traviesos,  adornó su expresión con la más picara de las sonrisas y le robó de las manos el libro que la mujer ni siquiera había abierto…
—…bueno, pues cuéntame tú como es la historia…si no te crees la mía…
—…no es eso mamá, es qué don Valentin nos pregunta las cosas que nos explica y yo siempre le contesto con tus cuentos…

—…¿y?...
—…me regaña y me dice que sí no aprendo bien el catecismo, no podré hacer la comunión…
—…pues nada, ya no me pidas más que te explique lo que no entiendes…que lo haga él…
—…es que a mi, me gustas más tú mamá…pero también me gusta mucho ese vestido tan bonito y las flores en el pelo, y caminar hacía la iglesia con mis amigas, los mayores alrededor, y nosotras como princesas importantes…
—…de acuerdo…haremos una cosa…tú estudias el libro, y yo escribiré en un cuaderno lo que quieras saber y cuando lo necesites, podrás leerlo…¿te parece bien?...


   …Todo lo que mi madre hacía me parecía bien…pero esa noche, yo quise que ella permaneciera allí, a mi lado…dejando que me abrazaran sus ganas, aferrándome a su alegría como a la tabla de un naufrago, cerrar los ojos y sentir como me salpicaban sus palabras empapadas en quimera, quise el verbo de su ilusión y sin embargo, no se lo supliqué entre bromas y caricias como otras veces, y me perdí en un gesto imposible y en el más difícil todavía de su silencio…por que se levantó despacio y se fue lentamente, escurriéndose entre las sombras de una luz apagada y la luna llena, gris plata…
  Y es que…nunca supe que mi madre estaba enferma, que no habría mañana siguiente, ni aventuras esperando en la cocina, ni leyendas invisibles debajo de las sabanas…que su vida como la mía se quedó a medias… y que unas cuartillas en blanco perdurarían quietas para siempre, huérfanas de letras y tinta, esperando en el fondo de un cajón mudo que alguien las rescatase y diese sentido a su existencia…
   …Y ahora estoy aquí entre polvo y telarañas, sudando la fiebre nostálgica de haber regresado al origen, al principio…a la casa y la ciudad que compartí con ella, un tiempo efímero tal vez, pero suficiente para echarla de menos y, en este mismo instante, cuando más falta me hace su presencia, evocar su recuerdo, quizás con  detalles sin importancia aparente, que rozan mi memoria sin pretender daño y que leves y fugaces temen desaparecer evaporados en lágrimas, obligándome a encarar con expectativa triste mi encuentro con su fantasma, que habita permanente el vacío entre paredes, tanto las de mi corazón como las de este, hoy, mi refugio…y me dejó arrullar por el susurro de sus pasos persiguiéndome hasta la habitación de antaño, hogar y escenario de otras épocas felices, y me abandono en el colchón, intacto en su ternura, arraigado al desorden y la suciedad, que me provoca con la imagen de mi madre acunando mi niñez…pero esta vez soy yo quien le dice, quien le habla…si era así mamá, si era así…

