sábado, 8 de diciembre de 2012

Fe, credo y convicción


   Seguramente por que mi tía Aurora era monja, mis padres decidieron de mutuo acuerdo llevarme a un colegio público...en aquellos tiempos esto era una novedad, la educación solo se comprendía en base a la religión y lo más normal eran los profesores con sotana y hábito.
   El caso es que cuando tía Aurora venía de visita, me fascinaba todo lo que le envolvía, el misterio de sus vestidos negros, la expresión ausente de sus ojos y las historias secretas que algunas noches nos contaba a mi hermana y a mi...Esa fascinación, con el tiempo, se fue convirtiendo en devoción por su presencia, y en ávida curiosidad por su mundo, un mundo desconocido por la mayoría...bueno casi...a mis padres les gustaba convencernos de la inutilidad de ese estamento de la sociedad, y su negativa influencia en nuestras libertades, así como, insistían, la desfiguración a su imagen y semejanza de una realidad, que en el día a día era muy distinta en la práctica, a las que según ellos, la Iglesia, pregonaba con sus teorías...

   Crecí para dar un disgusto a mis padres con el sueño de cumplir los dieciocho en el convento de “San Afrodisio”, donde mi tía se presentaba ese año a las elecciones de madre superiora, aunque la verdad, como supe una vez dentro, era candidata a sor Pasión, la máxima autoridad no tanto por derechos adquiridos durante años de oraciones y sacrificios austeros, si no de otras dotes innatas, y otras devotas sugerencias e insinuaciones...
   Tras las puertas gigantescas de madera podrida, el edificio escondido era luminoso, y rompía con su estética altiva y blanca un monótono paisaje sin otro horizonte que el cielo gris...
   Me recibió sor Cándida, que según contaban, llevaba toda la vida entregada al noble arte de recibir a las primerizas, e instruirlas, en lo que sería el minuto a minuto de cada una mientras estuviésemos allí...Así pues, decidida e ilusionada, dejé mis pocas pertenencias a sor Estrecha y recogí con los brazos abiertos lo que iba a ser mi futuro: una lista de artículos elementales y géneros varios de un sex-shop, o lo que es lo mismo, un consolador de látex negro, unas bolas chinas y por supuesto una cinta de video donde se detallaban minuciosamente las posturas del Kama-Sutra...
   Sor Ardiente me explicó más tarde, ya en mi celda, los méritos adquiridos por mi tía en los veinte años que “San Afrodisio” había sido su hogar, y me acosté aquella primera víspera entusiasmada, repasando mentalmente el horario establecido para aprendérmelo de memoria:
   A las 7, la música de “J’aitame” envolverá el ambiente en un dulce despertar, y en volandas de las estatuas desnudas que vigilan nuestros pasos, acudiremos a la capilla donde la imagen de “Madonna” nos bendecirá con los pezones de punta...
   A las 8, desayunaremos, mientras sor Lasciva nos lee en alto las diferentes historias de “La Sonrisa Vertical”...
   A las 9 y hasta la hora de un frugal almuerzo, por eso del espíritu, practicaremos en la cocina las recetas que Laura Esquivel enseñó en “Como agua para chocolate”, comeremos mientras se proyecta un curso de aerobic de Jane Fonda o Cindy Crawford, por eso de estar en forma, y a la hora de la siesta, siempre voluntariamente, se podrá optar por cine porno o biblioteca erótica en audiovisuales, por eso del cuerpo y alma...
   Las cinco es la mejor hora para la Teórica del Placer, impartidas estas clases por sor Deseo y sor Orgasmo, dos jornadas a elegir en la semana, habrá práctica con el padre Mango...
   A las ocho, con el atardecer, llega el ocio...sesenta minutos libres que podremos utilizar como queramos, incluida la fomentación de la relaciones con el resto de las compañeras. Los viernes se animará a la visita al convento de los frailes de enfrente.
   Y claro está, después de la necesaria reflexión y el conveniente aseo, a las diez la cena, donde se saborearán los platos especiales preparados por la mañana con la intención de comprobar su eficacia...después a partir de las once y media, hora de recogimiento y clases intimas de onanismo masturbatorio y fantasía sexual...
   Los domingos se recompensarán las mejores notas con una hora de bicicleta sin sillín...
   Y me dormí, repitiendo entre suspiros y dientes...tía, tía, tía.

2 comentarios:

  1. Seguramente si las rutinas de un convento fueran ésas serían muy divertidas al principio, pero luego cansarían tanto como las otras, todo pierde encanto si se hace por obligación... Ahora, menuda imaginación la tuya, ja ja ja esas lecturas de la sonrisa vertical, monjas leyendo en voz alta las edades de Lulú..tía, tía, tía.

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  2. Querido amarilloinfinito, vas a arder en los infiernos... jajaja tal y como se están poniendo las cosas, a este texto te lo van a tijerear seguro. Besazos. :-)

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