domingo, 3 de marzo de 2013

Chueca


        Supuesto: a) Contar un suceso, hecho o acontecimiento con tres narradores
                        diferentes
                        B) Ante un mismo hecho, las dos versiones diferentes de los
                        implicados

          


              

ÉL
     …A él, heterosexual convencido, tolerante y progre, le encantaba Chueca…no sabría explicar muy bien que era lo que exactamente tanto le atraía, si perderse por sus calles llenas de sorpresas con forma humana, las tiendas donde regocijarse con la moda más vanguardista o los locales de copas…si, los famosos garitos de ambiente, de los cuales se había convertido en un inesperado y encomiable experto…
     Haber nacido en el barrio de Salamanca, llevar colgado el san Benito de pijo y ser en verdad un niño de papá, no le impedía presumir entre su círculo de amigos engominados de conocer perfectamente el barrio gay por excelencia, y sus secretos…

     Sabía y no le importaba que a sus espaldas alguno hiciera el típico comentario homofobo, sopesando, a la hora de la verdad cuando estaba con ellos, era más gratificante descubrir en sus gestos remilgados un cierto aire receloso, sólo  entendible desde los prejuicios y la soberbia de su posición…pero para él todo eso era un juego del que salía vencedor indiscutible, poner las cartas sobre la mesa no era para reprimidos e hipócritas de doble vida…y de estos había multitud a su alrededor, la llamada gente de bien llevaba siglos perfeccionando el arte de la apariencia y el disimulo…más de una vez se había encontrado a alguno de estos respetables sin toalla en una sauna, o de rodillas en un cuarto oscuro…y eso que al principio le costó más que trabajo aceptar la invitación del nuevo abogado contratado en el bufete de su padre…el periodo de prueba del novato, fue supervisado por él mismo, compartiendo un caso financiero tan complejo como irrelevante y largas jornadas laborales que despertaron poco a poco con el roce obligatorio, en su instinto ya curioso de por sí, un afán renovado de abrirse a otras cosas…
     Por eso cuando su desinhibido compañero de despacho durante treinta días, le propuso por millonésima vez tomar algo aquel viernes, para celebrar por fin la firma del acuerdo que le consideraba parte de la plantilla con pleno derecho, aceptó casi sin darse cuenta, dejándose llevar por la situación y murmurando bajito…¡que tipo más pesado!...
     Él nunca había tenido referencias homosexuales más allá de los tópicos, incluido el tío lejano y bujarrón, de edad incalculable, que viste como un pincel conservado en formol, y qué, que casualidad nadie en la familia se explica como sigue soltero… bueno, los chistes de mariquitas y de mal gusto, y por supuesto, las vecinas del quinto, que se hacían pasar por hermanas cuando en realidad todo el mundo estaba al tanto, llevaban juntas desde el bachillerato, eso sí, extremadamente discretas, eran respetadas por la comunidad dado que nunca habían dado que hablar y…¡Oye!...con ese porte, quien lo iba a sospechar…
    En su imaginación, Chueca era un conglomerado de esquinas y rincones oscuro y triste, habitado por fantasmas marginales que deambulaban como sombras mendigando vergüenza y aceptación a quien se dejará caer por allí…es cierto que hacía tiempo ya que las noticias sobre la reafirmación del sitio como uno de los mejores de la ciudad en muchos aspectos, rondaba en su intención más intima la idea de darse una vuelta como si nada, a ver que se cocía, y después del famoso desfile del orgullo del pasado julio, con parada internacional y portadas a mansalva, la complicidad con su novia se disparó en estos asuntos, pero lo que calienta el morbo y el verano, congela para siempre una discusión absurda sobre el modelo de mini a elegir y un master de Ciencias Políticas en Estados Unidos por seis meses que le dejaron con el gusanillo y la relación a medias…
