domingo, 16 de diciembre de 2012

Versión punto tres de un suicidio


Carta al silencio (Monólogo de un suicida arrepentido)

   ...Ya sabes que hace unas horas yo debería estar muerto, pero estás aquí, aunque como siempre callado, quieto...y aún vuelves a extenderme tus brazos sin hilos para acunar otra vez, el lamento aniñado de mi soledad; permaneciendo como último refugio del eco cretino de mi voz, rebelándote compañero inseparable que inventa en mi alma rincones soñados, surgidos de tantas sombras, e intuyes sutil, que mis lágrimas más secas, no llorarán río herido si acaso no convierto deprisa en palabra, el ruido cansado de un suspiro...
   Pero ya ves como de repente, en el efímero vuelo de un instante, la vida toma distinta forma ante el espejo de mis ojos, y su imagen escasa, vacía, lucha incansable por buscar un reflejo que le permita un día más seguir existiendo...

   ...Y créeme si te digo, que desde el primer momento supe que ella tenía un amante...era ese pliegue diferente en su sonrisa, un gesto desordenado que al mirar, sin darse cuenta, salía huyendo, la leve caricia que dejaba lava fría donde antes hubo hielo ardiente.
   Y mientras compartías, cómplice el tiempo y el espacio de mi destino, ella respiraba ajena a mis dudas, a mis indecisiones, perseguía las huellas de una quimera tan falsa, como ella ciega...y dejé que pasaran las mañanas inútiles, las noches ahuecándose de pena pura, las ganas de vivir se perfilaban entre fugaces y eternas, y el amor a pleno pulmón, que late y rompe la extraña rabia que iba creciendo, poco a poco, en lo más lejano y desconocido de mi calma...
   Pero ahora dime amigo, no me dejes a medias en pensamiento de nadie, dime aunque sea con el susurro mentiroso del viento, que han sido sus pasos los que llegaron, su nombre el que ha escapado etéreo de mi boca, sus manos la que quizás me rocen...y por favor no me juzgues si la desesperación por su ausencia, me hace valiente y cobarde, cuando me atraviesa el doble filo de la espera...

Metáfora del espejo

   El espejo sigue empañado, como los azulejos de otoño y como la mampara de la bañera, que permanece en pie, aunque hace tiempo sólo es un adorno sin gracia y roto. El vaho convierte el hueco cuadrado en una nube de trazos indefinidos, ocultando entres sus grasas de algodón los vestigios materiales, que hace unas horas relucían limpios y discretos a los ojos de Mateo...
   Le gustaba aquel cuarto, se hacía íntimo y suyo cada vez que necesitaba que su pensamiento no huyera, como precisamente esa noche que harto de dar vueltas, abrió la ventana y vio volar sus ideas hacía un cielo vacío de luna, que se vestía despacio con el silencio transparente de la madrugada...
   Así fue gastando insomnio y minutos, hasta que descifró el sueño de un nombre, Clara, cosido al brillo aterciopelado de la última estrella; entonces sin dudar, se había encerrado en su sitio preferido, y sumergiéndose de lleno en el ruido incansable de grifos abiertos, dejó embriagar por el rezume húmedo de la espera...
   Y en la indecisión de soportar más aquel castigo, no le importó dibujar otra vez, entre la niebla ya pegajosa, los objetos que de ella convertían cada gota de agua en clavo y martillo, de obras por su memoria...y saboreó uno a uno los perfumes inolvidables, intuyó la primera sospecha, ordenó los cremosos tarros que contenían mil y un secretos de colores, descubrió el misterio de tanta ausencia, y definió otras cosas y más celos, que sin tiempo ni espacio, hacían imposible el truco del recuerdo...
   ...Mientras al otro lado de la puerta, más que mojada, le pareció escuchar lo que quiso fuera el grito de unas llaves, y deseó el gesto impreciso de unos pasos mudos que regresan, y entonces, llamándola a ciegas, dudó solo un instante, si naufragar en medio de tanto oleaje, con el rictus amortajado de una sonrisa sin vida, o con la herida abierta que sangra lágrimas muertas, pero llora eterna...


Mañana, quizás otro sueño...

   Qué me llame Clara no me autoriza una vida sin mentiras, que me guste mi nombre no me obliga a fingir transparencia, donde de por sí haya errores, que sea una palabra con significado nato, no implica que al margen de mis actos, derroche sinceridad y poesía...
   Es por eso que he vuelto, aunque la verdad, nunca me fui del todo...él sólo dejó de percibir mi presencia, reconozco que algo vacía desde aquel momento, que soñé despierta el más nómada de mis deseos en la engañosa frase de una cartel: “Regálese unas vacaciones”...y de repente fue, que día a día, el monótono amanecer de sus brazos alrededor de mi piel aún mojada de noche, agotó el latir ya cansado, de la patética inercia de su pasión, cien caricias sin vida, veinte besos de cartón piedra, y toda la ilusión que sin querer, vierte en su propia hipocresía...
   Quizás creyó, que en la frustración agónica del mismo ansia por hacerle feliz, y el encuentro con una nueva realidad, que me situaba al otro lado del mundo, no eran más que inútiles simulacros, obstaculizando su afán por encontrar en un amante lo qué él se volvía loco por entender...pero como explicarle, más allá del cariño y el respeto, parásitos en la costumbre, que nadie tuvo la culpa de mi huida. Fue en el arrebato de luces de colores, cuando creí necesario el engaño, que todo ha resultado un viaje a ninguna parte, sin esquirlas en el alma, sin equipaje, ni en la espalda, ni en las manos...
   Y abro la puerta despacio, y en mis suelas el miedo al reencuentro con una posible emoción acaso perdida, y es apenas que oigo susurrar mi nombre, el sonido de mis gestos se vuelve escaso, entonces mis dedos se tienden sumisos a otro sueño, esta vez el de su ser...y salimos juntos del cuarto de baño...


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