martes, 25 de diciembre de 2012

Locura


   Se convenció a si misma que debería abrir los ojos aún siendo consciente que no eran los suyos, y que probablemente no reconocería nada de lo que encontrase alrededor...pero antes de decidirse si enfrentarse o no, a tampoco sabía muy bien qué, intentó recordar...recordar algo, aunque fuese un nombre, un lugar, el color de su pelo, entonces abrió otros ojos al mismo tiempo que otras lágrimas mojaron otra piel...
   ...El reloj confundido, el aburrimiento entrando claro por la ventana, la soledad que enreda y peina la calma...bultos en el suelo, zapatos descalzos, el sombrero de frente bien colocado, en sus manos un libro abierto escurriéndose, como su pasado...
Una cita que tarda, leer y releer las mismas palabras, la cama sin deshacer, ella sentada encorvada y lánguida...el teléfono mudo, escondido como su alma, el sillón vacío tapizado de espera, su propia desnudez en cueros y seda...las uñas pintadas que no dejan marca, que no dejan huella en las páginas sin letras de su vida...mirada triste un tanto extraña, a veces parece dibujar una sonrisa endeudada, gesto imposible que necesita tal vez una caricia...Madera oscura, pared tibia que amarillea un horizonte, inadvertido y lejano a su presencia...conciencia usada, un tren en el ayer, una estación sin nadie en el andén...una calle larga, un hotel con nombre de mujer, promesas de amor que la noche emborracha...Otra ciudad y ella cansada, cansada de seguir sus pasos, de herirse su piel con interminables retrasos, de ser sin querer como aquella habitación, pérdida y olvidada, para todos, para él...
   Ella no era aquel retrato que permanecía inmóvil en el espejo de otro recuerdo...una sombra sin forma recorrió su mente y se miró a si misma gesticulando desesperación  e impotencia, con otros gestos y oyéndose hablar en alto con la voz de otra que también fue niña...
   ...A veces, sólo a veces veo al diablo, es cuando aprieto los parpados muy fuerte, y esas dos luces rojas me embrujan para que las siga...y que puedo hacer si ni mis piernas, ni mis brazos responden, si no dejarme llevar...y de repente vuelo sin alas, el suelo se convierte en una gigantesca alfombra mágica, y me muevo entre el espacio y el tiempo de otra dimensión...Lo sé por que él me lo ha dicho, bueno, y por que todo es diferente, por ejemplo el aire, es de colores y sabores como los algodones de azúcar de las ferias, y cuando respiras ya no necesitas comer, y cuando tienes sed, basta imaginar la lluvia...
   Pero a mi lo que más me gusta son los bosques de sueños, nunca se acaban en el infinito, y siempre se cumplen o eso al menos pone traducido en mil idiomas en los carteles que anuncian la proximidad de ellos...”Atención, faltan dos sonrisas para que sus sueños se cumplan...”, luego sonríes y unos inmensos árboles danzarines salen a tu encuentro...la primera vez tuve miedo y cuando me dijeron que cerrara los ojos, lo hice a medias...el bosque como mi razón, desapareció...

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