   Que casualidad que de la forma más tonta y de la mano de aquel cicerone entendido en la materia, por no reconocer, adonis escrupulosamente perfecto…se levantara por fin el telón de alguna duda y de una leve reticencia al elegir el lugar donde romper el hielo, precisamente el local más popular y famoso de la plaza…superado el corte de las presentaciones y las primeras copas, desde luego, fue una noche para no olvidar…
…si supieran en la oficina, sobre todo el bando femenino, que riega con suspiros los pasos del muchacho, y exclaman a coro, tan masculino, tan hombre, tan viril…como se iba dejando la pluma según pasaban las horas, el alcohol por la garganta y los chulazos de gimnasio con camiseta y paquete ajustados…otro gallo cantaría y quizás volviesen a fijarse en él…pero la cuestión ya no era quien de los dos sería el elegido por miradas profundas, taquicardias nerviosas o pajas mentales…a partir de esa larga madrugada que acabó el lunes con chocolate y resaca con churros…él, homosexual convencido, tolerante y progre, descubrió un universo gigante y desconocido, con la luna disfrazada de flamante travesti, y cada estrella con nombre y apellido tan insólito como libre, en un original cielo bordado de colores, los de la bandera del arco iris, claro está, y matizado en su singular diversidad por un millón de adjetivos de los que siempre dan buen rollo, ufano, divertido, heterogéneo, ecléctico, dispar, distendido…hasta su ego disfrutó con aquel ligue empeñado en que no se afeitara más para parecer un “oso” …unas cuantas visitas después por el sitio, volvería al clásico de los clásicos, el Black and White y experimentaría otras sensaciones en los bares de cuero, látigo y chicos duros…y aunque a veces, era suficiente un café en una terraza a la salida del metro, relajarse buscando determinado libro sin censura, o ir de compras…lo más estupendo era cuando su colega picapleitos le franqueaba las puertas de su casa, un bombón inmobiliario, con balcón al centro del meollo…
   Entonces, aprovechaba, eso sí con cierta envidia aunque fuera de la más sana, para aprender a vivir de otra manera, no era por el buen gusto de la decoración, la pareja o los amigos que compartieran gustos y espacio, ni el vestidor de capricho y lleno de caprichos que sería el sueño de cualquier coqueta…no, era algo raro, distinto, inclasificable…él, aunque egoísta de nacimiento, era consciente de lo fácil que lo había tenido, tanto en lo social como en lo económico, pero a rastras de las oportunidades, a veces las ganas no son suficientes, y se alejan del compromiso cayendo en la trampa vacía de la nimiedad, lo fútil, lo frívolo…por eso nunca agradecerá lo bastante la mezcla inteligente de la provocación pecaminosa de músculos y culos, la música marchosa de los ochenta con sus divas y divos, y los iconos eternos convertidos en héroes del sacrificio, crucificados en la eternidad sintética de las boas chillonas y las lentejuelas, con palabras como honesto, natural o digno… y que seguramente solo le acompañarán en su memoria, también superficial y vana, hasta cuando cambie el viento, el clavel en la solapa o Chueca deje de ser tan “in”…