“…huía de una promesa cumplida, del error de no confiar demasiado, de la equivocación de creer morir en un sueño eterno, fue cuando la manzana disfrazada cayó ilesa a sus pies y entonces, en ese mismo momento que sintió el miedo erizando su piel desnuda, y el peligro enredándose en la carne de su alma, Eva, tuvo que correr…correr sin parar, sin mirar atrás, oyendo a sus espaldas el sibilino avance de la serpiente, que amenazaba su rastro, implacable en su empeño, después de haber convertido el Árbol de la Naturaleza, su lugar preferido, en un matojo estéril y putrefacto de raíces negras, expandiéndose tétricas por lo que antes eran tierras de matiz y color, sanas y fértiles…
…Eva no tenía tiempo de buscar en su mente la explicación a lo ocurrido, el como había llegado a esa situación de duda, casi sin darse cuenta, era un misterio que tendría que descubrir, pero inmediatamente no, no le hacía falta para concentrarse en la urgencia real, que sus piernas fueran alas …y encontrar un sitio donde esconderse en ese Paraíso que ella conocía tan bien…por eso primero se dirigió a los bosques de la Sabiduría, en sus claros de luz, las hadas del Pensamiento acostumbraban a ensayar sus cantos de calma y reflexión, regalando horas a quien necesitase una pausa entre pasado y presente…así empezó la lucidez de su ingenio, entre el coro balsámico de voces inteligentes y expertas y el intuitivo consejo de la Decisión… por que apenas un segundo después de la sagaz ayuda de la Perspicacia y su brújula, Eva escapaba hacía los lagos de la Identidad, esquivando al mal reflejado y dispuesto con manera y forma de mil espejos, que acechaba el sendero con la baba venenosa de la confusión y la locura, y según se perdía el sonido de los acordes sensatos en clave de sol, bajo la educada batuta del sentido común, Eva fue más ciega y sorda que nunca…al llegar a las orillas sin playa de los charcos gemelos, tendría que dibujar la verdad de su persona y esperar sin desesperar, ya se encargaría el reptil impaciente de la soberbia, que el agua transparente se bebiera su nombre, y al escuchar su eco en las lejanas montañas de la Soledad, viajar a lomos de ser ella misma para descansar en las cuevas ocultas de la Conciencia…primera etapa del castigo divino…
Ignorante e ingenua, en su ansía por llegar, desafió trampas, recelos y burlas, durante tres jornadas infinitas embarcó en el coraje de reconocerse mujer, cabalgó en el afán indomable de saberse humana, trepó por laderas y piedras de adjetivos usurpados a su autoestima, se sumergió en agujeros y grutas para cerrar y sellar sus grietas…como bandera, la culpa, de un pecado tan resentido como callado…”¿por qué a quien debo mi obediencia?”...preguntas sin respuesta rasgaban su cuerpo cubierto de recato y hojas, cuando una lluvia de melancolía sorprendió sus huellas en el último esfuerzo...y en alto grito a los cielos…”¿Dónde estás Adán, rey de los hombres?”...descalza de remordimiento llegó a la cima, olfateando el hedor del diablo, ya sin mascara de culebra, dispuesta a enfrentarse a su mueca de tentación, a sus artimañas de amante perfecto…pero él no estaba, sólo Dios…con su espada cruel de fuego y furia exigiendo venganza…Eva, agotada en su fe y resignada al significado de su penitencia, pasó de largo ante el pedestal de oro y rencor, sin ver la cara de su condena, ni escuchar la maldición de su destino, atravesó el muro de la Indiferencia y abandonó su privilegio de hueso de barro en la roca de Nadie, balcón del abismo desde donde osada y valiente, se dejó caer...
   Despertó al otro lado del universo de la imaginación y la fantasía, apenas si recordaba alguna que otra frase suelta de su expulsión del edén, o quizás simplemente fuga repentina y feroz,  en su mente se agolpaban las sentencias de su tortura que volcaron pena sobre su animo, pero curiosamente en el inicio tolerante de un suspiro sin prisas, argumentó el que sería su nuevo mundo, otras circunstancias, y ese vuelco en el estomago como reclamo de sentimiento…un algo diferente en su latir, una razón por la que luchar y seguir adelante…
Eva relató su hazaña, la odisea de una rebeldía que aún persiste generación tras generación, con la marca de ceniza al nacer heredada en su ausencia…”pariendo con dolor”, y “ganando el pan con el sudor de la frente”… Eva ya no era un invento, un yugo represivo e inhibidor, la responsable inocente de un futuro de caos y desastre…Eva ya era libre…”

 …Tardo en coger el teléfono que protesta como un cascarrabias, debo haberme quedado dormida y me cuesta reaccionar…
Me precipito sobre su ruido y contesto…
—…Buenas tardes…llamo de la inmobiliaria…verá tenemos un posible comprador de la vivienda y quería saber si podemos concertar una visita…está muy interesado…
—…si..bueno…es qué…
—…ha sido muy difícil en estos meses conseguir que alguien…
—…no voy a vender…
—…pero…
—…es extraño, lo sé…después de haber insistido con cualquier oferta…pero…acabo de trasladarme y me voy a quedar…
—…de acuerdo…como desee, supongo que…¿puedo preguntarle, si no resulto muy indiscreta?...
 —…¿si?…dígame…
…es tan dulce y agradable que enseguida me hago cómplice de su atención, no me sobra  un poco de calor y cariño…llevo semanas vagando por los limites de mi propia compasión, disimulando un victimismo que desprecia mi entendimiento…no hago ascos al desahogo con un proyecto de cierta intimidad, aunque sea en crudo y temblando nerviosa…
—…volver…después de aquel calvario no tenía adonde ir y esta opción es tan buena como cualquiera para partir de cero…tengo que olvidar y pasar página al sufrir por sufrir…y con el embarazo…es una niña…se llamará Eva, como yo, como su abuela…
…Mi monologo continua, la paciente desconocida aguanta el equilibrio con monosílabos esperanzadores, y me agarro a la oportunidad brindada, hasta que un tímido y casi desapercibido “hasta luego”, sirve de ligera despedida…entonces, el inconfundible lamento de la línea telefónica al cortarse me hace reír...


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