Se
convenció a si misma que debería abrir los ojos aún siendo consciente que no
eran los suyos, y que probablemente no reconocería nada de lo que encontrase
alrededor...pero antes de decidirse si enfrentarse o no, a tampoco sabía muy
bien qué, intentó recordar...recordar algo, aunque fuese un nombre, un lugar,
el color de su pelo, entonces abrió otros ojos al mismo tiempo que otras
lágrimas mojaron otra piel...
...El reloj confundido, el aburrimiento
entrando claro por la ventana, la soledad que enreda y peina la calma...bultos
en el suelo, zapatos descalzos, el sombrero de frente bien colocado, en sus
manos un libro abierto escurriéndose, como su pasado...
Una
cita que tarda, leer y releer las mismas palabras, la cama sin deshacer, ella
sentada encorvada y lánguida...el teléfono mudo, escondido como su alma, el
sillón vacío tapizado de espera, su propia desnudez en cueros y seda...las uñas
pintadas que no dejan marca, que no dejan huella en las páginas sin letras de
su vida...mirada triste un tanto extraña, a veces parece dibujar una sonrisa
endeudada, gesto imposible que necesita tal vez una caricia...Madera oscura,
pared tibia que amarillea un horizonte, inadvertido y lejano a su presencia...conciencia
usada, un tren en el ayer, una estación sin nadie en el andén...una calle
larga, un hotel con nombre de mujer, promesas de amor que la noche
emborracha...Otra ciudad y ella cansada, cansada de seguir sus pasos, de
herirse su piel con interminables retrasos, de ser sin querer como aquella
habitación, pérdida y olvidada, para todos, para él...
Ella no era aquel retrato que permanecía
inmóvil en el espejo de otro recuerdo...una sombra sin forma recorrió su mente
y se miró a si misma gesticulando desesperación
e impotencia, con otros gestos y oyéndose hablar en alto con la voz de
otra que también fue niña...
...A veces, sólo a veces veo al diablo, es
cuando aprieto los parpados muy fuerte, y esas dos luces rojas me embrujan para
que las siga...y que puedo hacer si ni mis piernas, ni mis brazos responden,
si no dejarme llevar...y de repente vuelo sin alas, el suelo se convierte en
una gigantesca alfombra mágica, y me muevo entre el espacio y el tiempo de otra
dimensión...Lo sé por que él me lo ha dicho, bueno, y por que todo es
diferente, por ejemplo el aire, es de colores y sabores como los algodones de
azúcar de las ferias, y cuando respiras ya no necesitas comer, y cuando tienes
sed, basta imaginar la lluvia...
Pero a mi lo que más me gusta son los
bosques de sueños, nunca se acaban en el infinito, y siempre se cumplen o eso
al menos pone traducido en mil idiomas en los carteles que anuncian la
proximidad de ellos...”Atención, faltan dos sonrisas para que sus sueños se
cumplan...”, luego sonríes y unos inmensos árboles danzarines salen a tu
encuentro...la primera vez tuve miedo y cuando me dijeron que cerrara los ojos,
lo hice a medias...el bosque como mi razón, desapareció...
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