YO

   …¿como se me ocurrió invitarle?…debía estar tonto, no, tonto no, borracho...la autoestima se me subió a la cabeza y me dio un ataque de estupidez…si no, no lo entiendo…si era el tío más prepotente, panoli y absurdo que había visto en mi vida…me dí cuenta en el mismo momento de la entrevista, viéndole pasear por todo el bufete luciendo palmito, con esa cara de búho insustancial y ese pelo cortado a lametones...dios mío pensé, tiene el mismo peluquero que Rouco y José Mari, y encima me entero es el niño de papa…el hijo de mi futuro jefe, es decir, mi otro jefe, peor por que tuve que pasar un mes enterito bajo su tutela, me pusieron a prueba con un caso ridículo que lo único que exigía era tiempo…ya ves tu, yo que tenía todo el del mundo, por que necesitaba ese trabajo, quería demostrar que tantos años de sacrificio y estudio servían para algo, pero me desanimé nada más llegar a primera hora de la mañana, y encontrarme con su figura vulgar etiquetada en azul pijo, esperándome en el que más adelante sería mi despacho…y supongo que por cumplir, pues me comporté como se esperaba, le seguí la corriente y armándome de paciencia y valor aguanté…vaya que si aguanté, codo con codo, doce horas seguidas riendo sus gracias vanas, contestando a sus preguntas, algunas bastante indiscretas y con muy mala leche, hasta le tuve que hacer creer que sus conversaciones, carentes de inteligencia y rayando la banalidad, eran las más interesantes y originales que había mantenido, por no hablar de las opiniones, las suyas, en la frontera del mírame y no me mojes…todo esto por ejercer de abogado y dejar de ser camarero en el bar de copas de debajo de mi casa, que sea dicho, me había dado para pagar la hipoteca y subsistir, pero como que ya me estaba cansando de tanto buenorro pasado de rosca, polvos huecos de aquí te pillo y aquí te mato y acostarme roto después de desayunar…ya uno va teniendo una edad y las prioridades cambian, por eso y por que no puedo evitar ser educado, hice lo que tenía hacer, agradar, entregarme convencido y morderme la lengua, muchas veces, aunque cuando de verdad debería habérmela mordido se me escapó un…¡venga vamos a celebrarlo a Chueca!...acababa de firmar un contrato con unas condiciones que ni en sueños…y en cierta manera, él, aunque el típico inútil de futuro regalado, jamás me negó su ayuda…así es que agradecido, quise ser el mejor compañero y fui un soplagaitas…por que insistí, las veinte primeras invitaciones no me hizo caso, las otras cincuenta me miro curioso, y la número un millón ni lo dudó, me dijo que sí, a regañadientes por que dijo algo murmurando, pero aceptó…quien me mandaría a mi meterme en camisas de once varas…y sé que le caía bien…bueno, si descontamos el triunfo que me costó decepcionar lo menos posible al sexo femenino, creo que en general, aunque a veces era imposible guardar la pluma, todos aceptaron o disimularon muy bien mi condición sexual que también es verdad nunca oculté…pero ahora estoy aquí comiéndome el coco con lo que tengo encima… y es que después de aquella noche, desde luego para olvidar…no me le quito de encima ni para ir al baño…que si el vermouth los domingos, las juergas de los sábados, una vueltecita por los escaparates de Fuencarral, las terracitas de la plaza, los restaurantes de Hortaleza, y encima le encanta mi piso…pero que hecho yo para merecer esto…vale que tanta publicidad, tanto orgullo y tanto bombo, nos hace estar de moda, y eso en parte está bien…se necesita un enfoque hacia la normalidad y aunque se queda corto, algo es algo, a ver si se consigue quitar por fin el cartel de ghetto y la fama de universo de desfile de carrozas, y que tanta libertad como dicen que se respira aquí sea real no un espejismo…eso si que nos dejen algo de aire para nuestros pulmones, por que sea lo que sea…la música distendida, el morbo de los garitos de ambiente, dos chicas besándose, da igual, los heterosexuales nos han invadido, y este elemento con menos sensibilidad que un juguete de hojalata y ego para llenar diez estadios como el Bernabeu es la clara evidencia, el ejemplo de que tanto interés de repente de él y de los de su especie por conquistar otro territorio y ocuparlo, es fugaz, efímero y pasajero…si hasta me estoy planteando vender mi hogar dulce hogar…envenenado por sus visitas constantes, su buen rollo de pacotilla y esa condescendencia que desprende hacía mi y mis colegas como si fuéramos claveles de solapa de quita y pon para exhibirnos como tema recurrente, la experiencia divertida o la frase más ingeniosa…me lo estoy imaginando…con la novia, por que tiene novia…con mini y master en ciencias políticas, con los padres tan superficiales y repelentes como él, y ahí va, su circulo de amistades, mejor, fajo de billetes falsos, que como fotocopias de cartón y espejo son tan igualitos, tan hipócritas, tan aburridos, los mismos gestos estudiados, la misma colonia cara, los mismos guiños rancios de soberbia y menosprecio, y él, en todas las situaciones, el alma de la fiesta mirándose el ombligo, y preguntando en alto ¿entiendes?...no lo soporto…y encima tengo que fingir cuanto me importa su complicidad y hasta bromear con sus caprichos de, ahora a un local de “osos”, un masajito en la sauna que han abierto nueva, un preservativo de colores, los del arco iris, no te jode…menos mal que aun con despedidas de solteros en la pista de baile, en el café más vanguardista familias entera, con abuelos y biznietos con cochecito incluido, y adolescentes de botellón sin ideas ni compromisos…como dice la loca de mi vecina…cuando encuentren otro caramelo con el envoltorio más llamativo, nos dejarán en paz…a ver si para entonces este ya se ha hartado de diseccionarme, a mi y al barrio entero, le dejamos de hacer gracia y Chueca abandona el misterio de esquinas para chaperos, rincones para los maricones, aunque sea a golpe de carcajada y verso...¡cada oveja con su pareja!... que las cosas vuelvan a su sitio y no me tenga que ir…

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